La desconocida escala en Brasil de la campaña de ME-O
Tras ser proclamado candidato presidencial del PRO, en julio de 2013, Marco Enríquez-Ominami viajó a Sao Paulo en un jet privado junto a dos de los máximos ejecutivos de la constructora brasileña OAS, la misma que hoy es investigada en Brasil por los hechos de corrupción que afectan a Lula. Enríquez usó el mismo jet durante los tres meses de campaña.
Fue el último avión en aterrizar ese día. Cuatro minutos antes de la medianoche del viernes 19 de julio de 2013, el controlador aéreo del aeropuerto Arturo Merino Benítez dio la autorización para aproximarse a la losa. El jet Cessna 525, matrícula PR-TAP, procedente de Brasil, descendió a la pista y luego maniobró hacia los hangares de la compañía Aviasur, una de las tres que prestan servicio a las aeronaves extranjeras privadas que operan temporalmente en Chile.
Para el piloto, el brasileño Ricardo Costa Ferreira, y su joven primer oficial, el también brasileño Rodrigo Rodrigues, era hasta entonces un vuelo ordinario, como el que tantas otras veces habían realizado para la empresa de Taxi Aéreo Piracicaba Ltda., una pequeña compañía de transporte aéreo para ejecutivos creada en 1991 y cuya sede de operaciones se ubica en el municipio de Piracicaba, al oeste de Sao Paulo.
Ferreira estaba acostumbrado a llevar y traer a ejecutivos de grandes empresas, pasajeros con la solvencia suficiente para pagar los cerca de tres mil dólares por hora de vuelo -cifra a la que se deben agregar los viáticos de la tripulación, tasas de aeropuerto y parqueo, entre otros costos adicionales-, que hacen que el arriendo de un jet sea un lujo.
A bordo del jet viajaban dos de los máximos ejecutivos de la empresa constructora brasileña OAS, la tercera en tamaño después de los gigantes en infraestructura Odebrecht y el consorcio Andrade Gutiérrez. Se trataba de Augusto César Ferreira e Uzeda, director internacional de OAS; su esposa, Sabrina Adami Faria, y el director de Operaciones para el Cono Sur de OAS, Augusto César de Souza Fonseca, acompañado de su hija Silvia. Habían venido a Chile por el fin de semana, a esquiar en las Termas de Chillán.
De acuerdo con el manifiesto oficial de vuelos de la Dirección General de Aeronáutica Civil, DGAC, el jet de la empresa brasileña TAP, matrícula PR-TAP, despegó temprano al día siguiente rumbo a Chillán y regresó al aeropuerto Arturo Merino Benítez la noche del domingo 21 de julio de 2013. La instrucciones que recibieron los pilotos fue preparar la aeronave para retornar a Sao Paulo al día siguiente. El viaje sería al anochecer y tendrían dos pasajeros más. Para Ferreira era un dato importante para el cálculo de combustible: la cabina del pequeño jet volaría con su capacidad máxima.
En cumplimiento de la normativa aérea internacional, Ferreira escribió de puño y letra el plan de vuelo previsto y la llamada Declaración General, una hoja que los pilotos deben entregar a las autoridades de inmigración y aduanas de los aeropuertos de salida y entrada, en la que se detalla la fecha, la matrícula del avión, origen y destino. Y lo más importante: los nombres de los tripulantes y de todos los pasajeros.
En la planilla, después de los nombres de los dos ejecutivos de la empresa brasileña OAS y sus acompañantes, Ferreira incluyó el nombre de Marco Enríquez-Ominami y el del brazo derecho del entonces candidato presidencial, el periodista Cristián Warner.
De acuerdo con la página oficial de la DGAC, el jet de la empresa privada Taxi Aéreo Piracicaba Ltda., matrícula PR-TAP, despegó el lunes 22 de julio de 2013, a las 20.30 horas, desde el aeropuerto Arturo Merino Benítez, y su arribo a la ciudad de Sao Paulo se produjo horas más tarde.
