Pese a que se presentó como una de las sorpresas de la inscripción de candidaturas parlamentarias la noche del lunes 21, fue una encuesta -cuyos resultados están en manos de la directiva del PS hace tres meses- la que selló tempranamente la postulación senatorial del ex ministro José Miguel Insulza en Arica.
El sondeo fue la primera medida tomada por la mesa que dirige Álvaro Elizalde apenas asumió la conducción socialista en abril: se pidió hacer una encuesta presencial en cinco regiones del país para evaluar las opciones senatoriales de las figuras PS con miras a las parlamentarias de noviembre. Los resultados fueron la base de la negociación que llevó adelante la directiva con sus socios del pacto La Fuerza de la Mayoría.
El estudio se centró en las regiones de Arica, Atacama, Valparaíso, Maule y Aysén, quedando excluidas las de Tarapacá y de La Araucanía.
Según miembros de la mesa PS, en el sondeo el ex ministro Insulza aparecía como una carta muy competitiva en Arica y con escasa posibilidad de electibilidad en Atacama, zona que la ex líder del PS Isabel Allende había optado por ceder. Las mismas fuentes sostienen que en esta última región el "Panzer" era triplicado por la diputada DC Yasna Provoste y duplicado por el comunista Lautaro Carmona. En Arica -en cambio- Insulza aparecía ya empatado con el ex alcalde Salvador Urrutia, la opción del PPD.
Apenas tuvieron en sus manos los resultados del estudio se realizó una cita en la que participó Insulza -quien llegó acompañado del alcalde de San Ramón, Miguel Ángel Aguilera- junto al presidente y el secretario general del PS, Álvaro Elizalde y Andrés Santander, respectivamente.
Ahí comenzó el "gallito" que enfrentó al ex ministro con los líderes PS.
En la directiva afirman que Insulza se comprometió a pensar la propuesta de postular por Arica y que -sin embargo- a los pocos días partió de manera sorpresiva a Atacama para evaluar su proclamación como candidato con los dirigentes socialistas regionales.
En el entorno de Elizalde resienten que el ex ministro había hecho una evaluación interna: que el jefe PS estaba debilitado tras haber propiciado la bajada de la candidatura presidencial de Ricardo Lagos al jugársela por apoyar a Alejandro Guillier y que ello le daba espacio para negociar el mejor escenario para intentar por segunda vez en su vida -la primera fue una sonada derrota en 1973- llegar al Congreso.
Cercanos a Insulza -en todo caso- contraatacan señalando que la directiva PS estaba más preocupada de sus propios cupos (Elizalde y Santander son candidatos) que de optimizar el mejor resultado para la colectividad.
Lo cierto es que la larga disputa terminó en empate: el ex ministro en la práctica es el único candidato PS apoyado por el PR y la DC y la directiva lo terminó obligando a competir por Arica. Pero los nexos quedaron resentidos.
Fue la DC la que terminó destrabando el conflicto cuando su abanderada, Carolina Goic, pidió a Elizalde una conversación privada el domingo 20, mientras se inscribía la lista conjunta de candidatos a Core en el Servel. La improvisada cita se concretó en una sala interna del organismo y continuó con un desayuno de los líderes del PS y la DC en un café de Santo Domingo. "Espero que esto sea una señal de reencuentro", habrían sido las palabras de Goic.
Al día siguiente -en el comité político de La Moneda-, el presidente DC, Matías Walker, ofreció a Elizalde el apoyo de su partido a la candidatura de Insulza en Arica a cambio de un cupo en Quillota en la lista de Core. Un gesto menor a cambio de destrabar el "gallito" de la mesa PS con una de las principales figuras socialistas. Al diálogo se sumó el líder radical Ernesto Velasco, comprometiendo también el respaldo de su partido al "Panzer". Elizalde, entonces, llamó a Insulza, mientras hacía lo propio Walker con el hijo del ex ministro, Javier Insulza, para afinar los detalles de la oferta. Así, el ex secretario general de la OEA llegó poco después a la sede del PS para una cita de emergencia con la mesa, en la antesala de la inscripción legal de candidatos con la carpeta con los antecedentes que exige la ley para ser candidato.
Pero el "Panzer" se había dado un último "gusto": advertido de que previo a su cita con la directiva PS el senador Guillier tenía un desayuno con dirigentas oficialistas, Insulza llegó antes e irrumpió en el encuentro que lideraba la carta presidencial del bloque diciendo: "Bah, parece que me equivoqué de reunión". ¿El resultado? Un apretado abrazo entre Guillier y el ex ministro, que fue inmortalizado en varias fotografías.