El cantar de los pájaros en la pequeña plaza de Humberstone. Unas cuantas lagartijas sobre piedras y los cuidadores del recinto bajo el sol de la pampa. Todos ellos eran, hasta hace pocos días, los únicos residentes en la ex oficina salitrera de Tarapacá.
Hoy, ese pueblo fantasma, ubicado a 45 km de Iquique, en medio del desierto, tiene nuevos habitantes, por cuyos rostros no pasarán los años ni tampoco contarán historias de la época del oro blanco a los visitantes.
Se trata de 26 esculturas, de tamaño humano, que fueron instaladas en la pulpería y buscan replicar oficios y roles que antaño se desarrollaron en ese sitio. Carniceros, panaderos, cajeras, vendedores, el administrador del recinto, todos fabricados en resina de cristal y fibra de vidrio, fueron elaborados buscando realismo y prolijidad con el colorido.
El director de la Corporación Museo de Salitre, Silvio Zerega, explicó que durante meses se trabajó en este proyecto, que busca implementar la museografía en la pulpería de Humberstone. La iniciativa fue ejecutada con recursos del gobierno regional de Tarapacá, Subdere y la Subsecretaría de Turismo: "Hubo un trabajo de meses, en varias etapas. Para conseguir el objetivo se hicieron maquetas humanas, principalmente con pampinos que se vistieron a la usanza de la época y representaron cada uno de los oficios".
Zerega recalcó que se trabajó en la interpretación temática de los personajes, para lo cual "se incorporó un sentido teatral y dramatismo, poniéndose mucho énfasis en las expresiones de las figuras".
En su elaboración trabajó el escultor arequipeño Fredy Luque, usando la técnica de policromado, para darles colorido y que se vean lo más realistas como sea posible.
Cada una de las imágenes mide entre 1,75 y 1,85 metros de alto y pesan cerca de 40 kilos. "Hubo mucha comunión a la hora de desarrollar este proyecto, teniendo en cuenta esa integración, desarrollo cultural y la mantención del valioso legado", dijo el artista peruano.
Pueblo fantasma
Sin embargo, también hay voces reticentes ante la iniciativa. Ivonne García, una de las visitantes habituales de Humberstone, cree que las figuras rompen la idea de pueblo fantasma de la salitrera.
"Si bien es cierto que las figuras están muy bien hechas, pienso que no contribuyen a mantener el misterio sobre la vida en este lugar, rompen la tradición", aseguró.
Otro visitante escéptico expresó que "cuando pones un pie en Humberstone vienes a un encuentro con la historia, buscas recordar qué pasaba en esta oficina salitrera, pero es el silencio, los muros de pino oregón, el teatro y tantos lugares los que te dan cuenta de esos datos. No sé si estas imágenes van a ayudar".
El consejero regional Iván Pérez, miembro de la Comisión de Cultura del Core, argumentó que las obras son un aporte al turismo cultural. "Reproducen muy bien lo que era la actividad del salitre. Se debería ampliar a la oficina de Santa Laura".