A la entrada del pueblo de Vichuquén, Región del Maule, hay una caravana de cuatro camionetas con banderas chilenas que tienen escritas en sus ventanas "¡Nos vamos a levantar!". Atrás, en el espacio trasero, todos los vehículos llevan bolsas con comida, cajas con alimento para animales, bidones de agua y ropa de todo tipo en buen estado. "Trajimos todo que a nosotros nos hizo falta para el incendio en Valparaíso", dice Solange Olivares, quien va con sus tres hijos y su marido arriba de una de las camionetas.

El objetivo era llegar a Vichuquén aunque antes recorrieron otros pueblos donde, según ellos, valían la pena las más de cinco horas de viaje que habían realizado para concretar su donación. Así es como pasaron por Licantén y Llico. El plan era hacer una entrega rápida de las cosas que llevaban y luego compartir con los afectados de los incendios que han azotado con mayor fuerza las últimas dos semanas a lugares de la zona sur.

Vichuquén se terminó convirtiendo en el destino final. Ahí, recorrieron -como en Llico y Licantén- los lugares afectados en el pueblo y lugares más alejados buscando casas y construcciones destruidas "al nivel de la cobertura televisiva", transparenta Alonso Cornejo, quien iba en uno de los vehículos provenientes de Valparaíso. Pero la situación fue otra: se encontraron con que el fuego había arrasado principalmente con los bosques que rodeaban cada uno de los pueblos, pero no las casas a excepción de casos puntuales.

"Afortunadamente no fue tanta la destrucción", dice Olivares desde el destino final. Estando ahí, asistieron a un perro que una señora correteaba con golpes mientras él cojeaba y luego ingresaron al centro municipal que está recibiendo ayuda para familias afectadas de sectores cercanos, aunque la recomendación fue moverse a otras localidades como Aquelarre o hacer un recorrido por Santa Olga o La Polcura donde también hubo una cantidad de casas quemadas donde su ayuda iba a ser bien recibida y utilizada.

Por lo mismo, Olivares y Cornejo dicen sentirse "decepcionados". Ella dice: "Hicimos un viaje muy largo y la verdad es que la situación más grave está en Santa Olga". Y si bien es una emergencia que trae consigo incluso problemas de salud por la toxicidad del humo, "encontramos que es una pena tratar de brindar ayuda en lugares donde hubo tanta cobertura como en Vichuquén y que en realidad no haya pasado nada".

Posteriormente, se bajaron de sus autos y recorrieron los lugares con menos recursos del lugar para ofrecer parte de los utensilios que habían traído desde Valparaíso para ayudar.