No todos los días se ven estrellas internacionales del deporte en Chile, pero hay un ambiente nacional en el cual se pueden ver figuras de élite todos los años: la cordillera de los Andes. Y al mismo tiempo en que recibe en su paisaje congelado a competidores de todo el mundo (de lugares conocidos como EE.UU. y recónditos como Kazajistán) y sirve de escenario para un concierto de idiomas y habilidades, la gran montaña chilena acoge una contradicción.
Y esto es porque, si bien recibe campeones planetarios y olímpicos de esquí y snowboard en un escenario natural de primer nivel, Chile nunca ha tenido un monarca mundial ni olímpico. Representantes nacionales han logrado buenos resultados a nivel latinoamericano, pero nunca se ha visto uno entre los principales del orbe.
Centros de esquí como El Colorado, La Parva, Portillo, Antillanca y Valle Nevado reciben esquiadores y snowboarders ilustres hace décadas en su temporada invernal (que es la de verano en Europa, Norteamérica y Asia). Según Thomas Grob, gerente general de La Parva, tenerlos en el país "es el equivalente a jugar fútbol al lado de Messi".
En la montaña, también se realizan fechas de la FIS South American Cup de esquí alpino. Y en 1966, además, Portillo fue la única estación de esquí del hemisferio sur del mundo que recibió un Campeonato Mundial de Esquí Alpino.
Según Wyn Brown, coordinador de equipos de El Colorado, "para estar en la élite tienes que tener mucho apoyo del gobierno y de empresas privadas, porque es un deporte caro. Pero la mayor diferencia es que en Chile hace falta más pueblos de montaña, que tengan colegios, habitantes permanentes. Y no podemos considerar a los santiaguinos como gente de montaña, porque no saben de nieve, trekking, no salen a la montaña. Hasta que no haya más gente viviendo aquí, será muy difícil sacar competidores de élite".
Para Henrik von Appen, esquiador nacional de la Copa del Mundo y campeón sudamericano, también hay un problema de mentalidad. "Es un tema de cultura deportiva general. Chile tiene buenos esquiadores infantiles, como Diego Holscher y Kai Horwitz, pero creo que alguien tiene que llegar arriba. En la historia del deporte nacional son puros esfuerzos familiares, como la de Fernando González, que fue a una academia en EE.UU. y después ganó un oro olímpico. Tomás González fue descubierto por un entrenador ruso a los 7 años, que lo transformó en un genio. Y de esa manera se da la sensación de que se puede", plantea.
Y concluye: "Ese es el modus operandi en Chile, lamentablemente. En Farellones buscan dar más acceso a colegios para que alumnos esquíen por un día, lo cual es bueno, y hay que culturizar más. Es muy complejo, pero es viable, y sólo si un deportista llega arriba. Yo espero ser ese representante del esquí en Chile. Es una pirámide: puedes agrandar las bases, pero si no llega uno arriba que tire al resto, nunca funcionará".
Bajadas de oro
Sería casi tedioso contar todos los títulos de las esquiadoras estadounidenses Lindsey Vonn y Mikaela Shiffrin y la eslovena Ilka Štuhec, de tantos que coleccionan. Las dos primeras son campeonas olímpicas de invierno (en el descenso de Vancouver 2010 y el eslalon de Sochi 2014, respectivamente), además de ganadoras de Campeonatos Mundiales y Copas del Mundo. Vonn es una de las más ganadoras de la historia, Shiffrin es la actual ganadora de la copa mundial del general y eslalon y Štuhec es la presente monarca del descenso y el combinado alpino.
Ellas son tres de las estrellas que se deslizan como rayos dorados en la nieve nacional y forman parte de una lista de históricos visitantes, como la multicampeona checa del snowboard Ester Ledecká, los esquiadores noruegos de oro olímpico Kjetil Jansrud y Aksel Lund Svindal, entre otros. Como explica Von Appen, "la cordillera de los Andes es muy superior para entrenamientos de velocidad y debes ir allá para estar entre los mejores".
