Su nombre es GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast, pero es más conocida por su terrorífico apodo: "la madre de todas las bombas".

Y es que este jueves, Donald Trump rompió otro hito en su breve presidencia al ser el primer presidente que usa en terreno la letal arma, para bombardear una zona de Afganistán en donde se desarrollan combates contra el Estado Islámico o ISIS.

El arma fue diseñada en 2002, y su apodo se debe a que es la más letal bomba no nuclear de todo el arsenal estadounidense.

Con un peso de 9,5 toneladas, el poder de la destrucción alrededor de su epicentro es feroz. La estimación apunta a que afecta a cerca de un kilómetro y medio a la redonda del lugar donde se produzca su detonación, y que, por ejemplo, no quedan árboles en 150 metros a la redonda del sitio del impacto.

Se ha sostenido también que está diseñada para tener un especial impacto en zonas de cuevas o túneles, como las que se presentan en Afganistán al enfrentar al Estado Islámico.

Con un largo de nueve metros, de todas formas, lo que se conocía hasta hoy de la bomba y sus efectos eran mayoritariamente especulaciones.

Tras esta jornada, la zona bombardeada de Afganistán se convertirá en el ejemplo de lo que realmente puede hacer una de las armas más poderosas de Estados Unidos.