La economía alemana se ralentiza trimestre a trimestre por la crisis de la eurozona, y ni siquiera su fuerte demanda interna puede compensarlo, según un informe del Instituto Alemán de la Investigaciones Económicas (DIW) difundido hoy.
El "Barómetro coyuntural" del DIW considera que la mayor economía europea creció un 0,3% en el tercer trimestre de este año en comparación con el segundo, y estima que avanzará un 0,2 % en el último, conforme la crisis en el sur de la eurozona se transmite al tejido productivo alemán.
"La economía alemana va a sentir cada vez más la debilidad de la demanda de sus exportaciones", aseguró el responsable de estudios económicos del DIW, Ferdinand Fichtner.
El documento apunta que la demanda exterior de bienes se ha resentido en mayor medida que otros sectores, y que el sector servicios resiste mejor debido al consumo interno, espoleado por las subidas salariales y el alto nivel de empleo, en máximos históricos.
Pese a los sombríos pronósticos del DIW, similares a los que publicó ayer la Cámara de Industria y Comercio (DIHK) alemana, los expertos de este instituto económico berlinés no cuentan con que Alemania entre en recesión, lastrado por sus socios de la eurozona.
El estudio reconoce, no obstante, que el mercado de trabajo alemán se resentirá levemente por la evolución negativa de la coyuntura nacional y que "el desempleo podría incluso subir ligeramente".
Sin embargo, "en su conjunto, la situación del mercado laboral seguirá siendo buena" en el país, resumió Fichtner, que hace referencia a su tasa de desempleo, en mínimos históricos durante este ejercicio.
Para el comienzo de 2013, el DIW se mostró algo más optimista y apostó por una ligera "aceleración" de la economía alemana, impulsada más que por una recuperación de la eurozona -no prevista en las páginas de su informe- por la revitalización económica en algunos países emergentes, especialmente en China.