No hay caso con Igor Lichnovsky en Valladolid. Tampoco él ha delatado su amargura por no jugar en los últimos seis partidos, justo desde que regresó de la convocatoria de la selección chilena para los partidos ante Ecuador y Perú clasificatorios para el Mundial 2018 a finales de septiembre (en los que no jugó ni un minuto; sólo fue titular en una conferencia de prensa en Guayaquil junto a Claudio Bravo). Volvió a Valladolid, donde tenía el status de titular, y no volvió a jugar. Jamás había tenido El polaco tanta continuidad en Europa, donde había logrado un buen dúo central junto a Rafa, el capitán. Tenía la confianza de la grada y hasta Pizzi, el mismo que ahora no le ha convocado, le había recuperado para la Roja.

Pero, de repente, Lichnovsky ha entrado en dirección prohibida, una situación, que, sin embargo, Paco Herrera, el DT del Valladolid, analiza sin calenturas. "Cada día estoy cambiando detalles. No sé el tiempo que puede llevar", explica sin esconder su manera de ser. "Yo siempre hago cosas raras que unas veces salen bien y otras no".

La realidad es que desde que no juega Lichnovsky la vida no le va mal al Valladolid, como argumenta Fernando Bravo, redactor de El Norte de Castilla, donde se encarga de la información del equipo: "En Valladolid no tienen nada que reprochar a Lichnovsky. Al contrario. Ha mostrado un rendimiento excelente. Pero resulta que se marchó y empezó a jugar Álex Pérez, que esta misma semana ha recibido el trofeo a mejor jugador del equipo del mes de octubre. Ante eso no hay debate. No puede haberlo. Al menos, para Herrera que lleva toda la temporada hablando de la enorme competencia que hay en este equipo, y que además es verdad, en cualquier puesto".

El caso es que, en el actual Valladolid de los bajitos, Lichnovsky fue una petición expresa de Herrera este verano. Un central que Braulio, el director deportivo del club, califica de "totalmente diferente" y aprecia por "la enorme madurez que muestra", aventajada para un muchacho de su edad (22). Pero nada de eso ha impedido que pierda el puesto sin cometer ni un error. Una situación cruel y que sólo se tolera, "porque cuando uno si se va ya se sabe lo que le puede pasar", explicó el jefe de prensa Mariano Mancebo.

El futbolista mantiene la paciencia, pero, a su vez, es un ejemplo del precio que uno puede pagar cuando es convocado por su selección. "Sobre todo, porque en Segunda no es como en Primera. La competición no se para a pesar de que haya partidos internacionales", explica Fernando Bravo. "Mientras tú estás fuera", añade, "sale otro en tu lugar, que es lo que le ha pasado a Igor en el Valladolid. No ha tenido opción ni a fallar para perder el puesto. No hay que buscar otra historia. Ni una mano negra ni nada".

Así que la paciencia vuelve a ser el único recurso para El polaco, al que la fortuna no hace más que poner las cosas difíciles en Europa. Vino al Oporto por cinco millones de euros y no jugó ni en el filial. Fue cedido al Sporting de Gijón y, despues de un fantástico partido ante el Barcelona, tampoco volvió a jugar. Ahora en Valladolid, donde parecía fijo, ha perdido el puesto en las condiciones más anomalas, por servir a la patria.

Pero eso no quita para que Braulio, el hombre que le trajo, no dude de él. "Queda mucha vida para Lichnovsky en Valladolid". Hasta Paco Herrera, el DT que le ha quitado, le insta a conducir con optimismo por la vida y le recuerda en voz alta que él siempre está "cambiando detalles". Así que mañana puede ser al revés.