Una gigantesca estatua dorada del presidente de Turkmenistán, Gurbangulí Berdimujammédov, fue erigida en Ashjabad, capital de esa república centroasiática limítrofe con Irán y Afganistán.

"¡Gloria a Arkadag!", corearon estudiantes asistentes a la ceremonia en referencia a Berdimujammédov, conocido como "El protector" entre los ciudadanos de la conocida como "República del gas" por sus ingentes recursos de ese hidrocarburo, según informaron medios rusos.

La estatua ecuestre, que junto al pedestal de mármol blanco alcanza una altura de 21 metros, muestra a Berdimujammédov con una paloma en la mano y recuerda a la famosa estatua de bronce de Pedro I El Grande de San Petersburgo.

Bañada en oro de 24 quilates, a la inauguración de la estatua asistieron miles de personas. El mandatario turkmeno llegó al poder tras la muerte en 2006 de Saparmurat Niyázov.

Cuando asumió la Presidencia, Berdimujammédov, dentista de formación, prometió que acabaría con la costumbre de idolatrar las estatuas doradas de Niyázov e incluso ordenó el traslado de la mayor de ellas a las afueras de la capital.

Tampoco ha cumplido sus promesas de reforma política y apertura informativa, ya que Turkmenistán es considerado uno de los país más aislados y autoritarios.

Bañado por el mar Caspio y con una de las mayores reservas de gas del planeta, que suministra a China, Rusia e Irán, esta antigua república soviética es un país desértico en un 80 por ciento de su territorio.