Cuando el mercado atemoriza te hace perder la confianza. Cuando el mercado muestra cifras te minimiza. Brasil enfrentó a Chile ganando desde el camarín con jugadores tasados según el mercado futbolístico en millones de euros, los nuestros en pesos chilenos. Eso fue determinante para que Tocalli y sus muchachos entraran al campo con una estrategia defensiva ausente de delanteros referenciales. Una cosa es tener respeto y otra es tener un temor reverencial. El DT prometió un juego de ataque y posesión de la pelota y desde la conformación del equipo se manifestó con otros propósitos.
Chile plasmaba un orden defensivo en el propio campo y su ofensiva aspiraba carente de un ideario a pegar zarpazos vía contragolpe. Brasil se plantó con línea de 4 en media cancha, 3 volantes que achicaban los espacios y 3 delanteros que presionaban la salida roja sostenidos en su envergadura física y superioridad técnica. La solución nunca llegó y en rigor era que los volantes y laterales debían tocar y desdoblarse en ataque para entrar en ruptura desde atrás y vulnerar la línea defensiva para llegar mano a mano con el golero. No es lo mismo cometer errores puntuales que cometer errores conceptuales. Intentó quitarle la pelota a Brasil en medio campo y no tuvo movilidad, desmarcación ni velocidad. Las líneas muy distanciadas entre sí facilitaban ataques rivales.
No tenemos individualidades, por lo menos en este partido inicial no se distinguieron. Lo más rescatable fue el tiro libre de Cuevas que acunó sueños como para lograr el empate que nunca alcanzó. Una derrota inobjetable ante un asiduo visitante de la corona de campeón. Se perdió por un margen pequeño ante jugadores hechos y derechos cuyos destinos muy próximos estarán en los grandes clubes europeos. Su formación es superior al nivel de los chilenos. Ellos superaron la fase del perfeccionamiento técnico cuando los nuestros aún están en la de los fundamentos futbolísticos. Ellos en su mayoría ya están para el alto rendimiento, los nuestros aún no salen del laboratorio. A pesar de todo acariciemos con optimismo que lo que viene supere este magro rendimiento.