La fórmula de Médicos Sin Fronteras para combatir el brote de ébola en Africa
La organización no gubernamental ha trabajado casi 20 años contra el virus. Desde marzo a la fecha han registrado 16 contagiados y atienden a cerca de 600 personas en los tres países donde aún no se puede controlar el ébola.
"En 20 años no tuvimos infectados", con estas palabras el presidente para América Latina de Médicos Sin Fronteras (MSF), Jonathan Novoa, contó a La Tercera cómo es la efectividad del método que utiliza la organización no gubernamental (ONG) en medio del mayor brote de ébola en Africa, virus que ha dejado más de 4 mil muertos, y que tendrá a cerca de 9 mil contagiados en el mundo esta semana, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Jonathan Novoa está en Colombia, desde allí se encarga de la ONG, y atiende a la prensa que lo ha requerido por el ébola. El interés por saber del virus, cómo se contagia y cómo se trata ha aumentado proporcionalmente con las sospechas de contagios en occidente, luego que las autoridades españolas confirmaran que la enfermera Teresa Romero es la primera infectada fuera de Africa. La inquietud ha aumentado también porque Médicos Sin Fronteras trabaja en ese continente desde 1995, lidiando desde cerca con el virus, creando y mejorando protocolos para su tratamiento desde entonces.
COMO FUNCIONA MSF EN MEDIO DEL BROTE
"Estamos trabajando desde el 95 en los brotes de Ébola en Africa, tenemos mucha experiencia, hemos desarrollado protocolos propios, y hacemos mucho énfasis en el riguroso cumplimiento de las normas y procedimientos del personal que maneja estos casos", explicó Novoa sobre las bases del éxito en el tratamiento de la enfermedad.
El médico además agregó que la situación actual es de un virus fuera de control, lo que aumenta la dificultad del trabajo en los centros de la organización. "Tenemos seis proyectos con 600 camas en total para los casos positivos y que están en aislamiento, pero esto es insuficiente dada la magnitud del brote, el que está concentrado en las capitales, lo que hace que el trabajo sea limitado", dijo.
Los centros para la atención de contagiados de Médicos Sin Fronteras tienen medidas de seguridad y salubridad incomparables en Africa; "el diseño de los centros de aislamiento tiene características particulares, tienen una sola entrada y una salida, divisiones muy estrictas y un cumplimiento riguroso de control sobre aquellas personas que utilizan el traje protector", indicó Novoa.
Esa es en parte la clave del éxito en evitar contagios. En total, son cerca de 3 mil personas las que trabajan en dichos centros en los tres países más afectados por el virus: Liberia, Sierra Leona y Guinea, entre los cuales la mayoría son africanos, donde lo más importante no es el tratamiento, sino justamente, seguir el protocolo.
"Hay un cumplimiento riguroso de control sobre quienes usan el traje protector. Hay que ser rigurosos".
"Hay que ser estrictos. Los manejos de desechos, cadáveres, las personas que desinfectan a quienes entran y salen, los guardias, en total son aproximadamente 3 mil trabajadores, de los cuales cerca de 250 son extranjeros", agregó Jonathan Novoa.
El presidente latinoamericano de la ONG dice que la clave está en la experiencia, "casi todas las personas que están trabajando tienen experiencia previa en brotes, esto hace se hace determinante en el cumplimiento de los protocolos", dijo, y enfatizó que además se hace un seguimiento cercano a quienes estuvieron en contacto con los enfermos. No se deja nada al azar.
"Hay cosas en las que el error humano es grande, pero se trata de ser muy meticuloso".
"En las investigaciones que hemos hecho a los infectados, parece que el contacto ha sido fuera de los centros de aislamiento, lo que es un poco inevitable. Con esta enfermerdad hay que ser muy meticuloso, hay cosas en las que el error humano es grande, pero se trata de ser muy meticuloso y eso reside en el hecho de que llevamos casi 20 años trabajando en esto", puntualizó Novoa.
EL METODO NO ES INFALIBLE
Pese a la experiencia y al cuidado que ponen los médicos, enfermeras y trabajadores de la organización, desde marzo de este año hasta ahora se han registrado 16 personas infectadas, de las cuales nueve han fallecido, y dos han sido repatriadas a sus países de origen: Francia y Noruega. Según informó la propia organización el pasado lunes 6 de octubre, la trabajadora francesa logró superar la infección, mientras el funcionario noruego está en tratamiento.
Las cifras e infectados demuestran que pese a los cuidados y protocolos el sistema no es infalible, pero Jonathan Novoa explicó que hay que identificar el contexto del actual brote del virus.
"Hay que hacer la diferencia por la cual este brote ha sido tan grande. La primera es que estamos hablando de países donde han habido grandes conflictos internos, y el sistema de salud de estos países tiene poca capacidad para responder. Además esta es una enfermerdad nueva, nunca antes se había dado un brote de ébola en Africa del oeste, lo que hace que haya mucho miedo por parte de la población, la consecuencia de esto es que las personas tienen poca confianza en los sistemas de salud", dijo.
Novoa agregó que "en segundo lugar, el virus se transmite cuando la persona está muy enferma, el ébola es muy fuerte antes de fallecer y apenas las personas fallecen. En Africa tienen una serie de rituales mortuorios que implican mucha manipulación de los cuerpos, y ese momento es crítico para la transmisión del virus".
"En Africa es difícil tener un seguimiento de los casos. El sistema de salud es débil".
En tanto, indicó que el tercer punto tiene que ver con que el virus llegó a las capitales, donde hay más gente. "Desde marzo hasta septiembre la enfermerdad se estaba localizando en zonas periféricas a las capitales, y cuando llegó a la capital de Liberia y Guinea ha habido una explosión de casos, lo que además hace muy difícil tener un seguimiento de los pacientes", puntualizó.
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