Los tambores de guerra sonaban ayer nuevamente en la Franja de Gaza, ese pequeño territorio palestino del que Israel se retiró unilateralmente en 2005 y que controla el grupo radical islamista Hamas, pero que se ha convertido en un dolor de cabeza para el Estado hebreo, por el constante lanzamiento de cohetes que amenaza a las poblaciones del sur del país. Precisamente ante el incremento de los disparos de proyectiles por parte de milicianos palestinos, Israel lanzó desde la madrugada de ayer una gran ofensiva aérea contra ese territorio palestino, pero el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que podría ampliar la acción con una misión terrestre. Es hora de "quitarse el guante de seda" en la lucha contra Hamas, dijo el jefe de gobierno, antes de mantener una reunión con representantes de las fuerzas de seguridad en Tel Aviv.

De cumplirse esa advertencia, sería la tercera invasión militar israelí en los últimos años, ya que en diciembre de 2008 lanzó la operación Plomo Fundido y en 2012 la operación Pilar Defensivo. Hasta ayer, unos 22 palestinos habían muerto y otros 80 habían resultado heridos por esta ofensiva. Entre los fallecidos había ocho civiles, tres de ellos niños, mientras que el resto eran miembros de Hamas y la Jihad Islámica, según fuentes palestinas. Según la organización israelí de derechos humanos B'Tselem, más de 540 personas han muerto por la violencia en Gaza desde enero de 2009.

La nueva escalada, en la que el gobierno israelí autorizó a su Ejército a movilizar a 40.000 soldados reservistas, se vio impulsada en las últimas semanas por el asesinato de tres jóvenes judíos en Cisjordania y, poco después, por el crimen, al parecer en venganza, de un adolescente palestino en Jerusalén Este. Ayer, incluso sonaron las sirenas de bombardeo en Tel Aviv, aunque los cohetes disparados desde Gaza fueron interceptados por el sistema de defensa, indicaron medios locales.

Hasta la tarde de ayer, la Fuerza Aérea israelí bombardeó unos 150 objetivos palestinos. El brazo armado de Hamas dijo ayer que por estos ataques murió Rashid Yassin, un comandante de la Marina de la organización radical palestina. En tanto, desde el inicio de la ofensiva aérea fueron lanzados unos 130 cohetes contra territorio israelí.

La Franja de Gaza, cuya superficie es el equivalente a la mitad de la ciudad de Santiago, es un territorio que entre 1949 y 1967 quedó bajo control egipcio, pero que tras la Guerra de los Seis Días de 1967 fue ocupado militarmente por Israel, que en las décadas siguientes instaló numerosas colonias. Sin embargo, en 2005, en una acción unilateral, el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, retiró los asentamientos y todos los militares, y dejó esa región teóricamente bajo el completo control de la Autoridad Palestina. Pero Israel no ha permitido el funcionamiento autónomo de esa área, ya que impide que tenga puertos o aeropuertos para su uso y abastecimiento.

En 2006 el grupo Hamas, que había ganado las elecciones y controlaba el gobierno palestino, dio un golpe, y derrotó y expulsó a las fuerzas de la Autoridad Palestina que dirige el Presidente Mahmoud Abbas. Así se hizo con el control de la Franja de Gaza, mientras que Cisjordania, el otro territorio palestino, quedó bajo el gobierno de Abbas y su grupo político, Al Fatah.

Desde entonces, Hamas y otras organizaciones palestinas insisten en sus ataques contra Israel desde Gaza. Incluso, en junio se produjo el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit, quien sólo fue liberado en 2011, mediante un intercambio de prisioneros.

Junto al continuo disparo de cohetes palestinos y la severa respuesta israelí, el Estado judío mantiene rígidos controles sobre los pasos fronterizos de la franja, provocando graves problemas de abastecimiento y dañando la economía local. Incluso, ha bombardeado los túneles que los palestinos han construido en la frontera con Egipto para traficar todo tipo de bienes, desde alimentos hasta armamentos.

Esto ha hecho que la vida de los habitantes de Gaza sea mucho más precaria que la de los palestinos de Cisjordania, a pesar de la barrera y la presencia militar en este último territorio. La situación de Hamas, en tanto, también se ha complicado en el último tiempo, ya que perdió a dos de sus grandes aliados en la región: el gobierno islamista de Mohamed Morsi, en Egipto, que fue derrocado por un golpe militar el año pasado, y el régimen sirio de Bashar Assad, con el cual Hamas se enemistó a raíz de la guerra civil.