Mientras en Brasil se especulaba con un posible montaje, Roberto Rojas se recuperaba en Chile.
Paralelamente, la FIFA había iniciado una investigación y decidió citarlo para que explicara lo sucedido.
El Cóndor descartó cualquier responsabilidad. "Sería absurdo pensar en eso", afirmó días después.
El 10 de septiembre, la FIFA decidió por unanimidad darle la victoria a Brasil por 2-0.
El 26 de mayo de 1990, Rojas confiesa en La Tercera. "¡Soy culpable!" rezaba el titular de la portada.
"Pensaba sacar una ventaja deportiva para mi equipo: que nos dieran por ganados los puntos. No es verdad que quisiera dinero u otras regalías... Sólo pensé en mi país", dijo el arquero.
La FIFA lo sancionaría a perpetuidad, una decisión que sería revocada simbólicamente en 2003. También fueron castigados el timonel de la ANFP, Sergio Stoppel; el médico Daniel Rodríguez (de por vida); el entrenador Orlando Aravena; el vicecapitán Fernando Astengo (cinco años); el kinesiólogo Alejandro Kock y el utilero Nelson Maldonado (un año).
Además, el organismo determinó que Chile no podría participar en las Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994.