Cada pregunta de La Tercera a Carolina Rodríguez es seguida por un reclamo instantáneo. "¡Oiga, ya pues, si estamos esperando para una fotito!", exclaman desde un grupo de unas treinta personas que espera para iniciar una improvisada sesión de selfies y autógrafos en hojas de cuaderno o en la misma ropa. Es el nuevo estatus de la boxeadora, casi al nivel de una rockstar.
El pesaje fue un rato antes (ver secundario) y Rodríguez, tras la lectura de reglas del combate de hoy con la mexicana Janeth La Cuisilla Pérez, por el título de la categoría gallo de la Federación Internacional de Boxeo, se detiene a analizar su año, en el que saltó de un aparente anonimato a ser una de las deportistas más reconocidas de Chile.
Y eso no le incomoda, asegura. De hecho, confiesa que le gustan los gestos de cariño, como esas fotos que luego se sacará con decenas de extraños. "El jueves, después de entrenar, una señora se me acercó corriendo, me abrazó, me bendijo, me deseó todo el éxito para la pelea y me besó las manos. Eso me subió el ánimo y me entregó energía", reconoce la deportista de 31 años.
Y aunque la púgil no se siente una estrella, proyecta esa imagen. Todos quieren sacarse fotos con ella, desearle éxito y apoyo, decirle que es su mayor inspiración o simplemente gritarle un "grande, Crespa". "Me gusta, porque no me ven lejana, sino que como una más", explica.
¿Por qué se produjo este fenómeno? "Es que ha sido el premio al trabajo", afirma. "Se dieron cuenta que esto es serio, porque siempre cuestionaban: que esto era chanta, porque era mujer; que lo hacía por moda. Pero no. Aquí hay pasión y lo hacemos en forma profesional", argumenta.
También los resultados ayudan a esta creación del personaje en el mejor año de su carrera, "no sé si de mi vida", aclara. "En lo deportivo esto es lo que estaba buscando. El apoyo, que se diera a conocer más la imagen, que se me reconociera como deportista y no como una niña que hace boxeo. Soy campeona del mundo, he peleado cuatro veces por el título y he ganado, necesitaba esto de que reconozcan mi trabajo".
Los logros de Rodríguez han sido varios en 2014, pero se queda con lo intangible, más allá de los cinturones ganados en el extranjero y en Chile. "Me he enriquecido como persona, he aprendido mucho de la gente. Ellos me dicen que los he ayudado, pero no se dan cuenta que ellos me han enseñado a mí, contándome sus historias, recibiendo el apoyo. Me han enseñado que voy bien encaminada", asegura.
Igualmente hay cosas que faltan. "Los auspiciadores, siempre", dice entre una risa medio nerviosa. Tanto ella como su representante y entrenador, Claudio Pardo, salen a buscar el apoyo. Y se acuerda de la pelea de hoy, que será en el frontis de la municipalidad de Puente Alto, al aire libre, igual como fue la despedida de Fernando González en abril de 2013.
"A un mes del combate apareció esto, que debió haber estado cerrado hace tres meses, para concentrarme sólo en la pelea. Yo me levanto a las 6, me acuesto a la 1, duermo poco y no es una recuperación adecuada. Entreno, voy a reuniones y más reuniones, me salto comidas, voy de un lado a otro y eso va en contra de mi rendimiento", se lamenta.
Mientras piensa en cómo vencer a la mexicana Pérez, dice que le alegra saber que el público se identifica con ella: "Hasta quieren hacer boxeo para adelgazar. No ven esto como un deporte bruto".
Ya es hora de dejar a la Crespita. Los reclamos de quienes esperan por una foto aumentan. Ella se tomará el tiempo de atenderlos a todos.