Julio Humberto Grondona marcó una era en el balompié trasandino. Reconocido hincha de Independiente de Avellaneda, fundó su propio club, Arsenal de Sarandí, y fue mandamás de ambos clubes. Llegó a la presidencia de la Asociación de Argentina de Fútbol en 1979 tras ser designado en el cargo, durante la dictadura del vecino país, por Carlos Lacoste. A sus 82 años, además de la testera de la AFA, el empresario ferretero era, además, vicepresidente de la FIFA, ocupando la Presidencia de la Comisión de Finanzas y el Consejo de Mercadotecnia y Televisión de la entidad.

Nació en Buenos Aires, un 18 de septiembre de 1931, comenzando su carrera dirigencial al fundar, el 11 de enero de 1956, junto a otros dirigentes, el Arsenal Fútbol Club, ubicado en la localidad de Sarandí. Ocupó su presidencia durante casi veinte años, entre 1957 y 1976. Dejó el cargo para convertirse en el mandamás del Club Atlético Independiente, donde consiguió los títulos de campeón en 1977 y 1978. Luego, la dictadura militar argentina lo escoge para liderar los destinos de ese deporte.

Fueron 35 años, 3 meses, y 24 días los que se extendió la presidencia de Julio Grondona en la AFA, durante la cual consiguió el segundo título mundial en México 1986, dos subcampeonatos en Italia 1990 y Brasil 2014, seis títulos mundiales juveniles (1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007), una Copa Confederaciones (1992), dos Copas América (1991 y 1993), dos medallas olímpicas de oro (2004 y 2008) y una de plata (1996) y dos títulos panamericanos (1995 y 2003).

Como adolescente fue media punta en las divisiones juveniles de River Plate. Más tarde estudió en la Universidad del Salvador de Buenos Aires, y en la Facultad de Ingeniería en La Plata.

Tras el fallecimiento de su padre, abandonó los estudios a los 24 años para hacerse cargo, como el mayor de seis hermanos, de la empresa familiar Lombardi-Grondona S.A., dedicada a la comercialización de materiales para la construcción en Avellaneda, al sur de la capital argentina.

Allí conoció a la empleada Nélida Pariani, con la que se casó y tuvo tres hijos: Liliana, Humberto y Julio, quienes le dieron seis nietos. El 16 de junio de 2012 falleció la que definió como la "gran compañera de su vida". Tras su fallecimiento, el dirigente dejó de usar un anillo que era un clásico de Grondona que tenía la leyenda "Todo pasa". La muerte de su esposa, en este caso, no terminaba de pasar.

Su campaña como dirigente de Independiente comenzó en 1962, cuando fue convocado para presidir la subcomisión de fútbol profesional. En esa función consiguió los títulos de campeón de primera división de 1963, las Copas Libertadores de América de 1964 y 1965, y el nacional de 1967. En 1970, tras la derrota de la Lista Roja en las elecciones del club, se aleja de la institución, para retornar a la misma en 1976, tras imponerse en las urnas al oficialista José Epelbóim.

Su trayectoria no estuvo exento de polémicas. A los múltiples entredichos y enemistades y reconciliaciones con Diego Armando Maradona, se suman una larga lista de controversias.

En 1969, siendo presidente de Arsenal de Sarandí, fue suspendido por la AFA con un año de castigo para ejercer como dirigente, tras agredir a un árbitro, lo que le impidió presentarse como candidato a presidente de Independiente en las elecciones de 1970. Grondona, por entonces, era simultáneamente presidente de Arsenal y de la subcomisión de fútbol profesional de Independiente.

Nada lo endureció más en la vida, según admitió, que el secuestro de su hijo Humberto, en 1973, a la salida de un entrenamiento de Arsenal. Durante nueve días se encargó de negociar con los secuestradores el pago del rescate y la liberación.

Su vínculo político con el partido Radical le llevó a ser tentado por Raúl Alfonsín para ser alcalde de Avellaneda, candidatura que no aceptó, finalmente. Además, siempre renegó de su vínculo con la dictadura militar. "A mí me eligieron los clubes, no el almirante (Alberto) Lacoste", dijo al intentar defenderse de quienes lo señalaban como un instrumento del gobierno militar que por entonces encabezaba Jorge Rafael Videla.

