La columna de Felipe Bianchi: Las fuerzas retardistas

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No se avanza si no se aisla a los adalides de lo rancio y achacoso, a todos aquellos que siguen presos de las ideas fijas o los prejuicios




Mis disculpas por el uso de un término tan odiosamente político, pero le viene como anillo al dedo al tema que hoy nos convoca. Porque no se avanza si no se aisla a los adalides de lo rancio y achacoso, a todos aquellos que siguen presos de las ideas fijas o los prejuicios. Invito, como dicen los señores sicólogos, a pensar fuera de la caja, a mover los límites, a contrariar los supuestos. Siútico, pero útil como herramienta.

¿Es una vergüenza lo que se está pagando por los mejores jugadores del mundo? Sí y no. El monto es absurdo, claro. En buena medida por transformar a una sola persona en una empresa en sí misma… lo que también vale para los CEO, gerentes generales, dueños de empresas o bancos, artistas o quienes quiera que generen cifras siderales. Pero, aquí viene lo nuevo, no es tan malo para el resto de la sociedad. Lo habitual, lo políticamente correcto, es pensar que 222 millones de euros (la cláusula de salida de Neymar para irse del Barcelona al PSG) es muchísimo dinero que pudo invertirse en cosas más nobles que el fútbol, o al menos de un beneficio más general, como educación, salud o espacios públicos. Ya. Pero eso es un simplismo si nadie se toma el tiempo de explicar la operación completa… porque esos 222 millones de euros implican 83 en impuestos para el estado español y 335 (sumando los sueldos) para el estado francés.

¿Sumemos?: 438 millones de dólares que podrían destinarse a hospitales, colegios y plazas. ¿Cambia la mano? Le agrego otra: por las nuevas normas de la FIFA al menos 10 millones de dólares del traspaso irán a parar a Sao Paulo, a las arcas del Santos, por haber sido el club formador de Neymar. Si son bien utilizados, y nadie se los roba, podrían ayudar bastante a los jóvenes de las barriadas pobres paulistas, territorio del equipo donde alguna vez jugó Pelé. ¿Vamos entendiendo? Al final no es un tema de números, sino de cómo se usan los millones que generan estos súper deportistas, que además llenan estadios, horas de televisión y tiendas de camisetas por sí solos, generando lo mismo o más de lo que cuestan.

Otra de esta semana. Las fuerzas retardistas suelen escribir la post verdad incluso desde antes de que se jueguen los partidos. "El Colo Colo de Guede es incapaz de hacer goles", decían algunos con fantástica tupé. Justo en la quincena donde le hizo cuatro a la UC y cuatro a La Serena. Ups. "Ok, pero el plantel está dividido y no le cree". Justo cuando lo que se vio en la cancha fue todo lo contrario: estaba la mesa puesta para dejarlo caer y entre todos lo salvaron. Incluido Barroso, el supuesto cabecilla de los "enemigos". Otra: "Ganó Colo Colo a La Serena, pero otra vez con la ayuda miserable de los árbitros". Ya. Entretenido, polémico, pero en rigor no fue así. No sólo porque los albos sí que fueron perjudicados en el partido de ida en el norte al menos en dos goles, no sólo porque fueron muy superiores durante los 90 minutos en el Monumental y terminaron goleando al que menos propuso… sino también porque los dos goles de los papayeros fueron legítima y reglamentariamente anulados.

Con la misma fuerza con que dije que era tramposa y poco clara la forma en que se suspendió la fecha original del partido de vuelta, favoreciendo a los albos, habrá que decir ahora que el primer gol se anuló por una clara posición adelantada que interfería la decisión del arquero Orión y el segundo por un offside previo y protagónico en la jugada, ya que molestaba el posible rechazo de Barroso. A lo mejor debatible. Se las doy. Pero los que de verdad conocen el reglamento concuerdan en ello. Realidad. Números. Certezas. Razón. El único camino. Mire que para pasiones cojas, intuiciones lelas, prejuicios burros y post verdades chantas ya tenemos bastante con lo acumulado en otros ámbitos.

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