Reflejando un estilo de vida monacal y de foco absoluto, que en Chile se alterna entre las pistas y sus aposentos, Štuhec camina apresurada a su tramo de descenso de La Parva, donde hace que parezca fácil bajar por una pista a más de 3 mil metros de altura que se pierde en el horizonte, repitiéndola durante horas. La europea dice no tener tiempo para hablar y que sería difícil hacerlo después, porque estaría poco tiempo en el centro de esquí.
Vonn, en un escalón de figuras que incluso tiene un equipo personal de fisioterapeuta, nutricionista, entrenador y otros profesionales, luce una ropa personalizada y una mirada fija en el camino rumbo al mismo tramo de la europea, en el cual camina acompañada y desvía la mirada para un discreto "hola".
"Las condiciones climáticas aquí son perfectas y las pistas son excelentes. Y si deportistas como Vonn vienen en esta época del año, seguro Chile es el mejor lugar para entrenar", plantea el seleccionado rumano Ioan Achiriloaie.
En El Colorado, y también con una brigada personal que cuenta incluso con su madre Eileen, Shiffrin también es poco accesible por el estricto régimen establecido por sus entrenadores. Personal del centro de esquí logró apenas unos instantes para grabarle un saludo. A los pies de la pista, un hombre con una cámara en el casco la graba e impide que la interrumpan en los pies de la pista durante su práctica.
Pero al fin de la sesión de tres horas, su madre permite hablar un poco con ella. La estadounidense de 22 años conversa sonriente, pero apurada, rumbo a un distante sector del El Colorado para un comercial sobre los Juegos Olímpicos de 2018, para el canal NBC.
"Es la primera vez que vengo a este centro, pero he estado en Valle Nevado, Portillo, Nevados de Chillán… Desde mis 13 años he venido todos los años, excepto uno. En Europa los glaciares están en transición hacia un esquí de invierno, pero las condiciones climáticas no son ideales. Aquí, los días soleados son frecuentes y es el mejor lugar para que tengamos velocidad. Siempre venimos en septiembre a Chile", cuenta Shiffrin, quien da su parecer sobre el escenario nacional.
"Creo que es difícil, porque aquí es tan lejano de donde se compiten las Copas del Mundo. Pero aquí se puede ver jóvenes comenzando el nivel FIS y son muy buenos. No hay razón por la cual no puedan lograrlo, es sólo por lejanía y cultura. Aquí es lejos de Europa, de la ciudad y talvez no sea un foco cultural principal en el país", dice la campeona olímpica.
Patricia Anguita, presidenta de la Federación de Ski y Snowboard de Chile, destaca que la realidad de estos deportes y los recursos han mejorado, pero que aún son insuficientes. Y sostiene que "en Europa, todos los campeones son los niños de pueblitos. Lo ideal sería que el colegio de Farellones diera mucho impulso y sacara campeones de allá. Los niños que viven allá y en La Parva deberían ser los campeones porque tienen las pistas a la mano, pero los entrenadores y lo demás cuesta caro. Debería haber un plan gubernamental preconcebido para estos niños, como lo hay en Francia y otros países. Y todos deberían conocer la nieve, todo colegio debería tener un día en ella".
Pero hay luces. "Henrik Von Appen es el mejor chileno actual y será muy bueno. Tiene 22 años y el mayor nivel es entre los 27 y 33. Puede llegar al top 10 del mundo y, estando allá, todo puede pasar", dice Achiriloaie.
Y Mikaela Shiffrin también cree que "los niños de clubes de esquí de aquí son muy entusiastas. Es obvio ver niños de clubes en EE.UU. y Europa, pero aquí no. Entonces es muy bueno verlos y pensar, 'Oh, hay unos muy, muy buenos'". La cordillera es enorme y Chile es chico en los deportes de nieve, que anhela a un gigante con su bandera.