La historia del hijo de minero que descubrió el oro

Con 56 años, el tirador Manuel Sánchez es el deportista chileno más longevo en ganar una medalla dorada en los Odesur 2014.




Fiesta de la Pampilla de 1975. Un grupo de niños ve como un joven de 17 años dispara a los patos en uno de los concursos de tiro de la fiesta. Los animales de lata caen uno tras otro, y los premios se van acumulando junto al tirador. Treinta y nueve años después, ese mismo tipo, ya no tan adolescente, se cuelga la medalla de oro en los Odesur, luego de ganar los 50 metros en pistola libre en el Polígono de Pudahuel. Se llama Manuel Sánchez y con 56 años se convierte en el chileno más longevo en adjudicarse una presea dorada en estos Juegos.

Nacido en Sewell, a 64 kilómetros de Rancagua, este hijo de mineros asegura que ese día en la Pampilla lo definiría para siempre. "Cuando estaba disparando a los patos, apareció un tipo que me comentó que tenía buena puntería. Al día siguiente, me llevó a un polígono de tiro", recuerda Sánchez.

Ahí se dio cuenta de que había encontrado lo que le apasionaba: "Lo vi y me encantó de inmediato", dice. El momento aún está fresco en la memoria. "Recuerdo que me dieron 11 balas aquella vez. Con cada tiro aparecía una bandera chilena, pensaba que estaba fallando, por lo que al último tiro me corrí y disparé, salió una bandera blanca. Sin darme cuenta, llevaba 10 tiros perfectos seguidos. Después  de eso no me soltaron más", cuenta Sánchez, quien al principio de su etapa como deportista utilizaba el rifle, pero sus amigos, apelando al casi siempre efectivo asunto de la virilidad, lo llevaron a modificar el arma: "Me decían que la pistola era para hombres, así es que terminé cambiando. Además, la ropa es cómoda con pistola, una polera, unos shorts y nada más", dice entre risas.

Tras titularse como profesor de artes plásticas en la Universidad de La Serena, en 1983, Sánchez volvería a Rancagua para ejercer como maestro hasta que en 1990, una promesa a sus hijas, hizo que volviera a Coquimbo junto a ellas y su esposa María Teresa, a la que conoció en un centro de tiro: "Ellas me decían que si me encontraban trabajo, volveríamos y eso pasó. Renuncié a los tres colegios de Rancagua y cumplí con mis hijas; María Teresa, que ahora tiene 29 y Angela, de 27".

A sus 56 años, Manuel se está dedicando 100% al tiro al blanco, forzado por las circunstancias. "Tras volver de los Odesur de Medellín el 2010 (en donde logró medalla de plata), me echaron de la constructora en la que trabajaba. De hecho, fue mi propia señora la que me lo notificó, porque trabaja ahí", recuerda, entre risas, Sánchez, quien además fue sexto en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y ha sido 17 veces campeón nacional.

Debido a sus logros, Sánchez -quien es miembro del club Manuel Rodríguez de La Serena- asegura que los años no son un parámetro para decidir si alguien puede competir o no. "Este deporte no tiene límites de edad ni de nada. Una vez un sicólogo me dijo que estaba viejo para esto y me dolió hasta el alma. Ahora los que piensan que los viejitos no pueden hacer nada se equivocan, porque el campeón soy yo", dice.

Una medalla con dedicatoria

Uno de los episodios más dolorosos para Manuel fue la pérdida de su hijo de cinco años, Benjamín. "El tendría ahora 23 años. Yo soy muy católico y a mí una vez un cura me dijo que teníamos un ángel en la casa, y que estos solo duraban cinco años (...) Un día él se enfermó y nunca supimos bien qué fue lo que le ocurrió", asegura, agregando que el dolor es algo con lo que ha aprendido a lidiar.

"Duele mucho, se sufre, pero hay que saberlo aguantar, me acuerdo de él y me duele, pero he aprendido a llevarlo. Aprendí a estar con él siempre, donde sea. Este triunfo va dedicado a él", asegura.

Tras su medalla, Sánchez espera que llegue el apoyo que necesita para su carrera: "Creo que a estas alturas merezco más cosas. Yo siempre voy a jugar a ganador".

Quiere seguir en la actividad unos seis o siete años más, para luego ser entrenador. "Tengo pasta para eso y quiero seguir ligado a la actividad".

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