Toma un pañuelo para secarse los ojos. El "¡uff!" que acompaña su suspiro desnuda la aflicción. Arturo Vidal llora frente a las cámaras y no es la primera vez que lo hace durante una mañana infernal. Con la misma voz entrecortada y con la mirada humedecida, ya dio, en privado, un discurso similar a sus compañeros de Selección, al cuerpo técnico y al presidente del fútbol chileno, Sergio Jadue.

La conferencia es el corolario de 16 horas de pesadilla, que nacen de la irresponsabilidad mayor del futbolista. El martes, cerca de las 22 horas, estrelló su Ferrari nuevo en la carretera Acceso Sur, el que conducía a exceso de velocidad (150 kilómetros por hora, al menos) y en estado de ebriedad, según la Fiscalía Occidente de Santiago. Iba acompañado de su esposa e impactó un segundo automóvil, que quedó volcado en la autopista.

Caos total en Juan Pinto Durán, cuando llega la noticia. Telefonazos inmediatos, Jorge Sampaoli en estado de shock y Jadue, desde su hogar, enviando a sus emisarios a la casa de la Roja. Óscar Fuentes (secretario ejecutivo de la ANFP), Felipe Correa (gerente de selecciones) y Jorge Desio (el PF) se trasladan de inmediato a Buin, para seguir en terreno el lío. La reclusión nocturna de Vidal y su obligación a comparecer ante la justicia es un golpe al mentón de todo el plantel. No hay mucho que hacer, sólo criar caldo de cabeza hasta la mañana siguiente.

Ayer, temprano, Jadue llamó a Sampaoli. Lo citó a la ANFP, para pedir una explicación de este desastre. A la reunión concurren, además, Desio y Correa. A la misma hora, Vidal es trasladado desde la 15ª Comisaría de Buin al Juzgado de Letras de San Bernardo. Las imágenes de televisión sólo acentúan la tensión del peor día de la Selección en años. Y justo cuando se es anfitrión de la Copa América.

Una autoridad de la Asociación describe a La Tercera el tenor del encuentro: "Había molestia y se le manifestó a Sampaoli". El DT, sin embargo, no quiere hablar de una desvinculación de su mejor jugador. Se decide esperar antes de anunciar una medida. Lo que sí se le expone al estratego es el enojo por su flexible régimen de concentración, según la información recopilada por este medio. Después de una explicación que no aplaca las dudas, el argentino vuelve a Pinto Durán para dirigir la práctica matinal.

Jadue se queda en Quilín y llama a su directorio a una conversación a distancia. Quiere llevar una postura conjunta al bunker de Chile, en Macul. Voces disidentes, unos piden calma y otros exigen la expulsión del mediocampista de la Juventus. Se impone la primera postura y el presidente del fútbol nacional parte a Pinto Durán con la respuesta de su mesa: "El directorio no quiere sacar a Vidal", decía temprano a este medio un directivo. La determinación final, en todo caso, siempre estaba en manos del seleccionador. Ése fue el acuerdo.

El tema, eso sí, queda en tabla para un próximo directorio. Ahí se analizará un castigo, lo que obligaría a denunciar el caso al Tribunal de Disciplina de la ANFP. El Rey Arturo, en tanto, asumía todas sus culpas legales en San Bernardo. La noche anterior, asesorado por su agente Fernando Felicevich, había lanzado a la web un video negando cualquier responsabilidad en el choque. Es decir, se tuvo que retractar.

Tras recibir las medidas cautelares correspondientes, Vidal se fue de inmediato a Pinto Durán, para refugiarse. Llegó con 14 horas de retraso, respecto a lo establecido por el cuerpo técnico. Le quedaba enfrentar al segundo tribunal, el de sus compañeros, entrenadores y Jadue. Alexis Sánchez fue uno de los primeros en recibirlo y prestarle apoyo. Luego se sumó Gary Medel, describe un miembro de la Selección. El semblante de la estrella revela arrepentimiento, aunque ya es tarde, pues su grave error, el delito, ya fue cometido.

Como un ensayo general de lo que vendría minutos después, Vidal le expresa sus disculpas a toda la Roja. También se quiebra, especialmente cuando se le reprocha su enorme falta. "Vamos a a salir adelante", le dice Medel, tal como anunció después en su cuenta de Twitter (@MedelPitbull). El volante ya sabe que, contra toda lógica disciplinaria, se quedará en la concentración de la Copa América. Sólo le queda firmar el capítulo negro con su declaración pública: "Les fallé a todos y voy a tratar de dar lo máximo para ser campeones", sentenció después. Sus palabras, sin embargo, no cierran el desastre.