Alemania y Chile, selecciones de pergaminos, con jugadores de clase mundial, disputarán un esperado amistoso el próximo 5 de marzo, en Stuttgart, preparándose para el Mundial de Brasil.
Pero el duelo tiene una historia triste, oscura, que se remonta al año 2009, cuando ambos equipos se preparaban para asistir a la Copa del Mundo de Sudáfrica, en 2010.
Con el argentino Marcelo Bielsa al frente del cuerpo técnico, "la Roja" venía en alza, y estaba lista para medir fuerzas con una selección de jerarquía, y ver qué tan alto podría llegar en la cita mundial.
Pero una noticia trágica, fatídica e inesperada derivó, con razón, en la suspensión del esperado compromiso: el portero Robert Enke, seleccionado alemán de 32 años y quien estaba dentro de los considerados para asistir a Sudáfrica 2010, decidió quitarse la vida.
El 10 de noviembre de 2009, en las vísperas del partido entre Alemania y Chile, el guardameta decidió arrojarse a las vías del tren para terminar con su vida.
El dramático suceso fue un golpe demasiado duro para dirigentes, periodistas, técnicos y obviamente jugadores. Michael Ballack, capitán de los germanos, y amigo de Enke, estaba destrozado. Y en pocos días más, en la ciudad de Colonia, debían enfrentar a Chile.
Ante la dolorosa situación, se decidió que el partido -pactado para el sábado 14 de noviembre de 2009-, no se disputara. Y la Federación Alemana de Fútbol (DFB) pidió comprensión a su par chilena: "Los jugadores necesitan tiempo para recuperarse de la muerte del jugador", se excusó entonces el presidente de la federación teutoma, Theo Zwanziger.
La conmoción fue tal, que miles de hinchas repletaron de flores y velas el AWD-Arena, estadio de Hannover 96, su último equipo. La canciller Angela Merkel fue la encargada de dar condolencias a su familia.
"Un dolor psicológico insoportable"
Robert Enke lo tenía todo: familia, éxito, talento. Pero la severa depresión que sufría fue más fuerte que él y su dura determinación, dejó en el fútbol germano un vacío que aún no se llena.
El día del suicidio le dijo a su esposa que "volvería tarde" a su casa. Conocía a la perfección los horarios del tren. A las 18.15 horas, puso fin a su pesadilla.
El libro "Una vida demasiado corta", del periodista y escritor alemán, Ronald Reng entrega detalles de un suceso que hasta hoy, es inexplicable para los germanos.
Allí se detalla que el meta sufría "un dolor psicológico insoportable" principalmente por la inesperada muerte de su hija, de sólo dos años, quien sufría un defecto de nacimiento en el corazón. Fue en el año 2006.
Pero también da a conocer que tenía problemas de confianza, que "se autoinculpaba de forma exagerada" y que "le asustaban los partidos". Nunca tuvo un inconveniente con un compañero. Sus dilemas eran con él mismo.
"Robert era frío, pero tenía el aura de las buenas personas. Cuando lo vi por primera vez en un entrenamiento supe que era ágil y con buenos reflejos", señala Víctor Valdés, quien lo tuvo de compañero en Barcelona.
Su carrera comenzó en el modesto FC Carl Zeiss, pero sus excelentes condiciones bajo los tres tubos lo llevaron a pasar por Monchengladbach, Benfica, Barcelona, Fenerbahçe, Tenerife y Hannover 96.
De hecho, fue el actual técnico de Chelsea, José Mourinho quien lo recomendó en Barcelona, para que le ficharan.
Al final, en su último viaje también pasó por un estadio. En el reducto de Hannover 96, equipo en el que fue capitán y junto a su esposa Theresa, compañeros de profesión y amigos, su féretro ingresó a un recinto emocionado como nunca, con 50.000 hinchas que en silencio, lo despidieron. Poco después, fue enterrado junto a Lara, su hija.