Las desigualdades de género son otro aspecto que desincentiva a los jóvenes para contraer matrimonio, indica Catalina Arteaga, coordinadora del Doctorado en Ciencias Sociales de la U. de Chile.
Para las mujeres ese aspecto es muy crítico, explica Arteaga, ya que en la medida que hay diferencia de género y brechas en los salarios, por ejemplo, "ellas deben tener más años de estudios y experiencia laboral para acceder a empleos dignos, lo que también desincentiva el proyecto de pareja frente a estrategias individuales de posicionamiento laboral y social".
Asimismo, se mantienen desigualdades de género en el ámbito privado. Así lo evidencian los datos de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo, del INE, que muestran que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a labores domésticas.
"Las jóvenes solteras o separadas de nuestros estudios señalan las dificultades de establecer o permanecer en relaciones de pareja, en la medida que los hombres mantienen relaciones desiguales y esperan de las mujeres vínculos tradicionales, que no les permiten a ellas desarrollarse en otros ámbitos que no sean el doméstico y ser autónomas", indica.
Por el lado de los varones, indica, los jóvenes acusan una responsabilidad extrema respecto de un proyecto de pareja, "el cual ven incompatible con las exigencias laborales, la presión social y las demandas femeninas que buscan condiciones más equitativas en las relaciones de pareja".