El porqué el director internacional de OAS invitó a ME-O a viajar con él a Sao Paulo aún no está claro. Según un ex colaborador de la campaña presidencial de Enríquez, ambos se habían conocido en Chile un par de años antes y se habían reunido varias veces. Como muchos otros representantes de las grandes empresas constructoras brasileñas, Ferreira e Uzeda miraban con recelo la forma en que los gobiernos de la Concertación habían abierto las puertas a las compañías españolas en detrimento del capital brasileño y veían con cierta expectativa lo que podía ocurrir en Chile con el surgimiento de nuevos liderazgos. Además, el ejecutivo brasileño, quien militó en su juventud en el Partido Comunista, era amigo del Presidente boliviano, Evo Morales, y cercano al ex presidente del PT José Dirceu. El dirigente petista, que llegó a ser ministro de la Casa Civil del gobierno de Lula, algo así como ministro de la Presidencia, desde hacía unos años se había convertido en uno de los principales asesores de las constructoras Odebrecht, Andrade Gutiérrez y OAS, tras su caída del gobierno en medio de un escándalo de corrupción.
Los nexos de Ferreira e Uzeda y la plana mayor de la empresa OAS con Lula y el PT quedarían al descubierto en junio del año pasado, cuando se hicieron públicos mensajes telefónicos interceptados por la política federal brasileña en el marco de la investigación por el caso Lava Jato. En estos, el entonces presidente de OAS, Aldemário José Pinhero y Augusto Ferreira e Uzeda hablaban de Lula y del ofrecimiento de un avión pagado por ellos para que el ex presidente brasileño viniera a Chile en noviembre de 2013. Efectivamente, el ex mandatario brasileño estuvo en Santiago entre el 27 y 28 de noviembre de 2013. Asistió a una conferencia con empresarios en la Cepal y se reunió con Michelle Bachelet en su comando, ocasión en la que le dio su apoyo con miras a la segunda vuelta presidencial.
La práctica de los empresarios brasileños de financiar actividades políticas, al parecer, era habitual. Pinhero fue detenido en diciembre del año pasado en Brasil por el caso Lava Jato -el jueves, la Fiscalía de Sao Paulo pidió prisión preventiva en su contra-, y Ferreira e Uzeda debió renunciar a la empresa OAS a comienzos de 2014.
Fotos en Sao Paulo
Para ME-O se trató en esa ocasión de un viaje relámpago. En Sao Paulo se tomó las fotografías para la campaña presidencial con los fotógrafos y equipos de trabajo de la agencia del publicista y experto electoral Duda Mendonça, quien antes había trabajado en 2002 en la exitosa campaña presidencial de Lula. Cuatro años después, Mendonça volvería a tomar la dirección creativa para la reelección del líder del PT. Pero no por mucho tiempo. Debió abandonarla al verse obligado a reconocer ante una comisión investigadora del Congreso brasileño que la campaña 2006 de Lula recibió fondos irregulares a través de cuentas secretas en paraísos fiscales.
A ME-O, el nombre de Mendonça se lo recomendó el presidente del PT Rui Falcao, uno de los dirigentes petistas con los que el chileno venía estrechando lazos desde la campaña de 2009, cuando se acercó al gobierno de Lula en busca de apoyo gracias a los nexos privilegiados que tenía su padre, Carlos Ominami, con Marco Aurelio García, asesor internacional de la presidencia brasileña.
En una primera instancia, Falcao intentó sumar a la campaña del chileno a los asesores y expertos electorales Luis Favres y Vlademir Garreta, los mismos que habían llevado el año 2011 a Humala a la Presidencia de Perú. ME-O y Favres mantuvieron conversaciones hasta abril de 2013, pero las negociaciones no prosperaron. Cercanos al publicista argentino-brasileño, cuyo verdadero nombre es Felipe Belisario Wermus, aseguran que el experto electoral optó por alejarse debido a un choque de personalidades con ME-O. Fue entonces cuando los contactan con Mendonça.
