La ciencia detrás de la aguerrida y legendaria actuación de Gary Medel ante Brasil

La tolerancia al dolor y su carácter explican en parte por qué pudo jugar con un desgarro miofascial de 8 mm. Traumatólogos, médicos y kinesiólogos agregan razones fisiológicas.




Aunque la prensa habló de un "microdesgarro", los especialistas señalan que no existe el micro ni el macro desgarro y que sin importar la magnitud del daño, cualquier rotura en el músculo o fascia (tela blanca que recubre el músculo y le da forma) se llama desgarro. Hay varios tipos, explica Marcelo Vargas, jefe de Kinesiología de Clínica Meds. "Los más comunes son los desgarros miofasciales y los fibrilares que implican rotura de las fibras del músculo. Se miden según longitud y cantidad de estructura dañada. Mientras más grande la lesión, más dificultad funcional del músculo genera", señala. Y añade que los desgarros se pueden producir porque el músculo realizó un esfuerzo más allá del permitido, una elongación muy brusca o un traumatismo.

Aunque no ha podido ser confirmado, algunas versiones afirman que Medel fue infiltrado por el cuerpo médico. "La infiltración es una práctica muy frecuente en el deporte y, sobre todo, en el fútbol. Ella implica la inyección local de anestésicos y/o corticoides que ayudan a sedar la región y disminuye la inflamación", explica Hernán de la Barra académico de la Escuela de Kinesiología de la U. Andrés Bello. Sin embargo, según Matías Salineros, traumatólogo de Clínica Las Condes (CLC), en el caso de los desgarros no es frecuente que se infiltren. Lo que en ocasiones se hace es "vaciar" el hematoma que se va formando en el lugar de la lesión. En otras oportunidades se inyecta lidocaína, para disminuir el dolor.

La lesión, según el cuerpo médico de la selección, era de 8 mm. Según Matías Salineros, un desgarro de ese tamaño no es tan grande, considerando además que se trata de un deportista de alta competencia. Lo que sí es importante, dice, es que la cicatrización de ese desgarro sea elástica y no quede tensa para que no se vuelva a romper.  En su experiencia, ha visto a futbolistas con desgarros miofasciales que a las tres semanas ya están jugando, aunque en su cicatrización total el tejido demore alrededor de un mes y medio. "Con adecuada rehabilitación y control ecográfico de la zona pueden jugar igual", dice.

Según Oscar Migueles, kinesiólogo de Medicina del Deporte de CLC, un desgarro de ese tamaño es considerable, pero atendiendo a las condiciones física del deportista (con una tolerancia al dolor más alta y con una gran cantidad de grupo muscular de buena calidad en la zona que pueden suplir esa rotura), sí se podía jugar, asumiendo el riesgo.

De la Barra, en cambio, cree que continuar en competencia e infiltrado implica que la lesión se puede agravar al punto de dejar una fibrosis muscular (lesión que en caso de tensión, se rompe más rápido) que puede afectando su rendimiento posterior.

Las imágenes que dieron vuelta al mundo mostraron el muslo del jugador lleno de vendas de colores azules y rojas bajo una muslera.

Esas cintas, llamadas tape neuromuscular, se usan en kinesiología para prevenir lesiones y ayudar en el proceso de recuperación sin limitar el movimiento. En el caso de Medel, son usadas como un apoyo externo al músculo, una especie de soporte dinámico que le permitieron disminuir la tensión sobre la zona de la lesión.

Sin embargo, De la Barra dice que "el vendaje de Gary deja mucho que desear, faltó un cuidado técnico de la técnica". No estaba puesto de forma correcta. "El músculo prácticamente estaba embarrilado (rodeado circularmente por el tape), lo que incluso pudo haber perjudicado la circulación del cuádriceps por compresión del músculo. Lo más lógico hubiese sido haber renovado el vendaje completo y no colocar un tape sobre otro que estaba en malas condiciones como se ve en la imagen. Esto quizás se realizó por la premura de la situación", dice.

La hazaña de Gary Medel duró hasta el minuto 107 del partido, cuando ya se estaba en el alargue. En ese momento, el futbolista intentó una jugada más acrobática y quedó sentado en al área chica con mucho dolor. A juicio de Gonzalo Fernández, deportólogo de Clínica Alemana, en esas circunstancias de exigencia física, pueden haber pasado varias cosas. Una es que con tantos minutos de juego haya aumentado el dolor y para entonces, simplemente, Medel no pudo soportarlo más. "También puede ser que el gesto de esa jugada puntual haya aumentado el tamaño del desgarro, pero también hay que considerar que estaba más fatigado y adolorido", dice.

Los planes inmediatos de Medel incluyen unas cortas vacaciones en Orlando (EE.UU.) junto a sus hijos, por lo que el tratamiento de recuperación no será inmediato.

Lo más probable es que la lesión se haya agudizado dice Oscar Migueles, por lo que cree que Medel debiera tener un reposo deportivo y retomar lo más pronto posible una terapia kinésica. "Seguramente hará ejercicios específicos como parte de la terapia. Se les da instrucciones a los deportistas para que puedan hacerlos solos, sin supervisión. No es primera vez que se desgarran y ellos saben cómo hacerlo", dice.

En estos días de vacaciones, señala Gonzalo Fernández, la baja carga deportiva se debe complementar con hielo, antiinflamatorios y algunos ejercicios sencillos, pero siempre pensando en retomar la terapia guiada por especialistas lo antes posible para llegar en buenas condiciones a su club. Hernán de la Barra también recomienda una alimentación rica en proteínas para mejorar la síntesis de tejido muscular.

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