Ni los más de 10 gendarmes que estaban al interior del Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, ni las medidas de seguridad impuestas ayer en el Centro de Justicia, lograron impedir que se desarrollara una verdadera batahola cuando la jueza Geni Morales leyó la sentencia de siete años de prisión efectiva dictada contra Tamara Farías Vergara, por el delito de homicidio frustrado contra un guardia del BancoEstado, ocurrido en Estación Central el 21 de enero de 2014.

La lectura del veredicto estaba agendada para el mediodía de ayer, por lo que tanto Carabineros como Gendarmería tenían alistado un operativo especial de seguridad. Esto, considerando que la mujer es sobrina de los hermanos Vergara Toledo (muertos en Villa Francia en 1985 en un operativo de Carbineros, hecho que dio origen al Día del Joven Combatiente) y que en algunas de las audiencias anteriores del caso se habían efectuados manifestaciones contra el Ministerio Público y el Poder Judicial. Ayer, antes de las 11.00, había cerca de 50 personas en el ingreso de los tribunales con carteles y pancartas pidiendo su liberación.

El operativo de la policía consistió en que casi frente al Centro de Justicia, estaba estacionado un bus de Fuerzas Especiales, así como un carro lanzaagua y otro lanzagases. Los gendarmes, en tanto, levantaron tres anillos de seguridad antes de llegar a la sala de la audiencia.

Pasadas las 12.00, la magistrado Morales comenzó la lectura. Relató los hechos y dijo que se le había dictado una pena de siete años. Hasta ahí, no había ningún problema. Todo cambió cuando la jueza leyó la siguiente frase: "Atendido el quantum de las penas corporales impuestas a la sentenciada Tamara Farías Vergara, no procede aplicar ninguna de las penas sustitutivas que contempla la ley 18.216, debiendo, en consecuencia, cumplirlas real y efectivamente".

En ese instante, se escuchó a una de las personas que asistió como público gritar "juicio tendencioso", a lo que siguió una serie de disturbios al interior de la sala: se lanzaron panfletos con la frase "Tamara Sol a la calle"; hubo improperios y amenazas contra la jueza y contra la fiscal Ninoska Mosnich, de la Fiscalía Centro Norte; se iniciaron fuertes forcejeos de los presentes con los gendarmes y Tamara Farías fue evacuada a la fuerza del tribunal.

La mujer fue sacada entre cuatro gendarmes y, mientras luchaba con ellos, se cayó una de las banderas que había en la sala. Producto de la conmoción, la lectura de sentencia se interrumpió durante unos minutos, mientras los manifestantes gritaban desde el exterior del tribunal. En medio de este ambiente, la jueza decidió seguir con el trámite. Al finalizar, los abogados salieron por la puerta interna del juzgado y los gendarmes esperaron a que los familiares de Tamara Sol se retiraran para permitir la salida del resto del público.

Producto de estos incidentes, la Fiscalía Centro Norte inició una investigación por el delito de amenazas contra la fiscal Mosnich y la jueza Morales. Se caratuló "contra quienes resulten responsables".

La manifestación se trasladó al ingreso del Centro de Justicia. Ahí, los cerca de 100 simpatizantes de la condenada se enfrentaron con una verdadera pared de efectivos de Fuerzas Especiales que evitaba que llegaran hasta los juzgados. En medio de estos desmanes se escucharon dos bombas de ruido.

Estas acciones eran intercaladas con discursos improvisados de los familiares directos de Farías. Su padre, David, indicó que "Tamara te quiero libre, y no dejaremos de luchar por tenerte en la calle". Su madre, Ana Vergara, señaló que "queremos invitarlos a no quedarnos tranquilos".

Más calmado, su abuelo, Manuel Vergara, indicó que "esto fue una determinación política y no jurídica. Por ejemplo, no se le reconoce un examen psiquiátrico que le hicieron".

Durante la noche, los incidentes por la condena a Farías continuaron en Villa Francia, en la Avenida 5 de Abril, donde sujetos levantaron barricadas y dispararon contra personal de Carabineros.