La Estatua de la Libertad cumple hoy 125 años y los festejos en Nueva York por el aniversario del monumento ícono de Estados Unidos incluyeron una ceremonia simbólica en la que se nacionalizaron 125 inmigrantes provenientes de más de 40 países.
Las celebraciones contaron con la presencia del secretario del Interior, Ken Salazar, quien expresó que la diversidad es la verdadera fuerza del país.
La ceremonia de nacionalización fue el inicio de una serie de manifestaciones que incluían un espectáculo de fuegos artificiales.
Para la ocasión, "Lady Liberty" ingresó a la era digital, gracias a una refinada cámara web estratégicamente ubicada sobre su antorcha, que permitirá que cualquier usuario de Internet pueda ver en tiempo real y desde cualquier parte del mundo una perspectiva única de Manhattan (http://www.earthcam.com/usa/newyork/statueofliberty).
Será posible ver las embarcaciones y los trabajos en Freedom Tower y el World Trade Center, allí donde surgían las Torres Gemelas.
La Estatua de la Libertad fue donada por Francia a Estados Unidos el 28 de octubre de 1886, como gesto de amistad. Fue realizada por el escultor Frederic Bartholdi, quien eligió en persona el lugar dónde colocarla.
Con una altura de 46 metros, representa la deidad romana de la Libertad. En su mano porta una antorcha y una tabla con la inscripción de la fecha de la Declaración de la Independencia, 4 de julio de 1776. A sus pies yace una cadena rota.
Surge sobre una isleta cercana al puerto de Nueva York, emplazada allí para que fuera visible por todas las naves que arribaban. Inicialmente concebida como símbolo de la libertad, recién en un segundo momento se convirtió también en símbolo de la inmigración. Luego de los festejos por su aniversario, "Lady Liberty" desde el sábado cerrará sus puertas por un año, durante el cual será sometida a trabajos de restauración, que incluirán la ampliación de dispositivos de seguridad anti incendio, además de la modernización de equipos eléctricos y mecánicos.
La inversión demandará más de 27 millones de dólares. "Ahora es segura, pero lo será más cuando terminemos" los trabajos, dijo David Luchsinger, superintendente del monumento. Cerca de 3,5 millones de personas la visitan cada año, que deberán contentarse en los próximos meses con verla desde fuera, sin la posibilidad de subir hasta su corona.