El equipo de equitación chileno tenía tres clasificados. Carlos Villaroel junto a su caballo Paradigma; Sergio Iturriaga montando a Versalles y Guillermo Garín, al mando de Ubago. Sólo faltaba que Carlos Lobos y Ranco terminaran satisfactoriamente la prueba, para completar el objetivo de clasificar al Panamericano de Toronto 2015.
Lobos y Ranco son los que llevan más tiempo compitiendo juntos. Son una pareja inseparable. Lobos sabe lo que piensa su caballo y Ranco entiende a la perfección lo que pretende su jinete. El equipo estaba tranquilo. La confianza era de ellos. No había duda que este binomio iba a sellar una victoria inédita en la equitación nacional.
"¡Avanza Carlitos, vamos! ¡Bien ganado! ¡Viva Chile!", exclama el equipo chileno tras la llegada de Lobos, que tal y como se esperaba, confirma la hazaña chilena. Por primera vez el equipo clasificó completo, sin ninguna baja a los Panamericanos.
"Nosotros fuimos con la tarea clara que a Brasil (donde se realizó la prueba pendiente desde los Odesur de Santiago) no viajabamos por un resultado, íbamos a buscar la clasificación para Toronto", afirma Garín, quien también cuenta que, el equipo que está integrado únicamente por caballos y jinetes del Ejército de Chile, fue felicitado por Marcelo Tosi, entrenador de Brasil y uno de los jinetes más famosos de la historia de la prueba completa.
Lobos y Ranco
Los primeros galopes del capitán Carlos Lobos fueron cuando tenía cuatro años, en 1982 en Punta Arenas. Su pasión por este deporte se la debe a su padre, quien también lo prácticaba. En 2011 se marca un antes y después en su carrera, cuando en febrero comienza su relación con Ranco.
"Su carácter lo hace ser diferente, hay que aprender a conocerlo", afirma Lobos, quien comenta que es un caballo con un temperamento fuerte, y con muchas condiciones para competir.
"Es parejo en las tres disciplinas. Muy bueno en adiestramiento. Es rápido y valiente en el día del cross country y tiene una gran resistencia y agilidad para el día del salto de obstáculos", agrega el jinete .
La pareja logró la consolidación al poco tiempo de conocerse. Pareciera que estaban destinados a competir juntos. Cinco meses después de montarlo por primera vez, logran ser vicecampeones mundiales en prueba completa a nivel militar. Y a los ocho, competían en los Panamericanos de Guadalajara, donde obtuvieron un noveno lugar (entre 56 competidores), siendo el mejor registro nacional y el segundo a nivel sudamericano.
"Creo que hemos llegado a un punto en que sé lo que Ranco está pensando. Nos tenemos mutua confianza", dice Lobos.
La relación entre ellos es algo especial. Con solo un sonido o gesto de su jinete, Ranco cambia la marcha y al galopar sobre la pista parece flotar, su majestuosidad es evidente, y él pareciera saberlo.
Nieto del campeón mundial de salto en Suecia 1990, Quito de Baussy, e hijo de la máxima figura de salto de 2008, QR Pillán, Ranco tiene antecedentes de sobra para avalar sus capacidades para competir. Con 11 años recién cumplidos está en su mejor momento.
Es un equino que tiene bastante experiencia. Su alto rendimiento lo propone como una carta importante para Toronto. "Si físicamente lo acompaña el tiempo, podríamos pensar hasta en competir en los Panamericanos en Lima (2019)", dice su jinete.
Cuando deje la competencia, Ranco se perfila como integrante de la sección de alta escuela del Ejército. "Son muy pocos los caballos que lo logran", remata Lobos.