Jet de campaña
Tras la sesión fotográfica en Sao Paulo, Enríquez-Ominami y Cristián Warner regresaron a Chile en el mismo jet de la empresa Taxi Aéreo Piracicaba en el que dos días antes habían viajado junto a los ejecutivos de OAS. En la página web de la DGAC, el arribo del avión matrícula PR-TAP al aeropuerto Arturo Merino Benítez quedó registrado a las 17.39 del 24 de julio de 2013.
Pero esta vez, para los pilotos brasileños Ricardo Costa y Rodrigo Rodrigues ya no se trataba de un vuelo ordinario. El jet se quedaría en Chile durante casi cuatro meses a total disponibilidad del candidato presidencial del PRO Marco Enríquez-Ominami y su equipo de campaña.
Para la empresa de Taxi Aéreo Piracicaba se trataba de un encargo especial. Con una flota de apenas dos aviones y un helicóptero, la compañía celebró la firma de un contrato de servicios por tres meses en el extranjero, algo inusual en este mercado de lujo.
Consultada por Reportajes, la gerenta general de la empresa de Taxi Aéreo Piracicaba, Monique Chenu Madeira, afirmó desde Sao Paulo que los contratos con sus clientes tienen una cláusula de confidencialidad y que “sólo ante un requerimiento formal de los tribunales de justicia o de la policía federal podía dar a conocer el nombre de la persona o sociedad que arrendó la aeronave y el valor del contrato”. Lo que sí confirmó es que el jet matrícula PR-TAP que operó en Chile sigue siendo de la compañía.
Lo otro que es claro al ver los registros de vuelo de la DGAC es que durante el período que estuvo en Chile, el jet privado brasileño de la empresa TAP estuvo en tierra el tiempo justo para cumplir las horas de descanso de los pilotos que exigen las normas de seguridad área internacionales, y las horas de mantenimiento.
Entre el 26 de julio de 2013 y el 17 de noviembre del mismo año, fecha de la primera vuelta presidencial, Marco Enríquez-Ominami realizó tres giras nacionales, algo que se vio facilitado por contar con un jet de su libre disposición. Varios vuelos del jet matrícula PR-TAP se repiten a Arica, Iquique, Antofagasta, La Serena, Concepción, Valdivia, Temuco y Puerto Montt a lo largo de esos tres meses de campaña. La mayoría de las veces volvía a Santiago el mismo día o a lo sumo al día siguiente.
El 26 de julio de ese año, por ejemplo, a las 9.33 horas ME-O voló en el jet desde Santiago con destino a Valdivia. A bordo del avión íban también el tesorero del PRO, Carlos de Urresti Longton; el chofer, los escoltas asignados por Carabineros y un joven camarógrafo. Este último grabó parte del viaje al interior del jet, imagen que fue utilizada en el capítulo cuatro de la franja televisiva de la campaña electoral pocos meses después. Tras una breve actividad de campaña en Valdivia, el jet con el candidato despegó a las 14.43 rumbo a Temuco, para retornar a Santiago a las 18.30 horas.
No fue la única imagen del avión que difundió el comando. El 10 de agosto de 2013, el diario Las Ultimas Noticias publicó una pequeña fotografía de Marco Enríquez y su esposa, Karen Doggenweiler, en el avión privado, cuando iban rumbo a Concepción.
Colaboradores de la campaña de ME-O de 2013 afirman que siempre hubo especial cuidado de que todas las tomas fueran del interior del jet y nunca del exterior, para que no se viera la matrícula de la aeronave, lo que habría revelado que se trataba de un avión privado brasileño.
No todos cumplieron esa norma. En octubre, recuerda un ex miembro del comando presidencial de ME-O, uno de los dirigentes del PRO se tomó una selfie con el jet atrás y subió la foto a su página de Facebook. “Se armó un escándalo. Era domingo, Marco estaba en su casa con Warner y el periodista Axel Pickett, dos de sus colaboradores más cercanos, cuando recibieron un llamado telefónico. Alguien del comando había visto la fotografía del avión en Facebook y les advertía lo que estaba pasado. Warner llamó de inmediato al responsable de la foto y, después de retarlo, le exigió que la borrara”, señaló una fuente que trabajó en la campaña presidencial del líder del PRO.
