El santo de Bailovo camina todos los días cerca de 10 kilómetros para llegar al centro de Sofía, capital de Bulgaria, donde se dedica a pedir dinero a los transeúntes. Dobri Dobrev, como realmente se llama este anciano de 99 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial, quien decidió despojarse de todos sus bienes materiales y donar su dinero a la iglesia católica ortodoxa de la ciudad.

Este búlgaro de casi un siglo de edad logró recolectar más de 54 mil dólares a lo largo de su vida, entre las donaciones que recibe de las personas que le dan limosnas en la calle y de la pensión que le entrega el Estado por su calidad de veterano de guerra, que no supera los 100 dólares, que luego entregó a los sacerdotes para que repararan la iglesia y ayudaran a niños sin padres.

Según un usuario de Reddit que asegura conocer a Dobri, el mendigo le contó que "hizo algo muy malo" en el pasado, y por esto decidió vivir de esta manera, buscando perdón por sus pecados. En la ciudad de Sofía nadie lo considera un verdadero mendigo, sino más un santo, ya que su principal dedicación es para los huérfanos locales y la restauración de la iglesia.

Entre la población cristina ortodoxa de Bulgaria, el papá Dobri, como le dicen, es un icono de entrega y ayuda, tanto así que en 2013 salió como

la "personalidad de las noticias" y personaje de caridad según el medio búlgaro Novinite

y además, tiene

.

Dobrev sirvió a su país durante los enfrentamientos de la Segunda Guerra Mundial, y un proyectil estalló cerca de la trinchera en la que se encontraba refugiado. Luego de este accidente el santo de Bailovo perdió casi por completo su audición.

En 1914 nació Dobri Dobrev en el pueblo de Bailovo, en el sector este de Bulgaria, el mismo año que comenzó la Primera Guerra Mundial, enfrentamiento que terminó con la vida de su padre, por lo que debió ser criado solamente por su madre.

Su primera donación fue hace cuatro años cuando le entregó a la iglesia cerca de 30 millones de pesos para realizar mejoras en la infraestructura. Desde entonces también utiliza el dinero recaudado a través de lo que recauda en la calle para pagar las cuentas de los huérfanos.