Cerca de las 11 de la mañana del martes, Ciudad de México realizó un simulacro para recordar el terremoto del 19 de septiembre de 1985, una de las catástrofes más graves que ha sufrido el país y que dejó a más de 10.000 muertos. Durante esa mañana, cientos de personas dejaron sus trabajos y salieron a las calles para realizar evacuaciones. Pero dos horas más tarde, a las 13:14, el ensayo se convirtió en realidad: un terremoto 7,1 sacudió el estado de Morelos, a 100 kilómetros de la capital mexicana, y sus efectos se sintieron con fuerza en todo el centro de México. Hasta la noche de este miércoles, se han registrado 230 muertos, aunque esta cifra podría aumentar en las próximas horas.
El sismo, el segundo que afronta México en dos semanas -el 7 de septiembre un movimiento telúrico en el estado de Chiapas dejó 98 muertos-, provocó el colapso de 39 edificios, según el alcalde de la capital, Miguel Ángel Mancera. El edil señaló, además, que 600 construcciones serían revisadas para verificar su estado. Desde el martes, se han registrado alrededor de 23 réplicas, la mayor de ellas magnitud 4.
"Trabajo en un piso 21. El edificio se movía mucho, los vidrios y las paredes estallaban, la gente gritaba. Estábamos recargados sobre una pared, y otros se encontraban agarrados de columnas porque el movimiento era muy fuerte. Todavía estoy en shock, porque llegué a pensar que el edificio se podía caer", dijo a La Tercera Carlos Hernández, de 25 años.
Sofía López, de 31 años, que estuvo a segundos de tomar un ascensor en su trabajo, asegura que hay "mucho terror" en las calles y "mucha gente ayudando". "La mayoría de las personas están trabajando en centros de acopio", contó a este diario.
México despertó con rescatistas que trabajaban contrarreloj para buscar sobrevivientes entre los escombros. Los equipos de rescate levantaban el brazo para pedir "¡Silencio!", y poder escuchar los gritos de los sobrevivientes.
Pero la imagen más desoladora era la que se vivía en el colegio Enrique Rébsamen, ubicado en Coapa, al sur de Ciudad de México. El pequeño establecimiento de tres pisos, que impartía clases de pre escolar, primaria y secundaria, quedó destruido con niños en su interior. El colegio privado se convirtió rápidamente en el símbolo y en el epicentro de la tragedia mexicana.
Niños atrapados
El sismo ocurrió a la misma hora que los menores se encontraban en clases. Pero al momento de evacuar las salas, la parte delantera del edificio colapsó, justo en la ruta de salida de emergencia, lo que provocó que decenas de niños se quedaran encerrados bajo los escombros. Hasta la tarde de este miércoles, según The Associated Press, 25 personas habían muerto, entre ellos, 21 niños. Hasta la noche se habían logrado rescatar con vida a 11 menores.
Los equipos de rescate buscaban desesperadamente más vidas. Se estima que unas 30 personas se encuentran bajo las ruinas. Todo esto, mientras decenas de padres esperaban noticias sobre sus hijos a las afueras del colegio y algunos trepaban árboles para observar con una mejor perspectiva las tareas de rescate. Todo, mientras la estructura estaba a punto de colapsar, lo que dificultaba las labores.
Tras el sismo, muchos vecinos y apoderados corrieron para buscar a los niños al colegio. Pero a medida que el día avanzaba, cuerpos sin vida fueron apareciendo entre los escombros y los funcionarios tenían cada vez menos esperanza de que los niños se encontraran con vida.
En la escuela están registrados 347 niños, 27 profesores y otros trabajadores. Pero no está claro exactamente cuántos estaban allí al momento del terremoto. Los heridos, más de 60, fueron enviados a hospitales de la zona.
Además, varios padres de la escuela habían estado comunicándose con sus hijos atrapados a través de WhatsApp para ayudar en los esfuerzos de búsqueda. Así fue como se salvó Fátima, según explica el diario mexicano El Universal. "Estoy bien, estoy con otros cuatro niños atrapados, ayúdennos, tenemos sed", habría escrito la menor a sus padres seis horas después del sismo. Al anochecer, fue rescatada junto a otros cuatro niños.
Además, durante el mediodía y mientras se buscaban más sobrevivientes, una niña fue rescatada del colegio tras pasar más de 20 horas atrapada bajo las ruinas. Tras el llamado de los rescatistas, la menor logró sacar su mano desde debajo de los escombros.
Pero el colegio Enrique Rébsamen no es el único afectado. Más de 200 escuelas de Ciudad de México han sido dañadas por el terremoto, 15 de ellas severas.
La noche del martes, el Presidente Enrique Peña Nieto, que declaró tres días de luto, llegó hasta el recinto para recorrer la zona de derrumbe y supervisar las labores de rescate. Allí anunció que se trasladaría más ayuda, junto con los 500 miembros del Ejército y de la Secretaría de Marina que ya han llegado hasta el lugar. Peña Nieto viajó a Jojutla, uno de los municipios más dañados por el terremoto. El gobernador del estado de Morelos, Graco Ramírez, informó que la llegada del mandatario era "para apoyar a los damnificados por el sismo" en esa zona del país, donde se localizó el epicentro del terremoto.