Hace 70 años, el líder de las SS-Waffen y arquitecto de la "solución final", Heinrich Himmler se quitó la vida luego de ser capturado por tropas aliadas, tras la derrota alemana.

Uno de los mayores líderes nazis, que encabezó el grupo más fanático y sanguinario del Tercer Reich, tragó una cápsula de cianuro mientras permanecía prisionero.

Tras su muerte, su hija Gudrun Himmler, quien luego adoptaría el apellido de casada Burwitz, se transformó en defensora del nazismo.

Gudrun, quien ahora tiene 85 años, no duda en calificar sus años bajo la dictadura nazi como "tiempos maravillosos", donde era conocida como la "Princesa de Alemana" por sus rasgos arios y el apodo que le tenia su padre ("Princesa").

Pero Burwitz no sólo se ha limitado a añorar el Tercer Reich y defender la ideología nazi, sino que también ha desarrollado una férrea defensa de la figura de su padre, afirmando que ha sido demonizado por los "enemigos de Alemania" y que no se suicidó, sino que fue asesinado.

La hija de Himmler también ha liderado campañas para costear defensas judiciales de ex nazis y ha trabajado por encubrir y proteger a antiguos funcionarios de las SS, ganándose la adoración de los grupos de extrema derecha junto con el apoyo de "madrina" de los neonazis.

En una reportaje del Daily Mail, un especialista de la inteligencia alemana, encargado de monitorear a los grupos pronazis, califica a Burwitz como "una verdadera creyente del nazismo, y como todo fanático, es peligrosa".