Los días en que ME-O tenía agenda de campaña en Santiago, el avión era utilizado por miembros de su comando para ir a regiones. Además de Marco y su esposa, según las declaraciones generales de vuelo, que debían llenar en cada viaje los pilotos brasileños -y cuyos registros constan en la DGAC-, los que más utilizaron el avión fueron Cristián Warner, Axel Pickett, Marisela Santibáñez, el vocero de la campaña, Jaime Parada, y el vicepresidente del PRO, Camilo Lagos.
Warner, quien enfrenta una querella del SII por boletas que emitió entre 2011 y 2013 a SQM-Salar por un total de $ 362 millones, señaló que no hablaría de la campaña de ME-O. El concejal por Providencia Jaime Parada, en tanto, dijo “que no hablaba de política” cuando fue consultado por los viajes en el jet y si sabía la forma en que se había costeado el arriendo de la aeronave.
Lo mismo se le preguntó a Camilo Lagos, la semana pasada. “Averiguo y te respondo”, señaló. Desde entonces no ha devuelto los llamados.
Según las planillas de vuelo confeccionadas por los pilotos brasileños, el periodista Axel Pickett, quien fue uno de los asesores de la campaña, figura a bordo del jet a lo menos en tres viajes, acompañando a Marco Enríquez-Ominami. Uno a Antofagasta en agosto, otro a Concepción en octubre y otro a Puerto Montt. Al exhibírsele estos registros, Pickett, profesor de Periodismo y quien trabajó hasta comienzos de 2013 en La Tercera, reconoció haber estado en el avión, aunque dijo desconocer cómo se financió. “Como adherente de la campaña de Marco, viajé algunas veces en un jet privado que, como fue público en esa fecha, se utilizó para la grabación de la franja electoral televisiva. De hecho, ese avión aparece en la franja de Marco de ese año”, indicó.
El uso del jet de la empresa brasileña, sin embargo, sobrepasó las actividades inherentes a la campaña electoral. De acuerdo con el registro oficial en la página web de la DGAC, el 19 de octubre de 2013, el avión despegó desde Puerto Montt a Puerto Natales y al día siguiente se trasladó a Punta Arenas. Esos días, Karen Doggenweiler animó juntó al periodista deportivo Fernando Solabarrieta y a la modelo y ex concejala de la UDI por Peñalolén Carla Ochoa el espectáculo televisivo de la vigésimo sexta versión de la Jornada por la Rehabilitación en Magallanes, una cruzada solidaria regional.
El misterio del contrato
Si bien no existe información ni registro público sobre cómo y quién financió la presencia de un jet privado durante casi cuatro meses en Chile, personeros ligados al ex comando de ME-O de 2013, que pidieron mantener la reserva de su identidad, atribuyen el pago de estos servicios a una compañía ligada a la constructora brasileña OAS, cuyos ejecutivos viajaron con Enríquez-Ominami a Brasil en el inicio de la campaña. De ser efectiva esa versión, ese aporte habría constituido una infracción a la ley electoral, que prohíbe expresamente las donaciones de personas naturales o jurídicas extranjeras a campañas políticas chilenas. Ello, de cualquiera manera, estaría prescrito.
En la declaración de ingresos y gastos por la campaña presidencial de 2013, el comando de Marco Enríquez-Ominami no incluyó facturas por el uso de un avión, ni tampoco un contrato que mencionara de manera expresa la prestación del servicio de taxi aéreo ejecutivo de una empresa brasileña.
En la declaración presentada por el administrador electoral de la campaña de ME-O, el contador Carlos Muñoz Valle, fijó los gastos incurridos en $ 745.260.088.
