Pablo Quintanilla está en Marruecos con una ilusión, ser campeón del Mundial de rally cross country, un título que el año pasado se le escapó en la última fecha.
La de ayer era etapa de maratón (sin asistencia de mecánicos), la más complicada, pero a la que mejor le sacó provecho. El nacional en su Husqvarna finalizó la tercera especial en el quinto lugar, a tres minutos del vencedor, argentino Kevin Benavides (Honda), y con ello subió hasta el cuarto puesto en la clasificación general, que encabeza el australiano Toby Price (KTM).
Marruecos es la última fecha de este año y a la carrera le quedan apenas dos jornadas. Pero no por eso la cuenta para sellar esa corona es sencilla, pero se puede resumir en que un segundo puesto en la general final del rally marroquí convertirá a Quintanilla en el segundo campeón chileno de rally cross country.
En caso de ser tercero, es campeón siempre que no se dé esta combinación exacta: que Sam Sunderland gane Marruecos y que se imponga en las dos etapas restantes. Eso, porque hay un punto de bono al ganador de cada etapa.
Si el sanantonino termina fuera del podio y hasta el sexto lugar, dependerá de la suerte de sus dos rivales directos en la general y, de paso, de los bonos conseguidos. Pero en general, debe mantenerse cerca de Sunderland y Price en la general, para que no consigan la diferencia necesaria.
Por ejemplo, hasta como estaban las cosas ayer, Quintanilla sería campeón.
Para enfrentar estas dos últimas jornadas, el equipo decidió cambiar la suspensión, que es la misma del Atacama Rally, por una para caminos más duros: la que usó en Qatar.
De cara a estas dos jornadas, Quintanilla dice que "regulé al comienzo y ahora estoy adquiriendo cierto ritmo de competencia. Intentaremos seguir en esta línea y mantenernos en las primeras posiciones, pero sin arriesgar lo recuperado".