La gran pregunta es si tendremos el temido infierno de la doble recesión o si finalmente se consolidará la recuperación global.
Todo dependerá de si el célebre economista británico John Maynard Keynes tenía razón al decir que, en épocas de recesión, el estímulo fiscal tenía que ser el motor económico.
No es la ruta que adoptaron la enorme mayoría de los países centrales en 2010.
El Reino Unido, Alemania, Francia, los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, España) y Japón fueron los casos más emblemáticos de anuncios de drásticos tijeretazos fiscales para lidiar con el alto déficit que dejó la crisis.
La notable excepción es la primera economía mundial, Estados Unidos, que en diciembre acordó la extensión y ampliación de un programa de reducción impositiva a los ricos y ayuda a los pobres, que inyectará unos US$300.000 millones adicionales a la economía.
Según Robert Skidelsky, autor del libro "Keynes: el regreso del maestro", estamos ante un gran experimento comparativo de política económica.
"Si la reducción del déficit es el camino para la recuperación, deberíamos enterrar a John Maynard Keynes. Si por el contrario no lo es, tendremos que adoptar serias medidas para que los mercados financieros no nos sigan gobernando", escribió Skidelsky en el diario británico Financial Times.
En diálogo con BBC Mundo, Robert Ward, director de Predicciones Globales de la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist (EIU, por sus siglas en inglés), se inclinó por una hipótesis intermedia: un enfriamiento de la economía mundial.
"Nuestro cálculo es que en 2010 la economía creció un 4,6% y bajará en 2011 a un 3,7%. Pero no descartamos la posibilidad de una doble recesión. Creemos que hay un 30% de probabilidades de que esto suceda", advirtió Ward.
MERCADOS Y DEFICIT
El cálculo de la EIU es que el estímulo fiscal estadounidense añadirá un 0,5% adicional a la economía, que crecerá un 2,2%, lo que es incapaz por sí sólo de darle la tracción necesaria al mundo, aunque al menos es algo que apunta en la dirección correcta.
La preocupación es el impacto de los ajustes europeos, que en su mayoría sólo entrarán plenamente en vigencia en 2011, y las posibles ondas expansivas que tengan sobre la economía en su conjunto y los bancos en particular.
Los mercados financieros, que reclamaron en la primera mitad de 2010 ajustes para resolver el déficit fiscal de la eurozona, han empezado a preocuparse por la falta de crecimiento.
El escenario más optimista es una expansión europea de un 1,2%, pero preocupa el impacto de los ajustes, en especial en la zona del euro, dado lo ocurrido con Irlanda.
En dos años, el gobierno de Dublín aprobó cuatro ajustes que terminaron agravando la situación fiscal y hundiendo al país en una doble tenaza mortal de recesión y deflación (caída continua de los precios).
En el caso de Grecia, la otra nación europea rescatada en 2010, el mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en diciembre que el programa de consolidación fiscal podría requerir más tiempo y que se debían ampliar los plazos de pago de la deuda.
Por primera vez en los once años de historia del euro, la cesación de pagos y reestructuración de la deuda en el interior de la eurozona es una posibilidad concreta que, para algunos analistas, es preferible al actual desgaste económico.
FUTURO DEL EURO
En 2011, los países de la eurozona tienen vencimientos de deuda por unos 560.000 millones de euros (US$742.000 millones) en el marco de un crecimiento anémico y fuertes déficit de las cuentas públicas.
Muchos consideran inevitable que Portugal, que tiene que pagar unos 20.000 millones de euros (US$26.500 millones) para mitad de 2011, se sume en los próximos meses a Grecia y a la lista de países rescatados de la cesación de pagos.
Sin embargo, si el asedio termina doblegando a la cuarta economía de la eurozona, España, la mayoría de los economistas estima que el fondo de rescate aprobado en mayo no bastará para cubrir su caída.
¿Es posible, entonces, que este año veamos una cadena de rescates o cesaciones de pagos en la zona del euro?
La canciller federal de Alemania, Angela Merkel, lo pintó a fin de año en términos dramáticos: "El futuro del euro está en juego".
"Si se trata de un país pequeño que reestructura su deuda con una quita del 20% o el 30% del monto total, la eurozona lo puede absorber. Con España es diferente. Estamos hablando de una crisis soberana que afectaría al sistema financiero", le comentó Ward a BBC Mundo.
La situación es tan crítica que el 16 de diciembre una cumbre de la Unión Europea (UE) aprobó una modificación del Tratado de Lisboa para crear un mecanismo permanente de rescate en la zona del euro.
CRISIS SISTEMATICA
Merkel tiene razones internas para preocuparse por la crisis.
Según el el Banco Internacional de Pagos, las entidades alemanas han prestado unos 30.000 millones de euros (US$40.000 millones) al Estado español y unos 95.000 millones (US$126.000 millones) a sus bancos.
A fines de abril, el país ibérico tiene un vencimiento de 15.500 millones de euros (US$20.500 millones), mientras que su banca enfrenta pagos de unos 35.000 millones de euros (US$46.400 millones).
Como ante todo vencimiento, la alternativa es pagar la deuda o refinanciarla con nuevos bonos.
Con los mercados financieros en estado de turbulencia, nada puede darse por garantizado.
Según Robert Ward, es una prueba de que el sistema financiero internacional todavía navega en las aguas inquietas del estallido de 2008.
"Si bien se superó la etapa más crítica de 2008-2009, todavía hay muchos temas pendientes en el sistema financiero como la deuda tóxica y el tipo de regulación que se necesita para evitar repeticiones. Una caída en cadena de países del euro nos situaría en un escenario peor que el de Lehman Brothers por su impacto en los bancos", advirtió Ward.
ECONOMIAS EMERGENTES
El dato positivo que dejó el estallido de 2008 es la fortaleza que han mostrado las llamadas economías emergentes de la mano de China y, en menor medida, India.
El cálculo es que estos países no tendrán el dinamismo de 2010, en parte porque se agotará el efecto rebote que sigue a toda recesión y en parte porque, después de un crecimiento del 7,1%, tendrán que lidiar con presiones inflacionarias y el agotamiento de programas de estímulo fiscal.
Todo dependerá de dos cosas: la reacción de China y la profundidad de la crisis en el primer mundo.
Según la EIU, China crecerá un 8%, menos que el 9,9% de 2010.
Uno de los enigmas es el impacto que esta desaceleración tendrá en Asia y América Latina.
En un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de diciembre, la organización estima que la región, que se expandió un 6% en 2010, crecerá un 4,2% en 2011.
Está claro que las economías emergentes pueden sobrevivir una desaceleración de los países centrales. El impacto de una crisis a la Lehman Brothers con el euro y el sistema bancario comprometido es otra cosa.
Si bien es cierto que los mercados emergentes fueron los primeros en salir de la recesión de 2008-2009, también es cierto que no pudieron evitarla.
Ward se encuentra entre los que piensan que sólo a mediados de década se habrá salido del estallido financiero de 2008.
Si es así, 2011 será un peldaño y sólo queda por definir si estaremos ascendiendo hacia una solución o descendiendo hacia una nueva crisis.