De esta cifra, sólo cinco facturas -por un monto total de $ 6.010.965- fueron justificadas bajo el ítem de “gastos de desplazamientos”. Es más, en este apartado sólo aparecen dos facturas por arriendo de vehículos para el uso de transporte de personas durante la campaña, las que suman $ 739.500. Del gasto total declarado por ME-O bajo el ítem de “gastos de desplazamiento”, el grueso está en facturas por servicios de hotelería, incluida la factura N° 16147 de Hotelera Cambiaso Hnos. por un monto total de $ 4.021.460, de fecha 16 de noviembre de 2013, el día anterior a la elección presidencial. En este apart hotel, ubicado en Pedro de Valdivia 150, se hospedaron los pilotos brasileños los más de tres meses que estuvieron en Chile.
La cifra de gastos de desplazamiento consignados en la declaración del comando de Marco Enríquez-Ominami contrasta con los montos declarados bajo el mismo ítem por los otros comandos presidenciales ante el Servel.
La candidatura de Michelle Bachelet para la campaña de primera vuelta declaró haber gastado $ 245.529.608 en pasajes aéreos, arriendo de vehículos, fletes para el traslado de propaganda a regiones, pasajes para el traslado de personas para la campaña y hotelería en regiones. Incluyó, además, $ 2.000.000 en la valorización por el usufructo de tres vehículos durante parte de la campaña.
Para la primera vuelta, la candidatura de Evelyn Matthei presentó 17 facturas, por un total de $ 38.681.255 por concepto de pasajes aéreos, transporte de personas, arriendo de autos y traslado de material.
Incluso, una campaña pequeña, como la del ecologista Alfredo Sfeir, consignó ante el Servel más gastos de desplazamiento que la campaña de Marco Enríquez-Ominami. Sfeir presentó 60 facturas bajo este ítem por un monto total de $ 9.593.389.
Reportajes le preguntó al contador Carlos Muñoz Valle, en su calidad de administrador electoral de la campaña de ME-O, cómo se había justificado ante el Servel el uso durante tres meses de un jet privado. A través de un correo electrónico, Muñoz respondió: “Mi compromiso como administrador electoral del señor Marco Enríquez-Ominami terminó, como lo estipula la ley, un año después de finalizada la rendición de cuentas. No voy a poder revisar los registros, porque éstos ya no se encuentran en mi poder”.
Tampoco hubo respuesta de parte de Enríquez-Ominami, quien fue consultado por este tema hace 10 días y al cierre de esta edición estaba fuera de Chile.
En el entorno del líder del PRO aseguran que no hay ningún problema en relación al uso del jet de la empresa brasileña durante la pasada campaña presidencial. En privado, algunos colaboradores de Enríquez-Ominami señalaron que el avión no fue una donación de empresarios brasileños y estaría justificado ante el Servel, pues habría formado parte de los servicios ofrecidos por el publicista brasileño Duda Mendonça.
El pago del jet, según esa misma versión, estaría incluido en la factura N° 27, por $ 170.800.000, que entregó el 2 de diciembre de 2013 al comando de Enríquez-Ominami la empresa de asesorías comunicacionales y estratégicas Cono Sur Research SPA, creada para estos efectos por Cristián Warner, el brazo derecho de ME-O, y quien habría tenido la responsabilidad de seleccionar y supervisar el trabajo desarrollado por Mendonça en la campaña presidencial del 2013.
Según cálculos estimativos de operadores de servicios aéreos para ejecutivos que se ofrecen en Chile, el arriendo mensual de un jet con libre disponibilidad y unas 28 horas de vuelo al mes no puede costar menos de US$ 160.000. Es decir, cerca de medio millón de dólares en los casi cuatro meses de campaña. Eso, afirman, sin considerar que las empresas brasileñas son, por lejos, las más caras de la región, muy por encima de las compañías chilenas, uruguayas y argentinas.
Sin facturar
El contenido del contrato entre el candidato Marco Enríquez-Ominami y Warner se conoció en febrero de 2014, luego de que el Servel impugnara el valor de la factura que entregó Cono Sur Research SPA por considerar “excesivo” el monto pagado a esta consultora por “servicios de asesoría y consultoría en análisis, diagnóstico, diseño de estrategia y plan de acción de marketing”. Más aún, señala el organismo electoral, “tomando en consideración los precios de mercado por servicios similares”.
