Hace dos días, las autoridades dieron a conocer públicamente una nómina con 132 nombres de personas que eran buscadas por presunta desgracia tras los aluviones que azolaron el norte del país. Esto provocó que muchas personas se enteraran que eran rastreadas por familiares, posibilitando el reencuentro de alguno de ellos.
De hecho, la lista fue depurada por Carabineros y la PDI -entidades donde se realizan las denuncias de presunta desgracia- y la cifra de desaparecidos disminuyó a 110.
"Es una buena noticia (…). Significa que hay personas que no estaban ubicables por la familia, pero no estaban desaparecidas", comenta el intendente de Atacama, Miguel Vargas. "Al ver la lista, la gente que aparecía ahí, y al encontrarse en otro lugar, tuvo que haberse comunicado con sus familiares y posteriormente a la PDI y Carabineros", agrega.
Uno de estos casos es el de Carlos Burgos, que luego de dos semanas, se enteró que era uno de los buscados. "Estábamos en la casa cuando llegó un canal de televisión y dijeron que el nombre de mi padrastro estaba en la lista de desaparecidos, pero él nunca estuvo perdido", dice su hijastro Frei Altamirano.
Según relata Altamirano, la mamá de Burgos, que vive en Santiago, no logró comunicarse con él luego del aluvión y dio aviso a Carabineros de que su hijo había desaparecido. Inmediatamente después de la llegada del canal de televisión, fueron a dar aviso a Carabineros para que lo sacaran de la nómina.
Desde la montaña
Otro caso es el de Ramón Olivares, habitante de la comuna de Alto del Carmen, que fue dado como desaparecido por su pareja, Yajaira Rojas, quien fue a Carabineros a presentar la denuncia. "Ese día fui a ayudar a mis suegros, que estaban en el campo cuando pasó todo. Dos días después, tomé la determinación de ir a buscarlos", señala. Olivares, junto a un grupo de conocidos, decidieron ir a una quebrada precordillerana donde la familia de su pareja tiene ganado, cerca del campamento El Morro. Ahí, el grupo prometió que bajarían todos juntos, ante la dificultad de iniciar el regreso entre los caminos cortados, y considerando que había gente de la tercera edad. "Finalmente volvimos antes de ayer, a las siete de la mañana, y nos dijeron que pasáramos por Carabineros, porque aparecíamos como desaparecidos", comenta. "Fue bonito volver a encontrarse con la gente, con mi pareja. Todos nos preguntaban qué había pasado", añade.
Aunque no apareció en la lista publicada el miércoles, Olga Donoso también era buscada por su familia. Tras el aluvión, estuvo deambulando sola por las calles de Chañaral hasta que un matrimonio la acogió en su casa. Su familia, que es de Copiapó, no pudo contactarse con ella en días por lo que decidieron ir en su búsqueda, pero nunca la encontraron.
"Mi hija, mi primo y varias personas más viajaron de Copiapó para saber de mí, pero cuando llegaron no me encontraron y mis vecinos tampoco sabían dónde estaba. Entonces ellos llamaron a Carabineros. Yo no tengo idea si habían denunciado o no", relata Donoso. Después de cuatro días, pudo realizar una llamada telefónica a su familia y les informó que estaba a salvo.
Dolores Zamora sonríe al contar la historia de su cuñado, Nibaldo Ramos, quien supuestamente estaba en su casa el día del aluvión. "Cuando nos dimos cuenta que el río se había llevado su casa por completo, pensamos que él estaba ahí dentro. Mi hija dejó una denuncia en la PDI", cuenta Zamora.
Tres días después, cuando la angustia crecía, se enteraron que el día de las lluvias Ramos había viajado a El Salvador para visitar al doctor.