Un cañonazo estremece a La Habana cada hora en homenaje a Fidel Castro. Eso desde el lunes, cuando los habitantes de la capital cubana comenzaron a llegar hasta la Plaza de la Revolución, ya sea para despedir al líder histórico de la revolución cubana y/o para estar presentes en este hito. Pero esta vez, a diferencia de lo que ocurría en las décadas anteriores, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) no convocaron a la población y no hubo un llamado masivo con la consigna de "todos a la plaza", como cuando el propio Castro pronunciaba sus largos discursos en la explanada donde se encuentra el Monumento a José Martí, repleta de lado a lado.

La ceremonia final de homenaje a Fidel Castro en la capital cubana comenzó en forma puntual con la llegada de Raúl Castro a las 19 horas (21.00 de Chile), quien saludó a los otros gobernantes y autoridades extranjeras que llegaron hasta La Habana, como los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Sudáfrica, México y el primer ministro de Grecia. A esa hora ya estaba de noche aquí en La Habana, con lo que la temperatura ya había refrescado y se hacía más soportable, especialmente para la dirigencia cubana que estaba encabezando el acto, buena parte de ella ya octogenaria como el mismo Presidente del país Raúl Castro, de 85 años.

La plaza estaba llena, como en los mejores tiempos de este tipo de manifestaciones en los años 60 y 70. Llamó la atención que Rafael Correa enviara saludos a la viuda de Fidel Castro, Dalia Soto del Valle, y Daniel Ortega hizo un largo recuerdo de Salvador Allende. Mientras el Presidente Boliviano, Evo Morales, destacó que "Fidel puso a Cuba en el mapa del mundo luchando contra la codicia del imperio", su par ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que "Cuba saldrá adelante por sus principios revolucionarios, por su extraordinario talento humano". Pero parte del público comenzó a inquietarse ante la larga lista de discursos, a la espera de la alocución que debía cerrar el acto, la de Raúl Castro.

Al hacer uso de la palabra, el Mandatario homenajeó a su hermano recordando el papel simbólico que durante las últimas décadas ha cumplido la Plaza de la Revolución en diversos hitos de la historia del país. En un breve discurso, destacó logros del proceso, como la Reforma Agraria, "que fue como cruzar el Rubicón", y la declaración de Cuba como "territorio libre de analfabetismo". Junto con subrayar que "se ha jurado lealtad a las ideas y a la obra del Comandante en Jefe", el Presidente concluyó: "precisamente aquí, te decimos junto a nuestro abnegado y combativo pueblo: hasta la victoria siempre".

Desde temprano miles y miles de personas habían formado largas filas para acercarse a uno de los tres salones dispuestos bajo el memorial a Martí para pasar frente a una foto de Fidel Castro, acompañado de flores y algunas de sus medallas. Eso se repetía en los distintos municipios del país, donde los cubanos podían firmar un "solemne juramento de cumplir el concepto de Revolución", expresado por Castro en 2000.

Cuba y el mundo se fueron haciendo la idea de la muerte de Fidel Castro durante 10 años, tras la grave crisis intestinal que en 2006 lo llevó a delegar temporalmente su poder, algo que terminaría volviéndose permanente. Por este motivo, el impacto de su fallecimiento es más bien de tono histórico y todos los temores que había por lo que pudiese venir con su fallecimiento fueron aplacándose en la última década.

El niño Elián

De la misma forma, Raúl Castro se ha encargado de desactivar la bomba de la incertidumbre política al anunciar que no seguirá en el poder en 2018, por lo que el plan de sucesión está en curso, aunque no se conozcan todos los detalles. Las guardias de honor se sucedían, con delegaciones de médicos, militares, funcionarios. A media mañana, apareció en el lugar para escoltar la foto de Castro uno de los iconos en Cuba tras el fin de la ayuda soviética: Elián González, el balsero cubano que con solo cinco años, tras la muerte de su madre, fue rescatado del mar frente a la ciudad de Miami en noviembre de 1999. Fue entonces que el gobierno cubano comenzó una batalla política, propagandística y legal para que la familia del menor que residía en Florida lo devolviera a la isla donde vivía su padre, caso que terminó con la entrega de Elián, en junio de 2000.

"La obra de Fidel es innegable, pero la Revolución debió haber terminado en 1976 para, de una vez, normalizar el país", explica con voz baja Roberto, de 32 años, mientras pesca en el Malecón.

Este martes, las clases sí fueron suspendidas, por lo que no se vio el trasiego de los niños con sus uniformes y pañoletas roja y azul, y algunas oficinas y fábricas suspendieron sus labores…, claro, para que fueran a la plaza.

Tras los actos, se pondrá en marcha un periplo con las cenizas de Castro que recordará el recorrido que el dirigente cubano hizo desde Santiago de Cuba hasta La Habana tras la huida de Fulgencio Batista, en enero de 1959. El cortejo partirá a primera hora, y tras un recorrido por las principales avenidas de la capital, incluido el Malecón, saldrá camino a Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spíritus, Camaguey, Las Tunas, Holguín, Bayamo, hasta llegar el sábado a Santiago de Cuba.