Cristina Fernández había desaparecido de los escenarios desde su derrota electoral en 2015, cuando Mauricio Macri triunfó frente al entonces candidato oficialista Daniel Scioli y llegó a la Casa Rosada. Pero esta semana, Cristina K no sólo lanzó su nueva coalición, Frente Unidad Ciudadana, sino que el sábado confirmó que será candidata al Senado por la provincia de Buenos Aires, la más poblada y donde tiene mayor respaldo. La ex mandataria participará en las primarias legislativas que se realizarán el 13 de agosto, para luego competir en los comicios del 22 de octubre, donde se renuevan 127 diputados y 24 senadores.

La estrategia de campaña que impulsará Cristina K es clara. Ayer, Jorge Taiana, el ex canciller que irá junto a la ex presidenta como candidato a senador por Unidad Ciudadana, aseguró que ambos buscarán "esfuerzos para poner una valla y detener el avance de este proyecto restaurador", en referencia al gobierno de Macri. Taiana dijo que quería llevar a cabo una "batalla política", y que "cualquier problema que haya habido, el gobierno lo agravó. Esa es la herencia que tenemos", señaló en una entrevista.

Todos los ojos estarán puestos en la "madre de todas las batallas", en la provincia de Buenos Aires, donde vive el 40% del electorado del país. Gran crítica de la gestión de Macri, Cristina K se enfrentará allí cara a cara con el partido gobernante, Cambiemos, que apostó por el ministro de Educación, Esteban Bullrich, y Gladys González como sus candidatos a la Cámara Alta.

Bullrich depende del presidente, quien se comprometió en hacer campaña a su favor para obtener una victoria. Y Macri apuesta por ganar para reafirmarse políticamente y cerrar toda posibilidad de que la ex gobernante pueda llegar a la Casa Rosada nuevamente en 2019.

Si logra un buen resultado en las legislativas, Cristina K será la líder indiscutible de la oposición y llegará al Senado con el objetivo de criticar a Macri y restarle apoyos. Además, si logra un escaño, podría lograr inmunidad y eventualmente librarse de ser detenida por tres causas en las que está procesada por supuestos delitos de lavado de dinero y corrupción.

La ex gobernante, que decidió dividir al Partido Justicialista (PJ, peronista) y lanzar su propia fuerza, intentará atacar directamente al presidente, como lo hizo ayer por su cuenta de Twitter. Allí apuntó a la política de endeudamiento de Macri. "Con la emisión de un bono a 100 años al 7,9% de interés, el gobierno (...) obliga a las próximas 25 presidencias que lo sucederán a que devuelvan mañana lo que él disfruta hoy", escribió.

Además, según el diario argentino La Nación, Cristina K apunta a arruinar la Presidencia de Macri para tener un futuro político y "erigirse en la líder de una contracorriente latinoamericana capaz de dar vuelta la marea neoliberal".

Pero el mandatario, que cuenta con un apoyo cercano al 50%, aprovecha la división con la que llega el peronismo: Cristina K, con su nueva formación; el peronista disidente Sergio Massa, y por último Florencio Randazzo, ex ministro de Transportes kirchnerista. Esta fractura debería favorecer al gobierno. Sin embargo, no se está ante cualquier candidato. El presidente lo sabe, por lo que también será crucial el rol que juegue la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, quien logró derrotar, en octubre de 2015 y contra todo pronóstico, al peronismo en la provincia, que la controlaba desde la década de 1980.