Buford sin duda es un lugar pequeño, pero también el mundo lo es. El pueblo, ubicado en una zona remota y desincorporada a lo largo de la transitada carretera Interestatal 80, se anunció como el más pequeño de Estados Unidos, y fue vendido ayer en 900.000 dólares en una subasta a un vietnamita no identificado.

Su propietario y único habitante durante los últimos 20 años, Don Sammons, prestó servicio con el Ejército de Estados Unidos como operador de radio de 1968 a 1969. Tras reunirse con el comprador, un emotivo Sammons dijo que resultaba difí­cil para él captar la ironí­a de la situación. "Pienso que es extraño cómo las cosas cierran el cí­rculo", dijo.

El comprador acudió a la subasta en persona pero se negó a conversar con los medios o a ser identificado. Sammons y otras personas que participaron en la subasta no revelaron los planes que tiene el comprador para Buford.

Tomará cerca de 30 dí­as completar todos los trámites antes de que el lugar, ubicado casi en el punto medio entre Cheyenne y Laramie, en el sureste de Wyoming, cambie de dueño, dijo Sammons.

El nuevo propietario obtendrá una estación de gasolina con una tienda, una escuela construida en 1905, una cabaña, un taller mecánico, cuatro hectáreas (10 acres) de terreno y una vivienda de tres alcobas, en un territorio a 2.400 metros (8.000 pies) de altura con vista a los camiones y autos que cruzan la cercana interestatal por un lado y a las distantes y nevadas montañas del Parque Nacional de las Rocallosas en Colorado por el otro.

El pueblo tuvo sus orí­genes en la década de 1860, por la construcción del Tren Transcontinental. Buford llegó a tener hasta 2.000 habitantes antes de que las ví­as del tren fueran desviadas.

Sammons, que se mudó de Los Angeles al área de Buford hace aproximadamente 30 años para alejarse de la ajetreada vida citadina, compró la tienda el 31 de enero de 1992. Planea jubilarse de su cargo no oficial como "alcalde" y escribir un libro sobre sus experiencias en Buford, según dijo.

"Siento que mi época en este lugar ha sido muy feliz para mí­, y espero que el nuevo dueño sea capaz de disfrutar lo que yo disfruté durante años —las conversaciones con la gente, la singularidad del área y demás— y mantenga la historia vida", dijo Sammons.

Mientras los trabajadores cubrí­an con paneles las ventanas de la tienda, Rozetta Weston, una agente de bienes raí­ces de la compañí­a de subastas de propiedades Cheyenne que representó al comprador, dijo que su cliente estaba emocionado por poseer "parte de Estados Unidos". Weston se negó a hablar sobre los planes a futuro que el comprador tiene para Buford.