El domingo, Claudio Borghi cumplió 50 años, pero no organizó ningún festejo. Está muy golpeado por su momento profesional. Es que el sueño de reconstruir a su Argentinos Juniors cada vez más se parece a una pesadilla, tanto que podría renunciar si hoy pierde ante Douglas Haig, en Pergamino. Al cabo, ese modesto club de La Paternal, especialista en modelar cracks inolvidables, vive pendiente de la decisión de un hombre que se observa tan bajoneado como desorientado.
"Está muy golpeado el Bichi. No le encuentra la vuelta al equipo. Se siente en deuda", contó a La Tercera una fuente próxima al DT. A pesar de distinguirse por su locuacidad, inclusive en momentos duros, hoy Borghi se refugia en el silencio. No habló con la prensa el sábado luego del 0-1 ante Ferro como local, que representó la tercera derrota consecutiva y el cuarto partido sin victorias y sin goles. Tampoco aceptó entrevistas individuales. Se encierra en su laberinto Borghi. Y no es sentido figurado: ese técnico que se caracterizaba por abrir las prácticas, ahora arma entrenamientos a puertas cerradas y hasta pone lonas para frustrar espías.
Los jugadores, off the record, no titubean: "El clima es pésimo". En la dirigencia, Borghi no tiene respaldo unánime. Muchos miembros de la CD están molestos, porque sólo le atiende el teléfono a un dirigente, a Luis Fernando Segura, el hijo de Luis Miguel Segura, quien dejó la presidencia para liderar la AFA tras la muerte de Julio Grondona. Diferente es con los hinchas, que ya descargaron su malestar contra los jugadores mientras a Borghi lo tratan con respeto total en agradecimiento a su pasado excelso en el club como jugador y como técnico.
Tan complejo es el escenario que dos integrantes del cuerpo técnico le dijeron a Borghi tras perder con Ferro que se quieren ir. Ahí el Bichi les pidió esperar un partido más, el de hoy. Ese plazo se lo habría transmitido también a Luis Fernando Segura, quien lo desmintió. Si se va, el Bichi abandonaría esta aventura de reconstrucción deportiva e institucional que él encabezó e impulsó. Si se va, Néstor Gorosito suena como su reemplazante, muy por encima de Emiliano Díaz, el hijo de Ramón Díaz.
A pesar de contar con Juan Román Riquelme, hoy Argentinos no ascendería porque ¡no está entre los primeros cinco de una zona de 11 equipos! Es un equipo con posesión, pero cero profundidad, otra rareza para un DT que vive transmitiendo un mensaje lleno de riesgos. ¿Hoy será el final o el inicio de la resurrección?