Nicolas Sarkozy puede tener más poder, pero su esposa, Carla Bruni, posee 10 veces más dinero que él. La revista francesa Capital estima que la cantante tiene una fortuna de US$ 26 millones, mientras el mandatario galo posee a su nombre US$ 2,8 millones. La razón es simple: además de que la ahora primera dama fue una de las modelos profesionales más codiciadas en los años 90, proviene de una de las familias más ricas y refinadas del norte de Italia, entre cuyas propiedades destaca la residencia donde la pareja presidencial disfruta hoy de sus vacaciones en la Costa Azul.
El abuelo de la ex modelo italiana, Virginio Bruni, fundó a comienzos de la década de 1920 la manufacturera de neumáticos Ceat, que se transformaría en la segunda más importante de su país, detrás de la poderosa Pirelli. A su muerte, el padre de la cantante, Alberto, heredó la industria y vivió junto a su familia en un castillo del siglo XVIII, ubicado en Castagneto Po, vecino a Turín, al norte del país. Allí la ahora primera dama francesa creció entre fines de los 60 y principios de los 70 junto a sus hermanos mayores Virginio y Valeria, entre colecciones de finos muebles y cuadros de los siglos XVII y XVIII, que el afán coleccionista de su padre fue acumulando a lo largo de su vida.
El palacio, de 40 habitaciones y 1.500 metros cuadrados, adquirido por los Bruni Tedeschi en 1952, sólo hace pocos meses dejó de pertenecer a la familia. La madre de Carla, Marisa, lo vendió por casi US$ 13 millones a un jeque árabe, Al Wa-leed al Saud, considerado el decimotercer hombre más rico del mundo.
En los primeros años de infancia de Carla en Italia, la vida parecía perfecta para los Bruni Tedeschi. Pero la creciente violencia política en ese país en los 70 terminó afectándolos. El clan recibió una serie de amenazas de muerte de las Brigadas Rojas, el principal grupo terrorista italiano de izquierda de esos años y Alberto Bruni Tedeschi optó, en 1975, por emigrar. Temía, como el mismo recordó luego, que sus hijas fueran secuestradas. Vendió la empresa familiar a su principal competidora, Pirelli, y se trasladó a Francia, que se convertiría en la segunda patria para Carla, en ese entonces de sólo siete años.
Bruni y su familia se instalaron en París, aunque gran parte del año lo pasaban en una millonaria propiedad que su padre compró frente a la Costa Azul, al sur de Francia, y donde la ex modelo y Sarkozy pasan actualmente sus vacaciones. Allí la ex modelo respiraba arte. La música llenaba el ambiente, porque su padre, además de empresario, era un destacado compositor clásico, y su madre, Marisa Borini, una celebrada pianista de conciertos. En el departamento parisino y, especialmente en la Costa Azul, compartió "cantatas" con Maria Callas, mientras su madre la incentivaba a que hiciera amistad con los hijos de los Grimaldi, Alberto, Carolina y Estefanía de Mónaco. En esos años, además, fue enviada a un exclusivo colegio privado en Suiza. La vida de compositor de ópera de su padre y la carrera de pianista y actriz de su madre los obligaban a viajar por los principales escenarios de música clásica del mundo.
La pequeña Bruni creció creyendo que era la hija biológica del magnate italiano. Sin embargo, tras la muerte de Alberto Bruni Tedeschi su madre le reveló que su verdadero padre era un violinista italiano, nacionalizado brasileño, Maurizio Remmert, con quien había tenido un amorío. Alberto Bruni Tedeschi perdonó a su esposa y cuidó a la ex modelo como si fuera su hija.
VIDAS CRUZADAS
Mientras Bruni tuvo una vida de ensueño en su niñez, Nicolas Sarkozy enfrentó una infancia difícil. Su padre, perteneciente a la pequeña aristocracia húngara, debió dejar su país en 1944 luego de que las tropas soviéticas invadieran Hungría y le expropiaran todas sus propiedades. Fue así como Paul Sarkozy llegó a Francia, donde conoció a la madre del Presidente galo, Andrée Mallah. Pero cuando Sarkozy tenía sólo cuatro años, su padre abandonó a la familia. Las dificultades económicas lo acompañaron durante su infancia, porque su madre tenía que mantenerlo a él y a sus tres hermanos. Eso, según él mismo reconoció, marcó su carácter.
"Lo que me hizo lo que soy ahora fue la suma de todas las humillaciones sufridas en mi infancia", aseguró.
Tras terminar el colegio, el mandatario francés tuvo que trabajar para pagar sus estudios universitarios de abogacía. Bruni, en cambio, ajena a esas dificultades, se instaló definitivamente en París a mediados de los 80, donde comenzó a estudiar Arte y Arquitectura. Pero cuando sólo tenía 19 años abandonó la universidad para dedicarse profesionalmente al modelaje, ante el consejo de su hermano Virginio. Fue así como la ahora primera dama francesa comenzó a forjar su propia fortuna y llegó a ser, en los 90, una de las 20 modelos mejor pagadas del mundo, obteniendo US$ 7,5 millones al año. El mundo artístico en el que crecieron también marcó a sus hermanos: Valeria se dedicó a la actuación y la dirección de cine y su hermano Virginio fue un reputado diseñador hasta su muerte, en 1996.
La vida amorosa de Carla Bruni también estuvo siempre rodeada de glamour. Entre sus parejas hay figuras destacadas del mundo del espectáculo, como el guitarrista Eric Clapton, el actor Kevin Costner y el cantante Mick Jagger. Sus intensas relaciones colaboraron para que la hoy primera dama francesa fuera considerada una suerte de "mujer fatal" por la prensa rosa. Ello, porque el vocalista de los Rolling Stones estaba casado cuando comenzó su amorío con la ex modelo, al igual que su primer esposo, el filósofo Raphael Enthoven. Este último dejó a su mujer para comprometerse con la cantante, con quien tuvo un hijo en 2001, Aurelien. El matrimonio duró poco y la fama de "devoradora de hombres" acompañó a Bruni.
Por su parte, Sarkozy tuvo una vida amorosa sin glamour. Se casó en dos ocasiones y se concentró en su carrera política. Ejerció el cargo de alcalde de Neuilly-sur-Seine hasta 2002, y ese mismo año el ex Presidente Jacques Chirac lo nombró ministro del Interior. Dos años después se transformó en ministro de Economía, Finanzas e Industria y fue escalando poco a poco hasta posicionarse como candidato a la Presidencia. Al mismo tiempo, como si los ingresos del modelaje no fueran suficientes para Bruni, ella decidió seguir la senda musical de sus padres y en 2002 lanzó su primer disco, el que vendió sólo en Europa dos millones de copias. Así, la ex modelo fue sumando y sumando dinero, hasta forjar los US$ 26 millones de su fortuna, los cuales también toman en cuenta las propiedades que posee.
Cinco años después, Sarkozy ganó los comicios presidenciales de 2007 y se transformó en el Jefe de Estado de Francia. Al mismo tiempo, su segundo matrimonio con Cecilia Ciganer se convirtió en un dolor de cabeza para el mandatario tras una infidelidad por parte de ella y su abandono por no soportar la vida política de su marido. Sólo entonces los caminos de la modelo y el presidente francés se cruzaron. A pesar de sus diferencias ideológicas (Bruni se declaraba progresita y él conservador), el flechazo fue fulminante, según revelaron sus cercanos. Tanto así, que semanas después se casaron. Ambos pactaron un acuerdo pre nupcial que establece que en caso de divorcio cada uno se quedará sólo con su dinero, en vez de repartirse 50%-50% sus fortunas.