Gérak Millalonko tiene 26 años y pronto se titulará de abogado. Es maestro de paz del Consejo Mayor de Caciques y Comunidades Williche de Chiloé, un grupo de ocho "señores caciques"-forma respetuosa que tiene su pueblo para referirse a la principal autoridad atávica de su etnia- y que integra también una "kurre apo ghulmen", o viuda de cacique, que conserva el mismo rango.
En conjunto con los demás maestros de paz que integran el consejo, se han propuesto como huilliches de la isla de Chiloé ser reconocidos como el décimo pueblo originario del país, recogiendo así la demanda de más de 8 mil comuneros organizados. Quieren tomar distancia del pueblo mapuche, ya que el Estado, a través de la Ley Indígena, los considera parte de esta etnia. "Si bien el artículo 1° de esta legislación sólo reconoce expresamente al pueblo mapuche, siempre se ha entendido que ese reconocimiento abarca e incluye a todas las 'subfamilias', es decir, a los pehuenches, lafquenches y huilliches", explica el abogado experto en asuntos indígenas Sebastián Donoso.
Sin embargo, para los huilliches de Chiloé esta categorización no les sirve para mantener sus tradiciones, pues se sienten distintos culturalmente del resto de los mapuches. Incluso, diferentes a los "continentales", pues el aislamiento insular los ha conformado de un modo distinto a raíz de una relación directa con la corona española, a diferencia de los mapuches del continente.
Por eso ven con inquietud cómo los símbolos mapuches se instalan en la isla mermando, a juicio de los huilliches, su identidad y cultura original. "El hecho que se instalen rehues (altar mapuche) por encima de nuestros campos ceremoniales, o que se esté enseñando mapuzugun, lengua que nosotros los hablantes de la lengua huilliche no entendemos, o que se esté pregonando la historia y los líderes mapuches por encima de los nuestros, es una situación de bastante pena. Por eso nuestra demanda es inclaudicable", precisa Millalonko.
Las comunidades huilliches de Chiloé admiten tener buenas relaciones con los órganos del Estado. Mientras esperan por su reconocimiento, están haciendo gestiones en Santiago para que el Consejo de Monumentos proteja sus sitios patrimoniales y también sus árboles sagrados: el chauma o chaumán, que representa la sabiduría, y la tepa, que simboliza la paz en la cosmovisión williche, wiliche o veliche de Chiloé. Ambos, junto con el voigue o canelo, son usados en ceremonias ancestrales, pero están actualmente amenazados.
A su juicio, no se está respetando la territorialidad ni las tradiciones locales, porque el Estado considera a lo mapuche como un todo uniforme, de Coquimbo a Chiloé. "Acá se está enseñando mapuzungun, y resulta que es muy diferente al huilliche. Claramente, hay cosas que son parecidas, pero hablándolo fluido no se entiende. Es una lengua que podría extinguirse", sostiene Millalonko. Las variaciones lingüísticas responderían también a la influencia de nueve pueblos que en distintos períodos habitaron la isla por miles de años.
En opinión de Necun Painemal, experto en lingüística mapuche, el pueblo huilliche es considerado hasta ahora una variable geográfica de la etnia mapuche "y hay palabras que efectivamente son diferentes, pero que hay que demostrarlo mediante estudios. La diferencia cultural hay que justificarla".
No sólo necesitan un estudio antropológico, sino también reformar la Ley Indígena. El 19 de octubre del año pasado presentaron su demanda en La Moneda ante la Presidenta Michelle Bachelet. "Se le pidió que Chiloé sea reconocido como un pueblo huilliche, autónomo, con todas sus costumbres y tradiciones, cultura, porque nosotros así lo sentimos y así lo pedimos", dijo en ese momento Roberto Panichini, de la comunidad histórica de Chanquín en Chonchi, y señor cacique mayor del consejo, la máxima autoridad entre los huilliches de la isla.
James Park es director del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas (Ceder) de la U. de Los Lagos, casa de estudios que más ha investigado sobre la cultura huilliche. "Varios académicos hemos estado trabajando con este pueblo y claramente se devela una diferencia importante con las sociedades mapuches de La Araucanía y de otros como los pehuenches de la cordillera. Hasta ahora no se nos ha pedido formalmente un estudio. Creo que los huilliches tienen el pleno derecho a solicitar lo que están pidiendo de acuerdo a la legislación vigente, como lo hizo ya el pueblo diaguita y los pehuenches", puntualizó Park.