Decepción. Eso es lo que causó dentro del mundo político la poca claridad en el discurso de este 21 de mayo de la Presidenta Michelle Bachelet, sobre al modo en que se creará la nueva Constitución.
"Necesitamos una nueva Constitución, Chile tiene la oportunidad de construir una Constitución soberana, una Constitución que exprese el respeto de las minorías, respeto a los derechos humanos, por lo que en septiembre iniciaremos un Proceso Constituyente abierto a la ciudadanía, la Constitución es para todos y todos deben participar en su diseño", manifestó la Jefa de Estado.
Detalló que este proceso garantizará la participación ciudadana y un "momento constitucional confiable".
Esa fue la mención al proceso que pretende cambiar la Constitución, pero no indicó la forma en que se llevará a cabo.
El presidente de la UDI y senador Hernán Larraín ha manifestado que no cree que sea necesaria una nueva Constitución. Ha explicado que como partido no se van a restar de discutir los temas de reforma constitucional, "pero no somos partidarios de una Asamblea Constituyente, porque para eso existe una institucionalidad en nuestra Constitución".
Por otra parte, Renovación Nacional, en voz de su presidente Cristián Monckeberg, ha indicado que la colectividad "está absolutamente disponible y en la línea de avanzar en un acuerdo constitucional".
El lunes recién pasado el presidente del PC Guillermo Teillier había manifestado que era importante que la mandataria se pronunciara sobre el tema. "Nosotros los comunistas tenemos una propuesta que ha sido acogida por otros partidos, que es hacer una reforma a la Constitución", dijo.
En tanto, el ministro del Interior Jorge Burgos, ha sostenido que "en mis anteriores responsabilidades tengo una opinión sobre la Asamblea Constituyente que, por lo menos como se ha propuesto en algunos libros acá, no la comparto".