Es su tarjeta de presentación. Elegido gobernador de Minas Gerais en 2002 con el 58% de los votos y ratificado en el cargo en 2006 con el 77%, Aécio Neves ha sustentado su actual campaña presidencial en los logros obtenidos durante sus dos períodos (2003-2011) al mando de ese estado, el segundo mayor colegio electoral de Brasil. Además de destacar la aprobación récord del 92% con que dejó el puesto, el comando del candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb) no ha dudado, incluso, en exhibir spots con comentarios de 2009 donde la propia Dilma Rousseff elogiaba la gestión de su ahora rival. "El gobernador Aécio Neves es uno de los mejores gobernadores del país", dice la mandataria en una declaración efectuada a Radio Itatiaia, cuando era ministra de la Casa Civil de la Presidencia, en el gobierno de Lula.
El pilar central de la gestión de Neves en Minas Gerais es lo que él llamó un "golpe de gestión", el modelo con el que logró reducir los gastos, modernizar el aparato estatal y capacitar a los funcionarios públicos. Algo similar pretende hacer hoy con todo Brasil: dar prioridad a la iniciativa privada y recuperar el "trípode económico" -responsabilidad fiscal, baja inflación y tipo de cambio fluctuante- establecido por el ex Presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), su mentor político.
"Neves implantó una gestión moderna, eficiente y creativa. El golpe de gestión, como se hizo conocido ese modelo, significó gastar menos en la administración para invertir más en el ciudadano y ofrecer más y mejores servicios públicos", escribió su sucesor en la gobernación de Minas Gerais, Antonio Anastasia, en una reciente columna en el diario Folha de Sao Paulo. Según el hoy electo senador del PSDB, el escenario al que se enfrentó Neves al asumir el cargo era adverso. "Desde mediados de los 90, Minas Gerais enfrentaba un persistente desequilibrio fiscal. En 2003 había una previsión de déficit de 2.400 millones de reales (US$ 967 millones). Había una gran deuda con proveedores, ausencia de crédito internacional, fuga de inversiones privadas y deterioro de la infraestructura pública", relata. "En tiempo récord, el gobierno de Minas consiguió sanear las finanzas y equilibrar las cuentas. El equipo de gobierno se redujo, se fusionaron organismos y consiguió gastar menos y, principalmente, mejor", dice Anastasia, quien asegura que el estado alcanzó déficit cero con un resultado fiscal positivo de US$ 36 millones. "Minas recuperó la credibilidad y volvió a recibir recursos federales e internacionales. Desde entonces, el estado mantiene sus finanzas en orden", destaca. Bajo este modelo se redujo el número de secretarías de estado de 21 a 15, se eliminaron cerca de 3.000 cargos que podrían ser llenados sin concurso y el sueldo del gobernador cayó en un 45%.
Sin embargo, Folha de Sao Paulo relativiza los logros de la gestión de Neves, al señalar que "el 'golpe de gestión' presenta resultados declinantes en las cuentas del estado". "Los gastos de personal, inversiones y endeudamiento muestran que, a partir del segundo mandato de Aécio, el desempeño es semejante -y, en algunos casos, inferior- a la media nacional", destaca el diario, que recuerda que en 2013 el gobierno de Anastasia "no obtuvo ingresos suficientes para cubrir todos los gastos y obras públicas".
También crítico del "choque de gestión" es Fabrício Augusto de Oliveira, doctor en economía de la U. Estadual de Campinas, quien asegura que "en algún momento el gobierno de Minas consiguió mínimamente equilibrar sus cuentas, habiendo incurrido, en algunos años (2003, 2008, 2010, 2013) en déficit nominales monumentales, superiores al 20% de sus ingresos corrientes líquidos". Para Beatriz Cerqueira, presidenta de la Central Unica de los Trabajadores de Minas Gerais, " tenemos problemas estructurales en las áreas de salud, educación y seguridad pública… Somos el segundo estado más endeudado del país y, a lo largo de los años, la política de nuevos préstamos comprometió para 2015 la capacidad de inversión del estado".
Quizás este descontento explique el triunfo del ex ministro Fernando Pimentel en las últimas elecciones del 5 de octubre, en las que resultó electo gobernador de Minas Gerais. La victoria de Pimentel, un importante colaborador de Rousseff, supuso un hecho histórico para el Partido de los Trabajadores (PT), ya que nunca había gobernado este estado, tierra natal tanto de la mandataria como de Neves y feudo tradicional del PSDB.