El 24 de enero del 2014, el Servel dio un plazo de 15 días al comando de ME-O para responder a las observaciones que se habían hecho y procediera a la entrega de informes, reportes y otros elementos que permitan acreditar los servicios.
El 14 de febrero de 2014, en su respuesta al Servel, el administrador electoral de la campaña de Enríquez-Ominami, Carlos Muñoz, explicó que el candidato presidencial había suscrito el 19 de agosto de 2013 un contrato de prestación de servicios con la empresa Cono Sur Research. De acuerdo con dicho contrato, la empresa de Warner se hacía responsable de “seleccionar, supervisar y controlar el trabajo consistente en el diseño de la estrategia y la creación de un plan de acción de marketing para la candidatura presidencial”. Para cumplir con esa misión, Cono Sur Research SPA contrató, a su vez, los servicios del conocido publicista brasileño Duda Mendonça, a quien le cancelaría US$ 300.000 (cerca de $ 160 millones de la época).
En esa ocasión, Muñoz, como administrador electoral de la campaña de ME-O, presentó al Servel una copia del contrato que suscribieron Enríquez-Ominami y Warner. Además, entregó tres elementos para acreditar los servicios que había prestado Duda Mendonça a la campaña. Se trató de una carpeta con artículos de prensa sobre el apoyo del publicista brasileño a la candidatura de MEO y del trabajo que estaba desarrollando en Chile. También un reporte sobre el diseño gráfico elaborado por Mendonça.
En la respuesta al Servel, el administrador electoral de Enríquez-Ominami se limitó a los aportes de marketing, los que detalló en el documento: “Pendrive Lexar media, con el siguiente material de la campaña presidencial de Marco Enríquez-Ominami, realizado y producido por Duda Mendonça en Brasil, a petición de Cono Sur Research SPA: 1.- Jingle de campaña presidencial de Marco Enríquez-Ominami, realizado y producido por Duda Mendonça en Brasil, 2.- Video dirigido y producido por Duda Mendonça con el discurso principal de la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami, emitido en la franja electoral”.
En la respuesta que envió el comando de ME-O al Servel, no se entregó copia del contrato que habría suscrito Mendonça con la consultora de Warner, ni facturas enviadas por el publicista brasileño.
Y tampoco se menciona el uso de un jet privado.
Es más, el contrato entre Enríquez-Ominami y Warner se firmó casi un mes después de que el jet de la empresa de Taxi Aéreo Piracicaba estaba operando en Chile para la campaña presidencial.
El presidente del directorio del Servel, Patricio Santamaría, señaló que para el organismo la declaración general de ingresos y gastos ya fue dada por aprobada y que transcurrido un año desde entonces, cualquier infracción quedó prescrita.
Santamaría reconoció que las facultades que tenía el Servel para fiscalizar las campañas pasadas eran muy acotadas. “Sólo teníamos facultades para recibir la declaración que hacían los candidatos en relación a los aportes y gastos. Y cotejar que cuadraran ingresos y egresos, además del control de los aportes reservados que hacían personas y empresas a los candidatos, los que de ahora en adelante quedarían prohibidos en la nueva ley”, según explicó.
Los cambios introducidos a la ley electoral, tras los escándalos de financiamiento irregular de la política, dotarían al Servel de mayores facultades, incluso la de allanar los domicilios de los candidatos y sedes de partidos políticos, además de extender el plazo de investigación hasta dos años después de la elección, asegura el presidente del Servel.
Desde Lisboa esta semana, en tanto, el publicista brasileño Mendonça afirmó a Reportajes que él se desempeña como “director creativo” y -en ese entendido- no maneja detalles de los temas financieros. Sin embargo, señaló que dio orden a su oficina de indagar todo lo relacionado con su colaboración al ex candidato presidencial chileno.
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