En 1988, año en el que ocupaba también un importante cargo en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) fue designado vicepresidente de la FIFA, entidad en la que encabezó hasta hoy la Comisión de Finanzas, además del Consejo de Mercadotecnia y Televisión.

En la FIFA escaló al ganarse la confianza y la consideración del expresidente Joao Havelange y del actual titular, Joseph Blatter, quienes siempre han manifestado su aprecio por Grondona debido a sus "cualidades de un hombre consecuente, responsable y prudente".

En 2003 se inició una polémica cuando se le preguntó por qué no hay árbitros judíos, y respondió que "los judíos no llegan a ser árbitros de primera división en la Argentina porque el mundo del fútbol es algo difícil, trabajoso, y a los judíos no les gustan las cosas difíciles". Se iniciaron causas penales por injurias agravadas y violación de la ley discriminatoria, que luego fueron archivadas. El periodista que le hizo la pregunta, Ramiro Sánchez Ordóñez, fue despedido y no volvió a aparecer en los medios.

En las provincias, en tanto, Grondona era sumamente impopular, pues se lo considera responsable de perpetuar un sistema de torneos que beneficia a los clubes de Buenos Aires.

En 2010, ante el reclamo de los clubes que juegan el Torneo Argentino A, la segunda división, pidiendo un aumento del presupuesto para hacer frente a los altos costos que requiere dicho torneo, la respuesta de Grondona fue: "A mí no me importa un carajo si ustedes juegan o no; ya eché a Maradona y no tendría problemas con ustedes".

Según palabras del propio Grondona "El Argentino C (cuarta división) es un torneo de potrero (barrio) organizado", haciendo referencia al torneo en el que participan clubes de provincia argentina.

Un ex presidente de Independiente, Andrés Ducatenzeiler, afirmó que hizo un "pacto de caballeros" para que lo dirijan árbitros de ambos colegios existentes en Argentina al verse amenazado por el descenso, y una supuesta digitación desde la AFA para que eso suceda. Años después, entre otras cosas diría: "Los clubes que no pactan con Grondona terminan fundidos".

Según lo dicho por el presidente rojo de 2002, Grondona siguió adelante con lo acordado hasta que faltando tres fechas para finalización del campeonato, con Independiente ya fuera de peligro de descenso, se vuelven a reunir y le dice que los últimos tres árbitros lo designará él. En ese mismo momento se produce la ruptura entre ambos personajes, el club de Avellaneda lograría el campeonato y poco tiempo después, luego de que un medio trasandino publicó en primera plana que dicho campeonato fue arreglado, Ducatenzeiler fue a juicio contra el diario y la AFA, del cual salió airoso, pero sin repercusión en los medios respecto a la toma de decisiones en la asociación argentina y el papel de Grondona en ellas.

A finales de 2011 el empresario Carlos Ávila, cabeza de Torneos y Competencias, promovió una denuncia contra Grondona, por presunta "administración fraudulenta" y "lavado de dinero". En la causa se incluyen diversas pruebas y una cámara oculta que compromete a Grondona y amenaza de muerte al periodista Alejandro Fantino.

"No estoy acostumbrado a dar un paso al costado. Mientras me dé la salud, seguiré como presidente de la AFA. Si es posible saldré con los pies para adelante", afirmó en reiteradas oportunidades al referirse a su sillón presidencial en la"casa del fútbol", de la calle Viamonte, ubicada en el centro de Buenos Aires.

Así, en medio de permanentes polémicas respecto de la probidad del fallecido ferretero, Grondona muere a los 82 años, justo después de haber conseguido su segundo subcampeonato mundial en Brasil, que se suma al de Italia 1990. Con muchas acusaciones de corrupción nunca comprobadas y, en general, archivadas por la justicia en su momento, mientras seguía siendo permanentemente reelegido por los presidentes de los clubes del fútbol argentino a quienes, seguramente, satisfacía la gestión de quien fuera cabeza de la AFA por 35 años.