Universidad Católica no pudo ante O'Higgins y perdió terreno en la lucha por los primeros puestos. El equipo de Rodrigo Astudillo se vio superado ampliamente por su rival, y nuevamente no encontró respuesta en sus jugadores, que carecieron de ideas para atacar, y no fueron solventes para defender.
Entre los principales "villanos" de la negra jornada vivida en el estadio Monumental, están los nuevos nombres que llegaron a la precordillera para reforzar un equipo que prometió ser protagonista e ir nuevamente por el título.
Ante los celestes, y por segundo partido consecutivo, todos los recién llegados fueron parte del equipo titular. Jonathan Bontinelli, su hermano Darío, y Mark González iniciaron, dejando más atrás a otros buenos valores cruzados como Marko Biskupovic, Fabían Manzano o Fernando Cordero. Sin embargo, el trámite del partido no fue favorable para ninguno de los tres.
El caso de los hermanos es el más llamativo. Jonathan aún genera dudas con respecto a su nivel, principalmente debido a su poca velocidad y descuido a sus espaldas. Anoche fue por muchos ratos un mero espectador del desorden que armaban los rancagüinos proyectados en ofensiva. Tal cual, llegó la apertura de la cuenta, con una pelota a sus espaldas para Pablo Calandria, que con facilidad lo dejó fuera de la jugada.
Misma situación para Darío. El referente cruzado está considerado como uno de los que debe cargar con el equipo, pero el partido jugado en Macul lo encontró más veces intentando fabricarse alguna falta inexistente, que organizando jugadas de riesgo. Parece estar muy lejos de lo que se espera de él.
Mark González cuenta con algo más de crédito gracias a su más que correcta actuación en el pasado duelo ante Huachipato, aunque es cierto que ante el cuadro de Berizzo pasó por muchos momentos totalmente desapercibido, pues fue bien anulado por Nicolás Vargas y Yerson Opazo.
Los refuerzos de Católica tendrán la oportunidad ante Iquique de demostrar que aún tienen algo que decir.