La divertida y sangrienta apuesta de Piraña 3D

La cinta que se estrenó hoy, mezcla terror y comedia en un argumento sangriento y con cuerpos voluptuosos. Un festín para fanáticos y un horror para puristas.




No había muchas esperanzas en el éxito de Piraña 3D, el remake del filme de bajo presupuesto que realizó Joe Dante en 1978. Se trata de la actualización de un filme recordado sólo por fanáticos, hecho por un director desconocido y con presupuesto moderado, pero de todas maneras sorteó bien la taquilla (U$80 millones en todo el mundo), tanto que a los pocos días de su salida -en agosto pasado- ya se aseguró una secuela.

La cinta dirigida por el francés Alexandre Aja -y que se estrena hoy en el país- se aleja del esquema de terror convencional y es más bien un híbrido entre comedia gore y suspenso, que apuesta todas sus fichas a un clima sexual explícito más que a crear miedo. Por ello la crítica le dio la espalda y fue apoyada efusivamente por el público adolescente que hoy gobierna Hollywood.

Con un elenco de antiguos créditos olvidados por la industria (Elisabeth Shue, Jerry O'Connel), una modelo con ganas de figuración (Kelly Brook) y una actriz porno deseosa de hacer cine con ropa (Riley Steele), la cinta es un refrito que alude sin pudor a Tiburón (en el comienzo aparece un pescador interpretado por Richard Dreyfuss, versión avejentada de su propio personaje en el filme de Spielberg) y muestra más piel que decenas de cintas similares, y por sobre todo, destila tanta sangre y cuerpos desmembrados que haría palidecer a Freddy Kruegger y Jason Voorhes en su mejor delirio sádico.

"La película es como Gremlins, Ciencia loca ("Weird science") y Muertos de miedo (Dead alive, de Peter Jackson). Júntalas todas y tendrás Piraña. Hoy en día, algunos estudios temen este tipo de película. Definitivamente es un film de horror con mucha comedia y diversión", resumió su director Alexandre Aja.

La cinta arranca con un fuerte temblor cuyo epicentro es bajo el lago Victoria, en Arizona, lo que produce una fisura que libera a miles de pirañas prehistóricas que son el triple de feroces que las conocidas. En el lugar comienza el verano y son miles los jóvenes que llegan y quien se encarga de tener a todos rebosantes de testosterona es Derrick Jones (O'Connell), un animador de un programa por internet que hace una especie de versión hardcore de Wild On. En torno a él orbita el joven protagonista del filme (Cody Longo), un chico responsable y tímido que además es el hijo de la sheriff del poblado.

Tal como muchas otras cintas, Piraña debió convertirse apresuradamente al 3D y su primer resultado no logró aprobar, ya que fue mal evaluado en exhibiciones de prueba. Recién luego de un nuevo trabajo de conversión, la cinta cumplió los estándares y por momentos explota de buena forma los efectos de tridimensionalidad. Aunque eso no fue argumento para que James Cameron la criticara violentamente, diciendo que eso (el tratamiento del género) es justamente para donde no tiene que ir el 3D. "Cuando las películas se van al tacho en lo creativo y cuando las empresas necesitan plata rápido apelan al 3D y ese no es el lugar hacia el que vamos ahora con este formato", dijo sin anestesia.

Así y todo, la cinta ya se encamina a su secuela, aunque a los puristas le duela el alma. De hecho, es tan abierta su vocación paródica que los propios actores de filme se prestaron para un video que "pretendía" demostrar las virtudes de la cinta frente a los votantes de la Academia de Hollywood, en categorías como "mejor cueva submarina repleta de pirañas". Como se sabe, la risa y la arcada van muchas veces de la mano.

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