Pese a que vive una de las semanas más ajetreadas y trasnochadas de su vida, Luis Jara confiesa no tener problemas para conciliar el sueño. Tampoco ha sufrido de colon irritable, no ha creído necesario abandonar la conducción del matinal Mucho gusto, ni tampoco meter cambios de última hora a un show que tuvo su ensayo general hace dos semanas. Mañana, tras las presentaciones de Alejandro Sanz y Natalia Valdebenito, Luis Jara subirá por novena vez al escenario del Festival de Viña mucho más calmado, con la confianza y la sabiduría que entregan cinco décadas de vida, para cerrar un ciclo de treinta años en la música e iniciar uno nuevo, cuyos alcances dice desconocer.
"Este Festival me va a dar las directrices de cómo podría seguir adelante mi carrera musical, sorpendiéndome a mí también. Claramente tiene un significado potente, porque todo ocurre en el lugar que me vio nacer hace exactamente 30 años", cuenta el solista, que en 1986, siendo apenas un veinteañero, subió por primera vez a la Quinta para representar a Chile en la competencia con Me hace falta. Esa vez debió conformarse con el segundo lugar, pero ganó mucho más: el ex niño símbolo del clan infantil de Sábados gigantes obtendría ese año su primer contrato discográfico y el reconocimiento de un público que lo ha visto crecer en pantalla.
Por lo mismo, el intérprete de Amame no ha escatimado en detalles para su actuación de mañana, que anticipa como “una celebración”. Será un repaso de 70 minutos por sus canciones más populares, acompañado por un grupo de 33 profesionales -coristas, bailarines y cuerdas-, pero a la vez, un recorrido por su propia historia en el certamen, con imágenes, hitos y anécdotas de sus diversos pasos por el evento, donde actuó por última vez en 2003, marcando el peak de sintonía de la edición.
“He aprendido a asumirme, a aceptarme. Eso también está implícito en el concierto, porque Viña te obliga a revisarte”, asegura el cantante, que pese a la seriedad de la instancia creyó que lo estaban engañando cuando le ofrecieron actuar en Viña 2016. “Lo primero que pensé fue que esto era una cámara escondida de Alex Hernández (director del Festival) para Primer plano. Me costaba pensar que mientras CHV tuviera los derechos de transmisión yo iba a poder estar en Viña”, reconoce Jara, agradecido de la generosidad y el reconocimiento que le ha entregado el canal competidor, aunque sin olvidar donde está su lealtad. Así, pese a su show de mañana y a su labor de jurado del certamen, esta semana aguantará estoico las cinco horas diarias de emisión del matinal que conduce en Mega.
Una dura rutina a la altura del safío de mañana, que marcará el comienzo de su nueva etapa. Una que en abril verá el lanzamiento de un álbum con nuevas versiones de sus himnos y duetos, (“yo merezco y la gente se merece conocer mis éxitos reversionados”, explica), y que Jara enfrenta con una reflexión final: “Tengo una oportunidad histórica por lo que significa, y tengo preparado el 50 por ciento, pero la otra mitad es la magia que se va a producir entre el público y yo, aunque voy a tratar de no pensar en eso cuando suba a cantar mañana”, cierra.