Su imagen angelical de ojos azules, cabello rubio y rasgos arios fue parte de panfletos, postales y revistas relacionadas a la propaganza nazi, en su mayoría dedicadas a mostrar la imagen de Adolf Hitler como una persona amable con los niños.
Gerhard Bartels conoció a Hitler poco antes que estallara la Segunda Guerra Mundial, cuando apenas tenía cuatro años. El Führer acostumbraba a visitar un hotel situado a un costado de la casa de huéspedes de sus padres, y su tío, Isidor Weiss, había sido su sargento durante el primer conflicto bélico.
Ocho décadas después, cuenta cómo sus encuentros se fueron haciendo más habituales, y la forma en que pudo conocer de cerca su carácter.
Corría 1936 cuando por primera vez sus padres le ordenaron vestirse con sus mejores ropas, porque "iba a cumplir con el Führer".
"El día que iba a ver a Hitler no se me permitía jugar con los otros niños porque podía ensuciar mi ropa", aseguró.
Heinrich Hoffmann, el fotógrafo personal de Hitler, capturó las imágenes que posteriormente serían utilizadas en promover la propaganda nazi para la adopción de niños arios. Sin embargo, Bartels no se encontraba cómodo: "No me gustaba, sólo quería estar con los otros niños", afirmó.
"Era un gángster", cuenta. "Los nazis me usaron para su propaganda y estaba acostumbrado al show montado para que Hitler mostrara su amor por los niños".
Aún así, Hitler no era el único. "Todos los dictadores hicieron lo mismo, de Mussolini a Stalin. Fui elegido porque calzaba en la imagen de un niño ario", asevera.
Bartels, quien aún trabaja en el hotel, asegura que desafió las instrucciones para saludar a Hitler con las palabras habituales (Heil Mein Führer) porque incluso a una edad tan temprana, sabía que estaba siendo manipulado.
"Estaba feliz de ser fotografiado, porque pensé que iba a tener una gran rebanada de pastel de manzana", cuenta. "Pero 80 años después, todavía estoy esperando el pastel".
Fuente: Daily Mail