La fiesta del libro de Buenos Aires
Partió la feria del libro más popular de Latinoamérica, que cada año supera el millón de visitas. Por ella han pasado Ray Bradbury, Susan Sontag, Italo Calvino y Tom Wolfe. Acá, un repaso por sus hitos.
Es el dibujante más universal del continente. Un rockstar del humor político que le soplaba historias a una niña llamada Mafalda para que cuestionara los vicios del mundo moderno. "El mundo sigue repitiendo los mismos errores", dijo Quino el pasado jueves, ante mil personas, en la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nada fue casual ese día en el predio La Rural, en el barrio de Palermo de la capital argentina: comenzaba la celebración por los 50 años desde la creación de Mafalda y 40 de la apertura de la primera feria del libro más importante de Sudamérica.
Una programación anual que no se ha detenido, a pesar de los años de dictadura, conflictos como la Guerra de las Malvinas y crisis económicas. Un evento cultural que cada año supera el millón de visitantes y que se extiende por tres semanas. Por ella han pasado escritores de la talla de Ray Bradbury, Italo Calvino, Susan Sontag, Henning Mankell, Tom Wolfe y por segunda vez lo harán mañana el autor estadounidense Paul Auster y el premio Nobel sudafricano J. M. Coetzee.
"Cumplir 40 años sin interrupciones, en un contexto como Argentina, es digno de festejar", dice desde Buenos Aires Gabriela Adamo, directora de la Fundación del Libro, entidad que creó la feria y la organiza desde 1974. "La feria ya es un clásico de la literatura del continente", agrega.
"Buenos Aires es una ciudad con hábito de lectura y eso es contagioso. Además, su industria editorial es una tradición", comenta Pablo Dittborn, quien a fines de los 90 dirigió Ediciones B en Argentina y Random House en Chile. Si bien la Feria del Libro de Guadalajara es superior en tamaño y volumen (reúne más de mil editoriales; en Buenos Aires son 460), es un evento más orientado a profesionales del libro, como editores y agentes.
Las plumas más brillantes y polémicas del continente han pasado por la Feria del Libro de Buenos Aires, como Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Ernesto Sabato, José Donoso, Juan Carlos Onetti, Tomás Eloy Martínez, Fernando Vallejo, Osvaldo Soriano y Carlos Fuentes. Y este año hay homenajes a quienes participaron alguna vez en la feria y están de aniversario: Julio Cortázar, Octavio Paz y Adolfo Bioy Casares, todos nacidos en 1914, hace 100 años. Además, Gabriel García Márquez, fallecido el jueves 17 de abril en México, será recordado con lecturas públicas, en el momento en que sus libros, como Cien años de soledad, regresan a los primeros lugares en el ranking de los títulos más vendidos.
Este año en La Rural, donde la feria ocupa 45.500 m2, cuatro pabellones de expositores y nueve salas y auditores, habrá más de 450 actividades y 70 escritores internacionales (ver recuadro).
Escritores y sus fans
"Del autor al lector" fue el primer lema de la Feria del Libro, que reunió a 140 mil personas en el Centro Municipal de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, donde la feria se hizo hasta 1999.
Desde sus primeros años contó con grandes figuras invitadas. Así, en 1984 recibió la visita de Italo Calvino. El narrador italiano dio una conferencia sobre Borges y Dante. Un año después, en septiembre, murió.
En abril de 1985, Susan Sontag llegó a Buenos Aires para dialogar con Borges. "¿Qué dice usted cuando alguien le dice que quiere ser escritor?", le preguntó Sontag. "Le digo que sea lector, que es mucho más grato", respondió Borges, entre risas, en una conversación donde Sontag se convirtió en la entrevistadora. En el público se encontraba el chileno José Donoso. "Es una presencia intelectual formidable en el panorama intelectual neoyorquino, rodeada de leyendas y dotada de una temible inteligencia acerada", escribió Donoso sobre Sontag, en una columna publicada en el diario español El País. Ese año también estuvo en la feria el escritor uruguayo Mario Benedetti, "que se ha transformado en una especie de Dios para cierto sector de la juventud marxista", anotó Donoso.
Susan Sontag salió ovacionada, escoltada por la policía. Algo similar vivió Ray Bradbury en 1997. Pero el autor de Fahrenheit 451 sufrió una crisis de pánico entre la multitud que lo rodeaba, en el momento en que firmaba ejemplares de sus libros. La crisis del narrador no pasó a mayores. Sin embargo, tuvo que salir de La Rural con policías y recibió tantos regalos, que regresó al hotel con tres bolsas con varias botellas de vino. Ese año también estuvo Vargas Llosa.
El novelista peruano regresó en 2011, como premio Nobel, para dar el discurso de apertura. Días antes, intelectuales y funcionarios kirchneristas cercanos al gobierno de Cristina Fernández intentaron vetar su participación. El conflicto llegó a las páginas de la prensa latinoamericana, pero no impidió que el autor de Conversación en la Catedral subiera al escenario.
Quien tomó el avión en el 2002 rumbo a Buenos Aires, a pesar de sufrir cambios de última hora, fue Paul Auster. El autor de Leviatán, que esta semana estuvo en Chile, visitó el encuentro en plena crisis económica. Era la época del 1 a 1 (un peso, un dólar). La Fundación del Libro le pagaría 10 mil dólares. Pero se produjo la devaluación y su director de entonces, Horacio García, le dijo antes de llegar que podían pagarle los 10 mil, pero en pesos argentinos. "La verdad es que yo tengo interés en participar de la feria, así que viajaré", respondió Auster, quien, a pesar de una lesión en una pierna, llegó por primera vez a Sudamérica.
El turno del novelista sueco Henning Mankell fue en 2009. Los rumores decían que era un tipo parco. Sin embargo, al creador del detective Wallander se le vio en la feria tomándose fotografías con sus seguidores. Es más: se paseó por el Malba, fue a una parrillada de la calle Lavalle y a un concierto de tango. En una entrevista, Mankell dijo: "En mi casa mucha gente decía: 'Ah, tengo que ir a Río de Janeiro'. Y yo siempre decía: 'No, yo tengo ganas de ir a Buenos Aires'".
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