La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) no atraviesa por su mejor momento. Las diferencias públicas generadas entre sus principales dirigentes, tras el fallido proceso eleccionario de agosto de 2016 -que derivó en la conformación de una directiva transitoria encabezada por Bárbara Figueroa (PC)- se agudizaron tras el último Congreso Nacional Ampliado de la Central del pasado 27 y 28 de enero, que aprobó un cambio de estatutos y fijó nuevas elecciones para abril, aunque no con el mecanismo de voto universal -que se postergó para 2020- al que aspiraba una parte importante de los gremios afiliados a la organización sindical más grande del país, que cuenta con un padrón electoral cercano a los 550.000 trabajadores.
Algunos de los principales gremios que integran la Central acusan irregularidades en la aprobación de los nuevos estatutos. Es el caso de la Confederación Nacional de la Salud Municipal (Confusam), que tiene más de 37 mil afiliados, que en marzo decidirá si congela su participación o incluso se desafilia de la CUT.
"En el Congreso realizado en enero se hizo un traje a la medida para los que participaron de las elecciones fraudulentas de agosto. Con esta reforma a los estatutos no ganaron los trabajadores (...) por eso, en nuestra próxima asamblea en marzo, analizaremos nuestra participación", anunció Esteban Maturana, presidente de la Confusam.
Esta idea también se escucha en algunos sectores de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), que posee 73 mil trabajadorea afiliados.
Cabe recordar que ya en enero el Colegio de Profesores (53 mil afiliados) congeló su participación antes del Congreso de la Central. "Es bastante claro que la CUT tocó fondo en su última elección, con un bochorno que nos golpeó a todos, porque su desprestigio salpica para todos lados. La CUT requiere medidas muy radicales para salir de la situación en la que está (...); lamentablemente, el último Congreso pareció no dar cuenta de esa necesidad", criticó Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores.
Al interior de la CUT existe, además, un sector "disidente" liderado por Andrés Giordano, presidente del sindicato de Starbucks y consejero de la Central, que también apunta a las condiciones en las que se establecieron las nuevas elecciones universales para 2020. "En este Congreso no hemos logrado nada. Los delegados aprobaron una elección universal en 2020 pero que tampoco es algo seguro, porque tampoco está de manera textual en los nuevos estatutos. Acá ganaron los de siempre", acusa Giordano.
Denuncia
Ayer el sector liderado por Giordano oficializó en la Dirección del Trabajo (DT) su solicitud de realizar observaciones al procedimiento bajo el cual se aprobó la reforma de estatutos.
En el documento, al cual La Tercera tuvo acceso, plantea que la votación de la reforma se realizó a ciegas, "sin que se confeccionara ni exhibiera a los votantes una minuta con los puntos efectivamente sometidos a votación".
En esa línea, el texto agrega que "la reforma de estatutos fue aprobada por apenas 82.236,94 votos ponderados de un total de 145.483,99 votos habilitados, es decir por el 56,5%. Esto significa que la reforma fue aprobada por un quórum inferior al exigido por los estatutos, los que requerían un 60% del total de votos ponderados".
El texto es firmado por integrantes de Confusam, Anef, Colegio de Profesores, Asociación Nacional de Funcionarios de la Superintendencia de Pensiones, Asociación Nacional de Funcionarios de Onemi, y los sindicatos de Starbucks y Aguas Andinas.
"De una u otra manera se valida una dirigencia que se había visto muy ensuciada por las elecciones pasadas, básicamente manteniendo un statu quo. Las modificaciones que existen con la reforma son mínimas y no hay nada que garantice que efectivamente la próxima directiva va a estar legitimada por los trabajadores de la CUT", acotó Giordano.
De concretarse la salida de la Anef y la Confusam, la Central perdería alrededor de 100.000 trabajadores afiliados.