Casi dos meses lleva el periodista Cristóbal Fernández (27), junto a un equipo de realizadores audiovisuales, recorriendo parte de África y Asia para grabar reportajes sobre las culturas milenarias de estos dos continentes.

Nepal, era uno de los ocho destinos que formaban parte de su viaje, pero lo que nunca imaginó es que este pequeño país marcaría su experiencia, su trabajo y vida.

En el momento del terremoto 7,9 que azotó al país de los Himalayas, Cristóbal se encontraba en la ciudad de Chitwan, a unos 148 kilómetros de la capital nepalesa, con el objetivo de visitar el Parque Nacional de Royal Chitwan y hacer un recorrido sobre elefantes. El tour lo tenían programado para las 13.30 horas del sábado, pero una hora y media antes, cuando estaban en su hotel el suelo comenzó a moverse.

"Empezó a temblar despacio, después fue más fuerte, pero nunca llegó a caerse algo. Lo que sí es que fue muy largo, duró creo que entre tres y cuatro minutos. Para nosotros no fue tanto, pero al salir de la pieza empezamos a darnos cuenta de que estaban todas las nepalesas que trabajaban en el hotel, rezando, con miedo, con un poco de histeria. Nosotros como ya hemos vivido esto, no nos llamó tanto la atención, no nos asustamos tanto", cuenta a La Tercera. 

Esa misma noche viajaron a Katmandú. Un viaje que debería haber durado cuatro horas duró más de 12, debido a la gran congestión que se produjo.

Al llegar, se dieron cuenta de lo que había ocurrido. Si bien por la falta de luz no notaron el nivel de destrucción que había dejado el terremoto, si vieron a la gran cantidad de personas que habían instalado carpas en la calle por instrucción explícita del gobierno. Y es que las autoridades decretaron 72 horas de evacuación, donde no se les permitió estar al interior de sus casas por precaución.

La medida se basó en una estimación que dieron expertos del lugar sobre que dentro de las próximas 12 horas habría una gran réplica. Y así como lo dijeron, ocurrió.

Al día siguiente, cerca del mediodía un nuevo temblor golpeó las calles de Katmandú.

"Eso fue lo más fuerte que viví. Nos tocó ver la realidad más triste", asegura el periodista Cristóbal Fernández. "Justo nosotros estábamos grabando en el casco histórico de la ciudad, en el Durbar Square. Estábamos filmando las pagodas que se habían caído, y como la escalera estaba en pie lo que hicimos fue subirnos. Ahí empezó el temblor más grande, fue muy fuerte. Acá al parecer no hay cultura de temblores, la gente gritaba y corría, muy desesperados, no tienen ese control en casos de emergencia, la gente se asustaba mucho. Fue súper fuerte vivirlo en ese momento", dice.

"Por un lado tuvimos la suerte o el destino nos acompañó para que no fuera tan grave nuestra estadía en Nepal", cuenta Cristóbal que añade en esta entrevista que "pudo haber sido peor para nosotros, ver los edificios en el suelo y haber visto a gente muerta hubiera sido terrible".

EL CAOS EN KATMANDÚ
El día que llegaron a Katmandú estuvieron en un hotel del que los desalojaron a la mañana siguiente. "A las ocho de la mañana nos fueron a despertar porque habían habido un par de réplicas la noche anterior. Los que trabajaban ahí se asustaban mucho, nos fueron a despertar con gritos y portazos para que nos fuéramos porque no se querían arriesgar ni ellos ni a nosotros, entonces decidieron cerrarlo", explica. Según lo que pudo ver, el 99% del barrio estaba cerrado, "no teníamos la opción de ir a otro lugar, no teníamos donde comer, no había comunicación, el wifi estaba caído, no había electricidad y en muchos lugares no había agua", añade.

Desde Mumbay, donde se encuentra hoy, el periodista dice que no tenían información de lo que estaba ocurriendo. "Podías ver a la misma gente con radios antiquísimas tratando de escuchar algo, era como estar en un pueblo súper atrasado".

Ese día, cuando se levantaron fueron a grabar al Durbar Square. "Ese lugar lo habíamos visitado dos días antes y habíamos visto lo hermoso que era. Todas esas pagodas históricas que eran preciosas. Ahora fuimos y estaba todo en el suelo. Había mucha gente ayudando, nepaleses pero también turistas, quienes en especies de cadena trabajaban para retirar los escombros más lejos".

EL AEROPUERTO DE KATMANDÚ

Otro problema que vivió la ciudad fue el caos en el aeropuerto, ya que miles de personas intentaban viajar a otros países. Una gran cantidad de indios trataban de tomar vuelos de vuelta a su país natal, gracias a una iniciativa del gobierno de ese país que dio la posibilidad de viajar sin costo a quienes lo necesitaran. Lo mismo hicieron las autoridades de Sri Lanka.

"La estructura del aeropuerto estaba trizada, habían escombros, el techo estaba caído en muchas partes. Los baños imposibles de describir, el suelo movido, restaurantes cerrados y el único lugar abierto había triplicado los precios, y además no quedaba nada. Además, sólo algunas aerolíneas entregaban cosas. Nosotros estuvimos 24 horas en el aeropuerto exactamente", relata.