UNA vida hecha de los más hondos contrastes; los mismos que de alguna manera marcaron una época también extrema en la historia de Chile. El país de la guerra y la violencia política, de revoluciones fallidas y dictadura triunfante, del terror y el odio cotidianos, de la represión de agentes del Estado y lucha subversiva.

Sergio Buschmann, un actor graduado de la UC y militante comunista desde comienzos de los 60; que tuvo el temprano privilegio de montar junto a Américo Vargas la obra La Mamma y fue integrante del elenco de La Pérgola de la Flores; que hizo radioteatro con Arturo Moya Grau y cerró su carrera en pantalla participando a mediados de los 80 en la teleserie de Canal 13 Matrimonio de papel. Un hombre, un personaje y un destino que, sin embargo, no quedarían grabados en la memoria reciente de Chile por sus despliegues escénicos, sino por su participación en el FPMR y su rol en la internación clandestina de armas más espectacular de la historia, efectuada y descubierta en 1986, en una zona costera de la Región de Atacama, cuyo nombre quedaría grabado: Carrizal Bajo.

La madrugada del 28 de mayo de 1986 fue fría. Buschmann junto a medio centenar de militantes PC tenían acondicionada la zona de Caleta Corrales para recibir y descargar cerca de 40 toneladas de armamento, explosivos y municiones; el barco mercante cubano que debía trasladarlas había zarpado varios meses atrás desde la isla, y fue 'contactado' en el atardecer del 26 a más de 240 millas de las costas chilenas por la goleta pesquera Chompalhue. El retorno a tierra fue tenso, luego de un desembarco en altamar en el que 10 marinos cubanos ayudaron a la tripulación chilena a recibir la carga y estibarla en la bodega. La aproximación final al 'punto de infiltración' marcado en la ensenada de Corrales fue facilitada desde la orilla por dos fogatas, encendidas por los compañeros que esperaban en 'la sección de tierra'.

Buschmann tuvo una participación relevante en la logística y el sistema de transporte del armamento hasta los 'almacenes de tránsito', minas abandonadas de la zona que fueron durante casi un año acondicionadas por pirquineros. Su misión oficial en la Operación Rey había sido montar una empresa de fachada, recolectora de huiros, que sirvió de cobertura a los hombres y los trabajos que fue necesario efectuar en la caleta. La descarga esa madrugada fue lenta y extenuante, pero la tarea, planificada hasta el más mínimo detalle, permitió concluir con éxito la descarga y el traslado desde la caleta a 'la rotonda', desde donde fueron transportados los bultos hasta los 'almacenes' acondicionados.

La operación había empezado a planificarse varios años antes por la comisión militar del PC. Viajes y conversaciones de altos dirigentes chilenos en diversas partes del mundo, que concluyeron con la decisión del gobierno cubano de dejar la misión en manos de la Dirección General de Operaciones Especiales (DGOE), del Ministerio del Interior. Dicha unidad fue clave en la estructura de logística exterior montada para la empresa, a la que se sumaron recursos financieros de países y partidos amigos.

Cumplido el primer desembarco, Buschmann y sus compañeros son informados de la necesidad de preparar a los hombres y el terreno para una segunda descarga, ya que parte del material se había quedado en el mercante cubano por problemas de espacio en la barca receptora. Los trabajos comenzaron de inmediato. Se adquirió una segunda goleta, Astrid Sue. Durante los preparativos que debían durar cuatro meses, se produce un cambio de planes. La inteligencia cubana informa al PC que el traspaso de armas debe realizarse el 26 de julio, es decir, en la mitad del tiempo programado.

No hubo alternativa: se acortaron los plazos y el desembarco de armas se efectuó sin las medidas de seguridad extremas de la primera vez. El Astrid Sue tocó tierra el día 27 a las cuatro de la mañana y la descarga terminó de hacerse a plena luz del día. Los bultos se acumulaban en la playa y en la quebrada utilizada como tránsito hacia 'la rotonda', donde esperaban los camiones. Con todo, el material pudo retirarse a tiempo y una semana después la zona estaba 'limpia'. Salvo, por un metro cúbico de material, que fue lo que descubrió la CNI al responder a una denuncia efectuada por la alcaldesa de Huasco, por movimientos extraños en la zona, presuntamente vinculados a una extracción ilegal de locos.

Buschmann tuvo una primera señal de que algo extraño ocurría cuando durante un traslado de armas en camioneta es detenido y revisado por Carabineros. Increíblemente, los uniformados no auscultaron el contenido de los bultos y el riesgo pasó, hasta la mañana siguiente, el 6 de agosto, cuando cuatro agentes de la CNI llegan a Caleta Corrales y descubren a tres hombres armados cuidando el área. A partir de ahí, los acontecimientos se precipitan. Buschmann y varios de sus hombres son detenidos, aunque él logra escapar y deambula varios días por el desierto hasta ser recapturado. Fue incomunicado en una carpa instalada por la CNI en un aeródromo cercano y trasladado a un cuartel de dicho organismo en La Serena. Durante los largos interrogatorios fue brutalmente golpeado y torturado, hasta decidirse su traslado a Santiago, donde permaneció en diversos recintos de detención, ya formalmente procesado por el fiscal militar Fernando Torres Silva.

El 1 de mayo de 1987 es ingresado a la Cárcel Pública de Valparaíso, donde junto a otros tres detenidos comienza, desde el primer día, a planear una fuga. Esta se concreta el 7 de agosto sin dejar un solo rastro, al punto que el personal de Gendarmería demora varias horas en poder confirmarla. Luego de semanas oculto en ciudades del país, sale clandestinamente rumbo a Europa, donde se le pierde la pista hasta 1994, cuando decide retornar y enfrentar la justicia.

Durante el proceso penal volvió a estar detenido en la Cárcel Pública de Santiago, hasta que fue dejado en libertad bajo fianza el 7 de noviembre de 1995. Dos años después, el 31 de julio de 1997, la Segunda Fiscalía Militar de Santiago procedió a revisar su caso, revocándole el beneficio y condenándolo a 10 años de presidio. El 13 de agosto es notificado de la sentencia y trasladado primero a Antofagasta y luego al Penal Colina II. Finalmente, el 25 de noviembre queda en libertad vigilada, después de que la Corte Suprema acogiera un recurso de queja en contra de la Corte Marcial. Vivió sus últimos años en Quillota y Valparaíso, dedicado al teatro. Falleció este 10 de abril en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. Tenía 71 años de edad.

El fracaso de la internación de armas por Carrizal Bajo en agosto de 1986 y del atentado contra el general Pinochet el 7 de septiembre del mismo año sellarían la derrota de la política de rebelión popular impulsada por el PC durante la década de los 80. De algún modo, ambas operaciones fueron el último y abortado intento por revertir el cuadro político que se instalaba, y en el que los sectores mayoritarios de la oposición a Pinochet coinciden en el desgaste de la estrategia de la movilización social y comienzan a aceptar el escenario del plebiscito, como el único camino viable para retornar a la democracia. Un camino al que el PC terminará por sumarse, lo que supone el quiebre definitivo con el FPMR y la clausura del anhelo comunista de derrocar a la dictadura por la fuerza.