Josefina Gardulski es una leyenda del Dakar. Claro, sólo ha participado una vez de la máxima competencia del todoterreno, pero fue suficiente para ser considerada uno de los nombres más reconocidos de la carrera, entre los pilotos chilenos.
"Kuki" llegó a la edición 2013 como la primera mujer chilena y latinoamericana en competir en motos en un Dakar. Su objetivo, como el de la mayoría de los inscritos, era llegar a la meta. Iba bien encaminada, hasta que en la novena etapa, entre Tucumán y Córdoba, aún lejos de adentrarse en tierras chilenas, debió abandonar.
Pero lo hizo como una heroína.
La oriunda de Victoria vio atascado a su amigo Axel Heilenkotter y se decidió a ayudarlo. Pese a la negativa del piloto chileno, Gardulski tiró a Heilenkotter por casi 60 kilómetros con su moto. Poco después de dejarlo en un lugar seguro, el esfuerzo le pasó la cuenta a su moto, que terminó incendiándose.
Ese mismo día, después de la desazón, Josefina Gardulski tomó una decisión: volvería. Quería una revancha.
Llevaba meses de preparación física, mental, económica y logística. Pero no contaba con que no llegaría a la edición 2014. La salud diría que su nombre no estará en la salida en Rosario y, peor aún, que rozaría la muerte en el camino.
Sucedió hace unas semanas. La motorista disputaba una de las fechas del Campeonato Nacional de enduro. Sentía molestias, pero pudo terminar. Una semana después se corría otra carrera, en la que también se inscribió, pese a que los dolores seguían, en las piernas y en las costillas.
Esa prueba también la pudo finalizar, pero la preocupación comenzó a rondar su cabeza. Peor aún, los doctores no daban con el motivo de los malestares. "Primero pensaron que era un pinchamiento de nervio y, por el dolor en las costillas, que era un cálculo renal. Más aún cuando dije que el dolor se había movido. Pero haciéndome exámenes para encontrarlo dieron con lo que realmente tenía", relata "Kuki".
La deportista había entrenado semanas y había participado de dos carreras de alta exigencia con "trombosis en una pierna y un infarto pulmonar. No podía respirar del dolor", cuenta.
"Le pregunté al doctor si había corrido algún peligro y me dijo que me había salvado por un día", agrega Gardulski.
"Estoy fuera del Dakar", continúa. La motorista aún está en tratamiento con anticoagulantes para disolver los trombos en el pulmón y las piernas. En ese escenario se le hace imposible realizar el más mínimo esfuerzo que le pueda significar una herida, pues la hemorragia podría agravarse. Y si el golpe es, por ejemplo, en la cabeza, las consecuencias podrías ser fatales.
"El doctor me dio las opciones. Con y sin el tratamiento con anticoagulantes; con y sin ir al Dakar. Y la conclusión era muy simple: ir al Dakar así es un suicidio", relata la deportista.
Lo peor es que para la edición 2014 Gardulski estaba mucho mejor preparada que con miras al debut de este año. Tenía nuevos auspiciadores y un acuerdo para ir con el equipo Sherco (el team de Heilenkotter este año), cupo que utilizará Francisco Errázuriz.
Por estos días, Gardulski hace suaves paseos en bicicleta y algo de trote. Es lo que le espera hasta marzo, cuando se acabe el tratamiento con anticoagulantes. Después comenzará a pensar en el Dakar 2015, pese a que los doctores le aseguraron que el origen de su mal es genético y que hay daño irreversible, como la muerte de una parte del pulmón afectado.
"Tengo que hacer el tratamiento para disolver los trombos en la pierna y pulmón, para no hacer un cuadro agudo. Es un tratamiento preventivo, debo cuidarme, porque quedó una herida (en el pulmón)", dice Gardulski, quien está viendo la forma de ir igual al Dakar, acompañando al equipo Sherco: "Sólo un par de etapas. Sé que debo cuidarme".