Están nerviosos. Porque tras varios años de experiencia organizando recitales y lidiando con algunos de los más temperamentales músicos del planeta, los productores de la próxima visita de Jennifer Lopez a Chile (el jueves y viernes próximo junto a su marido, Marc Anthony, en Casino Monticello) nunca estuvieron tan poco informados sobre las peticiones de una artista conocida por su divismo y sus particulares exigencias. Casi en broma, dicen que va a ser "más difícil que Madonna" y están a la espera de un equipo de avanzada que llegará a Santiago recién mañana y que en terreno dejará caer las condiciones que requiere la popular cantante y actriz neoyorquina que se presentará por primera vez en Chile.

De entrada ya hay un tema en suspenso: a pesar del entusiasta anuncio de los dueños de la casa de juegos de que la recibirán en su ampulosa suite presidencial (la habitacion 601 de su recién inaugurado hotel), los productores en Santiago no descartan que el equipo de la diva pueda desechar esa opción y decida quedarse en un hotel tipo Hyatt. No es el único plan de contingencia. A pesar de que preliminarmente se había anunciado que la pareja arribaría en vuelo privado el miércoles 16, un día antes del show, hoy no se descarta que lo haga el mismo día del primer concierto en el que, ya se aclaró, sólo cantará dos canciones.

Hasta ahora se han topado con no pocas exigencias: JLo viene con un equipo personal de cinco personas (su peluquero y maquillador, entre ellos) y no dará conferencia de prensa. Pide seguridad 24 horas al día y trascendió que esos guardias alojarán en una habitación contigua a la que ocupe la cantante. El resto es un total suspenso, pero el registro de sus pedidos históricos tiene a más de alguno preparado para correr la semana entera.

LA OBSESION POR EL BLANCO
Desde comienzos de su carrera que JLo es consignada por su divismo. Conocidas son sus exigencias, por ejemplo, respecto de los hoteles. Las habitaciones tienen que estar completamente pintadas de blanco (además de todos los accesorios del mismo color) y con olor a gardenias. La artista también llamada JLo, se molesta si encuentra en su pieza de hotel dulces o bebidas que pudieran tentarla. En un reciente paso por un hotel londinense, López pidió agua mineral francesa, lirios y rosas blancas y velas aromáticas de la famosa línea de estética de Jo Malone. En su lista de alimentos, en tanto, siempre aparecen el pan cubano, mango, uvas sin pepas, melón dulce y selección de distintos tipos de carnes y de quesos franceses.

La obsesión por el blanco también llega al sector de camarines: paredes y mobiliario de ese color, además de lámparas que la hagan "ver bonita", como especificó en una lista de tres páginas que envió para un show en Los Angeles en 2007. Más reciente fue el desembarco de la diva en Colombia, en enero pasado, acompañando a su marido en un concierto en Cartagena de Indias. En esa oportunidad, la pareja viajó con sus mellizos -Max y Emme- y pidieron a la organización local diez coches blindados, cuatro niñeras, cuatro asistentes de niñeras, un cocinero de confianza y una planta completa de hotel. Los Anthony-Lopez también detallaron que querían niñeras bilingües y con carrera universitaria. Durante ese paso, pidió que le cerraran un mall de la ciudad para comprar a solas.

En 2006, la pareja visitó Panamá, donde también se revelaron detalles bien particulares. Se hizo un casting con 40 choferes para escoger a los diez que tendrían la posibilidad de conducir a la pareja. Dentro de un rango de exigencia razonables (buena apariencia, experiencia en el rubro), se les explicó que no debían mirar a JLo a los ojos ni saludar, a menos que ella lo hiciera. Algo parecido a lo de Madonna cuando visitó Chile en diciembre del año pasado. Una comparación nada de descabellada.