El martes pasado fue distinto al resto de los días en el Comité Olímpico de Chile. Cerca de las 10 de la mañana, hizo su ingreso un hombre que cruzó la cordillera para hacer historia en el vóleibol femenino. Eduardo Guillaume (50). El ex técnico de la selección mayor femenina de Colombia lidera la nueva era de la rama nacional. Y no se achica: "Quiero quedar en la historia del vóleibol chileno". Por currículum, tiene para sacar pecho. El año pasado logró el subcampeonato sudamericano en la categoría Sub 23 femenina y fue asistente de la selección mayor de Argentina.
Guillaume es consciente del carácter amateur que tiene la disciplina femenina, tal como lo reafirma el presidente de federación, Jorge Pino: "Somos campeones, pero del amateurismo", aseveró el mandamás. Y un ejemplo de ello es el de Catalina Nuñez, jugadora de la Sub 18. Tiene 16 años y tras el entrenamiento aseguró que no dedicará su vida a la disciplina tras salir del colegio. ¿La razón?: "Porque en Chile el vóleibol no es profesional y no puedo vivir de eso". Una situación que se repite y con la que el nuevo coach deberá lidiar. Aún así, tiene esperanzas de que se dará el proceso de profesionalización se dará en Chile. "Si se dio en Argentina o Colombia, por qué acá no?".
De shorts y polera azul, el debutante entrenador se mantuvo por dos horas al borde de la cancha dirigiendo su primera práctica con la Sub 18. Se mostró intenso, apasionado y perfeccionista ante cualquier error de una jugadora. "Las caderas abajo, suba la recepción" o "el brazo más rápido" fueron alguna de las instrucciones que dio. Luego de su primera vez, habló con El Deportivo sobre la realidad nacional del vóleibol femenino, sus objetivos en esta nueva era y habló sin tapujo sobre la gran diferencia de la deportista chilena en comparación con otras de Sudamérica.
¿Quiere quedar en la historia del vóleibol femenino?
Sí, por supuesto.
¿Qué conoce de la disciplina en nuestro país?
Sé que los pasos más difíciles ya se dieron, que era construir una competencia interna y armar selecciones de bases. Ahora es cuestión de tiempo, de mantener y darle consistencia a esos trabajos y, con el tiempo, los resultados van apareciendo. El modelo a prevalecer es el que está realizando Chile, con una competencia interna y universitaria importante. Una liga nacional que, tengo entendido, volverá a ser lo que era antes en cuanto a duración. En el mundo está demostrado que los mejores países son los que tienen una liga interna fuerte, como Brasil, Italia o Japón. La base está y el proyecto vóleibol es importante porque es a nivel nacional e involucra a clubes y universidades.
¿Qué tiene usted para darle al vóleibol chileno?
Creo que tengo una gran pasión por este deporte, una gran energía para meter siempre en los equipos que trabajo para que se vuelvan dinámicos, intensos, y que no se den por vencidos hasta el último punto. Llevó 32 años en esto y tengo una gran experiencia.
¿Cuál es su principal objetivo?
Primero clasificar al mundial de menores con la Sub 18 en Argentina. En siete semanas más en La Habana será el clasificatorio y es una gran posibilidad que se nos brinda. En la selección mayor, la posibilidad de ir a un Mundial está lejos todavía.
¿Por qué?
Por el nivel del equipo. Hoy tú vas a disputar dos cupos y tienes al frente a Argentina y Colombia, selecciones que están por sobre el nivel de Chile. Ni hablar de Brasil, tienen la mejor liga del mundo. Entonces ellos tienen la ventaja que compiten en torneos en los que Chile no participa. Además, hoy la jugadora colombiana o argentina termina su temporada de selecciones y se va a jugar ligas internacionales. No se queda parada. Acá pasa que la jugadora chilena está mucho tiempo parada. Mientras la jugadora chilena está en Viña del Mar tomando sol, la argentina o colombiana está jugando ligas internacionales. Ésa es una de las cosas que te marca diferencia. Un jugador profesional tiene dos o tres semanas de vacaciones. pero después se la pasa entrenando todo el año.
¿Falta disciplina entonces?
No, falta que el vóleibol se convierta en algo suficientemente importante como para que tanto jugadores como jugadoras tomen decisiones donde hagan de su vida este deporte. En el femenino todavía no está claro. Tal vez las jugadoras sientan que su nivel no dé como para ser profesional. O todavía no conocen a alguien que lo haya hecho, entonces no se arriesgan. Por ejemplo, una colombiana que se va al extranjero y juega en Polonia o Turquía sí contagia a la deportista que entrena en Colombia. La ve llegar y se da cuenta que sí es posible convertirse en profesional y vivir de esto, porque traen una situación económica favorable y se entusiasman. Acá ese fenómeno no se da todavía, pero se va a dar porque ya en Argentina se dio, en Colombia también... ¿Por qué aquí no?
¿Confía entonces en que se dará el proceso de profesionalización?
Sí, porque es algo natural. Es como el querer ir a estudiar afuera, cuando el nivel educativo aumenta, te quieres ir a una universidad en el extranjero. Cuando comiencen a aparecer jugadoras que vean que pueden hacer de su pasión una carrera, lo van hacer. Lo que pasa es que generalmente, la que es apasionada a los 18 años tiene que decidir entre estudiar y ser una profesional o apostar al vóleibol, y si se da cuenta que no tiene todas las condiciones, pierde. Creo que con el tiempo se irá dando. Primero una, después otra, y así, como pasó en todo el mundo.
¿Cómo se puede llevar a Chile a competir con potencias sudamericanas y sacar el estigma de amateur?
Chile va a llegar al nivel de Argentina, Perú y Colombia en el mediano plazo. En dos ciclos olímpicos más, debería estar a la altura de competir con ambos equipos de igual a igual en las categoría mayores si mantiene la continuidad, tanto de la competencia interna, como del trabajo de los jugadores en Selección. Yo seré parte de ese proceso. En cuanto al estigma del amateurismo, no es tanto estigma. Las jugadoras son amateur.
¿Qué le pareció la primera práctica de la Sub 18?
Muy buena. Me gusta, es un lindo grupo que tiene muchas chances de clasificar al Mundial. Si trabajamos seriamente, se puede llegar. Tenemos siete semanas para conseguir el objetivo que es clasificar al mundial de Argentina Sub 18 en agosto. Físicamente está a la altura de la categoría. Tiene jugadoras altas y algunas muy atléticas. Técnicamente también, está muy bien trabajada.