Estelle Greeff fue encontrada el 14 de noviembre de 1999 en un prado cerca de Cullinan, al norte de Pretoria. Había sido degollada seis días antes por Elliot Masango y Christopher Njeje, quienes irrumpieron en su hogar de Kempton Park, la estrangularon hasta dejarla inconsciente y la metieron en el maletero de su Mercedes Benz. Cuando sacaron su cuerpo en el descampado, se dieron cuenta de que aún estaba viva. Entonces Njenje le cortó la garganta con un cuchillo de cocina.
El juez Johan Els calificó el crimen como una "barbarie" y condenó a los dos autores materiales a cadena perpetua. No fueron los únicos incriminados. Durante la investigación liderada por el fiscal Gerry Nel se determinó que el marido de la víctima, el dentista Casper Greeff, le había ofrecido 60.000 rand (US$ 5.500) en total por asesinar a Estelle.
Al verse implicado, Casper Greeff contrató al mejor defensor que pudo conseguir: Barry Roux. Sus habilidad para examinar testigos e instalar la "duda razonable" en el juez ya era bien conocida en Sudáfrica. Sin embargo, no pudo hacer demasiado por su cliente. Las declaraciones de Masango y Njenje inculpaban directamente al dentista y Roux no pudo negar la evidencia de que la relación conyugal se había quebrado varias veces por infidelidad de Estelle. Tras 15 meses de proceso, Els dictó un tercer presidio perpetuo contra Greeff y disparó la popularidad de Nel dentro de la fiscalía de Pretoria.
Roux no dejó que este revés detuviera su ascenso. Actualmente, representa al atleta paralímpico Oscar Pistorius en el juicio por asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, ocurrido la madrugada del 14 de febrero de 2013. Su defensa ha intentado instalar la idea de que los disparos de Pistorius fueron accidentales y, al menos, esta semana, ha tenido éxito. Pero sabe que al frente no tiene a cualquier fiscal, sino que a Gerrie Nel. Quince años después de su primera batalla en tribunales, están frente a frente en lo que ha sido calificado por los medios locales como el "juicio del siglo".
Mafia y corrupción
Entre el "caso Greeff" y el "caso Pistorius", Nel y Roux se encontraron en múltiples ocasiones en la Alta Corte de Gauteng del Norte, en Pretoria. Pero hubo un proceso en particular que conmovió a la opinión pública sudafricana por lo alto que escaló y los personajes implicados.
El asesinato del empresario minero Brett Kebble el 9 de septiembre de 2005 destapó una red de corrupción que unía a traficantes de drogas y altos mandos de la policía. Nel logró procesar al mafioso Glenn Agliotti por el crimen. Fue durante el proceso de investigación que se estableció un vínculo entre Agliotti y el comisionado de la policía nacional, Jackie Selebi, quien también estuvo a cargo de Interpol entre 2004 y 2008.
A partir de los antecedentes obtenidos, Nel inició un juicio paralelo contra Selebi en 2008. Agliotti testificó en su contra a cambio de inmunidad y convenció al juez, quien sentenció a 15 años de cárcel al antiguo jefe de policía.
En paralelo, Nel seguía buscando a los responsables por el asesinato de Kebble. Allí se encontró nuevamente con Roux, quien representaba a Clinton Nassif, jefe de seguridad de las empresas de la víctima. Finalmente, se determinó que Kebble planeó su propia muerte con ayuda de Nassif y sus sicarios, por lo que fue culpado por "suicidio asistido". A esas alturas del juicio, Nel había dejado el caso en manos del fiscal Dan Dakana, para concentrarse en la persecución de Selebi.
La reputación de Roux, en tanto, fue cuestionada, pues durante los alegatos un testigo declaró que había recibido sobornos de Nassef en un caso previo en su co ntra y luego retirado los cargos. Esta acusación nunca fue comprobada.